Los riesgos de conducir con sueño

Es cierto que la somnolencia no se detecta en el soplado, pero nos hace actuar igual que con una elevada tasa de alcohol en sangre. Se calcula que el sueño es responsable del 15 al 30% de los accidentes. Provoca casi el mismo número de muertos que el alcohol. En una encuesta realizada a conductores, el 30% confesó que más de una vez había dado cabezadas al volante y el casi el 4% había sufrido algún accidente por quedarse dormido.

Tenemos un ritmo circadiano (palabra que significa “cerca de un día”) que regula las fases de vigilia y sueño. Queramos o no, nuestro reloj biológico se ocupa de activar o ralentizar las funciones fisiológicas y bioquímicas. Nuestra temperatura corporal, la presión sanguínea, la secreción hormonal… se modifican durante determinadas horas al día para inducir al descanso. Hay dos picos cada 24 horas en los que desciende el nivel de alerta y concentración, y estos momentos coinciden con la madrugada y la siesta.

Efectos del sueño sobre la conducción

El sueño se encuentra entre las primeras causas de accidentes de tránsito con víctimas. Tiene efectos devastadores y es difícilmente evitable. Podemos hacer por retrasarlo, pero sufriremos una grave merma en nuestras capacidades y, si no ponemos remedio (el único conocido es dormir), acabará por vencernos. Antes de caer rendidos, el verdadero peligro son los microsueños, esos períodos brevísimos de sueño causados por un cansancio extremo y que bastan para provocar un grave accidente.

Estos son algunos efectos del sueño

Disminuye la agudeza visual
Incrementa el tiempo de reacción ante un imprevisto
Impide la concentración
Aumenta el mal humor y la conducción agresiva
Facilita la distracción
Altera el raciocinio y el buen juicio
Reduce la atención
Cambia la percepción de las distancias, la velocidad, etc.
Baja la tolerancia a la luz
Provoca movimientos bruscos

Los que tienen más riesgo

En circunstancias tranquilas, algo rutinarias o que no requieren actividad, como puede ser asistir a una clase, ver una película o conducir, es normal que aparezca somnolencia si no hemos descansado lo suficiente. Nos puede pasar a todos, pero hay colectivos que sufren más ataques de sueño al volante:

Los jóvenes. Puede que sea injusto aplicar el mismo rasero a todos, pero, en general, se considera que duermen menos y se van más de juerga.

Los trabajadores por turnos. Su ritmo circadiano se altera a menudo, por lo que tienen menos capacidad de rendimiento, tanto por el día como por la noche, y sufren un mayor número de accidentes de todo tipo.

Los que tienen patologías relacionadas con el sueño. Apnea, insomnio, ronquidos…, existen cerca de 80 enfermedades distintas que provocan un descanso insuficiente o de mala calidad, lo que lleva a sufrir somnolencia diurna. La mayoría de estas personas ni siquiera saben que padecen trastornos del sueño.

Los que conducen en horarios peligrosos. De madrugada, entre las 2 y las 6 h, y por la tarde, en el periodo tradicional de la siesta, de 14 a 17 h.

Los que viajan solos. Ir acompañado suele ser más entretenido, permite conversar, reír, tener apoyo, etc.

Los alérgicos o con otros problemas de salud. Las personas que se medican con antihistamínicos, antidepresivos y otros medicamentos deben consultar con su médico antes de conducir.

Los que padecen estrés. Quienes sufren jornadas de trabajo agotadoras tienen seis veces más probabilidades de quedarse dormidos al volante.

Síntomas que no debemos pasar por alto

Aunque parezca extraño, algunas personas no saben reconocer los síntomas del sueño. Dormirse apenas un segundo puede resultar fatal. Por eso es muy importante reconocer a tiempo los indicios de somnolencia. Si tenemos dudas, conviene preguntarse:

¿Podemos recordar lo que ha pasado en los últimos minutos, el trazado de la vía, las señales, etc.?
¿Hemos acelerado o reducido la velocidad sin ningún motivo aparente?
¿Bostezamos en cadena?
¿Nos hemos sorprendido demasiado cerca del coche que nos precedía?
¿Nos hemos salido un poco de nuestro carril sin querer?
¿Tenemos dificultad para enfocar la vista o mantener los ojos bien abiertos?
¿Parpadeamos mucho, apretamos los ojos, los notamos secos, vemos borroso…?
¿Tenemos pensamientos incoherentes o raros?
¿Nos pasamos las señales o no las vemos?
¿Estamos inquietos, nerviosos, con tensión muscular?
¿Nos sobresaltan los ruidos?
¿Nos cuesta llevar la cabeza erguida?
¿No podemos concentrarnos?
¿Oímos zumbidos?

¿Qué hacer en caso de somnolencia?

Lo único efectivo: dormir.

Si es de noche, busquemos un lugar para alojarnos. Perder el tiempo es mejor que jugársela, llegar tarde es preferible a no llegar. La mayoría de las veces, cuando el sueño amenaza, resulta imposible vencerlo y basta una décima de segundo para salirse de la carretera o chocarse.
Si es de día, salgamos de la carretera, pongámonos cómodos y echemos una siesta breve. 15 ó 20 minutos pueden ser suficientes. Eso no es un retraso insoportable a cambio de ganar toda una vida.

Dicho esto, hay algunos consejos que pueden intentarse para prevenir la somnolencia.

Consejos para no dormir

Ya hemos dicho que lo único que combate el sueño es dormir. Ese es nuestro encarecido consejo. Aparte damos otros, pero ninguno de probada eficacia:

Es importante dormir lo suficiente la noche anterior a salir de viaje. Si no ha sido posible, tratemos, al menos, de echarnos una siesta antes de ponernos en carretera.
Procuremos viajar en el mismo horario en el que solemos mantenernos activos; es decir, si nuestra costumbre es levantarnos a las 8 de la mañana, no iniciemos un viaje a las 5 de la madrugada; o si solemos acostarnos a las 12 de la noche, no prolonguemos el trayecto más allá de esta hora.
Las personas que están acostumbradas a dormir la siesta, deben evitar viajar en esas horas, porque les resultará muy difícil resistir la somnolencia.
Hagamos paradas cada dos horas o dos y media. La atención disminuye cuando pasamos mucho tiempo al volante. Los conductores profesionales tienen obligación de pararse cada 4,30 horas para hacer un descanso mínimo de 45 minutos. O bien conducir 2,30 horas, parar 15 minutos, continuar otras 2 horas conduciendo y descansar 30 minutos, siempre en este orden. Pero la mayoría no somos conductores profesionales. Está comprobado que la fatiga aumenta considerablemente el riesgo de somnolencia y, por tanto, el tiempo de respuesta ante un imprevisto. Dar un pequeño paseo, activará la circulación y alejará el sueño.
No tomar alcohol ni otras drogas porque son depresores del sistema nervioso y producen sueño.
Cuando haga sol, llevar gafas para evitar las molestias y la somnolencia causada por la alta luminosidad.
Mantener el vehículo a una temperatura adecuada, preferiblemente fría, porque el calor adormece.
Si viajamos con sol, utilizar prendas claras para impedir que la incidencia de los rayos sobre los colores oscuros provoque excesivo calor y, por tanto, somnolencia.
Ventilar de vez en cuando el coche; aunque sea por un momento, bajar a tope las ventanas para que se renueve el aire, lo cual facilita una mejor oxigenación cerebral y eso permite despejarnos y mejorar la concentración.
Si viajamos acompañados, procuremos sacar algún tema interesante de conversación o si llevamos niños, propongamos juegos de palabras encadenadas, veo-veo, contabilizar coches de un determinado color, identificar las señales de tráfico… Es importante ir entretenidos.
Si vamos solos, no dudemos en cantar a grito pelado todo nuestro repertorio; da igual si nos ve algún otro conductor.
Preparar para el trayecto chicles y caramelos; si son de sabores fuertes, mejor, para que despejen los sentidos.
No poner música relajante.
Si se puede elegir, a lo mejor viene bien cambiar de carretera por un tramo, ya que las autovías rectas son más aburridas que las carreteras secundarias.
Detenerse en una gasolinera y refrescarse la cara y la nuca con agua fría.
Si paramos a comer, hagámoslo de forma ligera y sin grasas; las comidas copiosas dificultan la digestión y producen sopor.
Llevemos en el coche agua en abundancia. Una buena opción en verano es, la noche anterior al viaje, congelar botellas de plástico y llevarlas hechas un bloque de hielo; por el camino se irán deshelando y proporcionándonos agua fresca para todo el trayecto.
Las bebidas gaseosas ayudan a despejarse.
El café evita dormir bien, pero no los microsueños; no confiemos en él.
Un truco de los conductores profesionales para casos de sueño es comer pipas. Probablemente si se entera la DGT lo prohíba, porque requiere tener una mano ocupada en la operación de pelado, pero resulta altamente eficaz, palabra.

Dispositivos para mantenerse despierto

En gasolineras y otros comercios se puede encontrar un aparatejo que ayuda a impedir que el conductor se duerma. Se coloca detrás de la oreja y emite un sonido agudo cuando detecta que el conductor inclina la cabeza. No cuesta ni 10 euros, aunque no esperemos gran eficacia.

Las bandas sonoras instaladas en las carreteras han salvado a muchos de caer en brazos de Morfeo

Los fabricantes de automóviles están investigando en nuevos dispositivos antisueño. Algunas marcas incluyen estos sistemas en su gama más alta y estudian otros que, en el futuro, serán más asequibles y precisos y podrán venir de serie en todos los coches.

Toyota, Volvo o Renault desarrollan sistemas que analizan el parpadeo del conductor, que emiten sonidos cuando se traspasa una línea sin poner el intermitente o que incluso pueden llegar a frenar el vehículo. Sus radares anticolisión servirán también para casos de sueño.

Citröen tiene un dispositivo que hace vibrar el asiento si el vehículo se sale del carril por el que circula sin señalizarlo previamente. Si no se trataba de un microsueño, el conductor puede desactivarlo con facilidad; si el aviso era justificado, servirá para que tome las medidas oportunas.

BMW tiene un sistema que sigue y registra los movimientos de la cabeza y los ojos del conductor. Una cámara reconoce el grado de atención o de cansancio basándose en que una persona despejada parpadea con menos frecuencia pero muy rápidamente y, conforme se va durmiendo, aumenta la frecuencia de parpadeo pero disminuye su velocidad “de barrido”. El sistema va alertando de las fases de reducción de la atención mediante luces que aparecen en el cuadro y, al llegar a la fase en la que puede producirse un microsueño, lanza una luz roja y una señal acústica para que el conductor se pare a descansar.

Pero se sabe que muchas personas pueden quedarse dormidas incluso con los ojos abiertos. Por eso Mercedes Benz apuesta por analizar las reacciones humanas ante el sueño en todos los movimientos y funciones corporales con un grupo de voluntarios que conducen monitorizados. Y está en ello.

Ingenios aparte, el consejo de www.elmejorsegurodecoche.es contra el sueño es pararse a dormir.

Fuente: El Mejor Seguro de Coche

Autor: Otros
Noticias variadas de fuentes diversas, relacionadas con tráfico o seguridad vial, se cita enlace a noticia original.

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