La coyunda DGT – AEC

Unos tiran la piedra y otros esconden la mano. No es la primera vez a lo largo de este año en que la DGT se pronuncia, con más o menos vehemencia, sobre la necesidad de cobrar a los conductores, esos pobres pringados que no se enteran de la misa a la media, de cobrarles en segunda vuelta, vía tasas, por lo que ya pagaron, en primera instancia, vía impuestos.

Cada vez que veo esta noticia, y, repito, no es la primera vez, me asalta la sospecha de lo que puede haber detrás. Y hoy, por fin, me he dedicado a levantar la alfombra que, como una especie de logia a la que sólo se puede pertenecer tras haber tenido altas responsabilidades en la gestión del tráfico, oculta intereses, oportunidades y, sobre todo, un estilo de gobernar y gestionar en el que la palabra “tráfico” tiene poco que ver con la circulación rodada.

Para no liarnos, hagamos un relato cronológico de lo sucedido. El pasado martes, el subdirector de Tráfico y Movilidad de la DGT, Federico Fernández, dijo que «construir, mantener y explotar las carreteras no es algo gratuito. La decisión que tienen que tomar los políticos es si el coste lo pagan todos los ciudadanos o sólo aquellos que las utilizan. Y la pista es que va por ahí», apostilló Fernández, al ser preguntado por una posible privatización de las carreteras durante las ‘Jornadas sobre Normalización, Ordenación y Regulación de la Movilidad en Entornos Urbanos e Interurbanos’, organizada por la Asociación Española de la Carretera.” Fuente.

Ayer miércoles, Miguel María Muñoz Medina, presidente de la Asociación Española de la Carretera, apuntó en el programa de Carlos Herrera que, según la propuesta de la entidad que preside debemos plantearnos lo caro que resulta mantener las vías, y que a lo mejor hay que pagar por usarlas. Como quien no quiere la cosa, la AEC propone usar los medios que tiene la DGT para leer matrículas, y de este modo poder establecer cuánto usa la carretera cada conductor y así pasarle la factura a final de año.

Hoy, el gran revuelo ante el escándalo del globo sonda que, repito, no es la primera vez que lanza la DGT este año, por boca de su inefable director. Escenificando el tercer acto de la pantomima (el primero lo protagonizó Federico Fernández y el segundo, Miguel Muñoz), comparece Pere Navarro para desmentir «rotundamente» que la Dirección General de Tráfico (DGT) «haya estudiado, esté estudiando o estudie en un futuro» la propuesta de pago por uso de carreteras que volvió a sacar a la luz este miércoles su subdirector general de Tráfico y Movilidad, Federico Fernández”. Fuente.

La apariencia de discrepancia esconde, sin embargo, un plan perfectamente coordinado. Miguel Muñoz Medina es presidente de la AEC, pero también uno de los predecesores de Pere Navarro (justamente su precursor como sacacuartos de los conductores). (Más adelante daremos un repaso a su currículum post-DGT).

Nada tendría esto de especial si no fuera por dos “casualidades”: la primera, que Pere Navarro, se ignora respondiendo a qué intereses, ha sido tremendamente activo en la difusión del mensaje de pagar por usar las vías. Y, lo que es más importante, Federico Fernández, subdirector de Tráfico y Movilidad de Pere Navarro es, a la vez… ¡vicepresidente de la AEC con Miguel Muñoz Medina! Se nos trata de “vender” que las declaraciones de unos y de otros son aisladas, independientes y autónomas. Pero, ¿cabe pensar que un ex director de la DGT que es presidente de las empresas de carreteras amplifique el mensaje de su vicepresidente, que es a la vez subdirector de la DGT y que, al tiempo, venga Pere Navarro a desmentirlo todo? Enorme tufo a lobby, en el que se mezcla lo público con lo privado, en el que funcionarios que pagamos todos defienden intereses de grandes empresas constructoras. Indecente.

El currículum de 4M (Miguel María Muñoz Medina) es curioso: dejó la DGT, se incorporó a al Instituto Mapfre para la Seguridad Vial, cosa de todos sabida; pero, además, ha sido socio del afamado Dr. Guillén en la Clínica Cemtro, consejero de varias sociedades financieras de Bankia y defensor furibundo de la represión a los conductores. Pere Navarro, por su parte, tampoco ha perdido el tiempo en su tránsito al frente de la DGT, y ha ocupado un jugoso puesto de consejero en una empresa pública en la que se ha llevado un buen pellizco los últimos años.

¿Y Federico Fernández? El nexo, el amplificador, el que se expone como alto responsable de la DGT mientras, a la vez, defiende los intereses de los constructores.

Algunas fuentes aseguran que esta historia estrambótica del “copago” por usar las carreteras no es sino un recado a Mariano Rajoy, para que vaya decidiendo por dónde nos va a apretar, de las múltiples opciones que se le plantean. Burdo, canalla e insultante. No encuentro otros calificativos para este “plan” y para quien lo ha pensado y ejecutado. Llega el momento de rendir cuentas. Y cada uno tira para su lado: Muñoz, que ve que no se gana el sueldo, y Pere, que pretende a la desesperada repetir como DGT. Y Federico Fernández, jaque al peón.

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