Los recortes de Fomento eliminan 24 de los 26 radares fijos previstos para la provincia

Su instalación venía avalada por un informe de la Dirección General de Tráfico (DGT), que en su objetivo de incrementar la seguridad vial en las carreteras del Estado recomendaba añadir 26 radares fijos en carreteras de la provincia a los 12 ya existentes. Sin embargo, la realidad económica se ha impuesto finalmente y los recortes aplicados por el Ministerio de Fomento dejarán en únicamente dos los puntos de control permanentes de velocidad que se habilitarán en Castellón.

Así lo manifiestan fuentes de la Jefatura Provincial de Tráfico, que detallan que estos dos mecanismos inhibidores de la velocidad se instalarán en la carretera más peligrosa de Castellón, la N-340, concretamente a su paso por Benicarló y entre Nules y Moncofa. La fecha de inauguración de estos radares «todavía no está clara», aseguran las mismas fuentes, aunque «se producirá en breve, puesto que se ha hecho ya la propuesta y sólo falta completar la fase burocrática y que el Ministerio conceda el permiso».

Desde la Jefatura Provincial de Tráfico explican que el informe que justificaba la instalación de los 26 radares «se hizo en tiempos de bonanza», pero que la mala situación de las arcas ministeriales hace que a Fomento «le sea imposible abordar este proyecto en la actualidad».

De esta manera, estos dos nuevos cinemómetros fijos se añadirán a los 12 que existen actualmente en Castellón. La N-340 será la carretera que acumulará más radares, con seis, seguida por la AP-7, con cuatro, mientras que en la A-23, CV-10, CV-18 y N-238 existe un solo control de velocidad en alguno de sus tramos.

Los puntos en los que estaba previsto que se situaran los 26 nuevos radares se determinaron mediante un estudio efectuado por los técnicos de la DGT en coordinación con la Guardia Civil de Tráfico, con la intención de «instalarlos en tramos en los que la accidentalidad sea elevada», tal y como explican desde la Jefatura Provincial de Castellón.

Tres de ellos se debían situar en la N-340, otros cuatro en la CV-10 y uno en la AP-7, en lo que se refiere a viales principales. Los restantes 18 radares fijos de velocidad permanentes, exceptuando uno que los técnicos debían instalar en la N-234, se hubieran situado en carreteras cuya titularidad pertenece a la Comunitat Valenciana.

La finalidad de esta medida, tal y como manifiestan desde la Jefatura Provincial de Tráfico, es la de acercarse cada vez más a los criterios fijados por la Unión Europea (UE), que marcan la habilitación en carretera de un número de radares fijos superior al que existe en la geografía española. El objetivo es el de reducir la siniestralidad en carretera en un 50 por ciento en 2012, algo que ya se ha conseguido en España, al contrario que en otros países de la UE.

Alta siniestralidad

En Castellón, sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer en lo que a siniestralidad laboral se refiere, ya que es la novena provincia española más peligrosa para conducir según pone de manifiesto el último informe de EuroRap, un consorcio europeo independiente que analiza el índice de riesgo de la red vial, relacionando la accidentalidad grave y mortal de un tramo de vía con su intensidad media diaria de tráfico.

Así, el tres por ciento de los viales de Castellón son puntos negros, un hecho que vuelve a poner en tela de juicio los retrasos en las actuaciones para mejorar la red viaria castellonense. Y es que, tal y como señala la citada investigación, desde el año pasado no se ha eliminado ninguno de los tramos conflictivos para la circulación.

Precisamente, uno de los reproches que se ha hecho desde el Real Automóvil Club de España en cuanto a la política de instalación de radares fijos de velocidad por parte de la DGT es que no cubrían las zonas en las que se producen más accidentes de tráfico. Por ello, desde esta entidad han llegado a asegurar que el funcionamiento de estos dispositivos responde únicamente a «intereses recaudatorios».

Esta circunstancia se da en Castellón, ya que ninguno de los cinemómetros está situado en los puntos negros de siniestralidad vial de la provincia, marcados anualmente por el RACE.

Los accidentes de tráfico ocurridos en las carreteras de la provincia de Castellón durante el pasado año 2010 se saldaron con 27 víctimas mortales, según se desprende de los datos recogidos por la Jefatura Provincial de Tráfico, 35 menos que en el año 2009. Una buena noticia para los castellonenses que, siguiendo con la media nacional de descenso de este tipo de siniestros, han visto cómo en un año la tasa de accidentes con muertos ha pasado del 3,8 por ciento registrado en 2009 al dos por ciento de 2010.

Cabe destacar que el 25 por ciento del total de fallecimientos en las carreteras de la provincia se produjeron en accidentes en los que estaban involucrados un camión o una furgoneta. Es por ello que la Guardia Civil inició el año pasado una campaña de revisión de las características técnicas de estos grandes vehículos, como el peso y acondicionamiento de la carga, el estado de los neumáticos o el adecuado funcionamiento del alumbrado.

Fuente: Las Provincias

Autor: Otros
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