Psicoestimulantes vs conducción

Los psicoestimulantes como la cocaína y anfetaminas (speed, extasis…) actúan sobre el sistema nervioso central (SNC) produciendo: euforia, hiperactividad, sentimiento de poder y fuerza, disminución de la sensación de fatiga, insomnio, anulación del autocontrol y autocrítica.

Muy adictivas por la tolerancia del organismo a las primeras dosis, producen taquicardias, reducción de reflejos, inhibiciones, incremento de la temperatura corporal y riesgo de deshidratación, de ahí la compulsión a tomar agua de quienes usan esta sustancia. ¿Pero qué efectos se producen si se está conduciendo un vehículo?

Paranoias persecutorias: aumentando la velocidad de manejo.

Euforia y emotividad: afecta la concentración y la atención. Toma precipitada de decisiones, pérdida de la paciencia, acoso y agresividad, irritabilidad, facilidad para pasar a la acción y a la violencia.

Alteraciones perceptivas: al producir una mayor sensibilidad a la luz, causa dificultades de acomodación visual y visión borrosa. Dificultad en mantener la coordinación motora, valoración errónea de las distancias y de la información percibida por los sentidos.

Sensación de flotación y de ligereza corporal: producto de los efectos analgésicos y anestésicos.

Aplicado a la conducción esto se puede traducir: en conducir con excesiva velocidad; no respetar las normas de tráfico, ni señalización; acosar a los otros conductores sin respetar las distancias; excesiva autoconfianza, sin valorar el riesgo; conducir cansado, sin percibir la sensación de fatiga, con lo que se puede precipitar errores fatales.

Uno de los estudios que prueba la relación entre accidentes de tráfico y consumo de drogas se publicó, en 1995, en el prestigioso New England Journal of Medicine. Expertos de la Universidad de Cornell en Nueva York analizaron todos los casos de traumas fatales que tuvo la ciudad de los rascacielos en un año. Los resultados del trabajo han llamado la atención en muchos foros.

En el 26,7% de los fallecidos por accidente o trauma se constató la presencia de cocaína. En el 9,3% de los accidentes de tráfico mortales, había cocaína en los cadáveres. El consumo de cocaína, por tanto, está asociado, al menos en Nueva Cork, con una proporción muy sustancial de las muertes de los adultos jóvenes.

Autor: Mario

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