El intrusismo del estado

Existen conceptos de uso cotidiano que a priori parecen obvios pero que si los analizamos en profundidad son bastante complicados de definir. Si a cualquier persona le preguntamos que es el amor nos podemos encontrar definiciones para todos los gustos, desde las más espartanas que solamente lo sienten en la punta “del pito” hasta auténticos anuncios de colonias de niñas Happy Flower que aún creen en los príncipes azules, y el concepto es tan vaporoso que en sus contextos todas las definiciones pueden ser correctas.

Una definición que en el orden político ha llevado de cabeza durante miles de años a filósofos y pensadores es la definición de libertad ¿Qué es libertad? ¿Es hacer lo que nos de la gana? ¿Tiene límites la libertad? Y durante miles de años se ha debatido el tema y a día de hoy seguimos igual que en la época de Platón y Aristóteles, sin saber que narices es la libertad pero todo político la aplica, inclusive los dictadores más despiadados como Hitler o Stalin.

Sin embargo hay algo que se nota en el ambiente sobre todo estos últimos años y es ese afán del estado en meterse y legislar todo a un nivel que considero intrusismo, porque está claro que en una sociedad tiene que haber leyes y límites y el estado debería de encargarse de que se cumplieran estos límites pero ¿quién le marca los límites al estado?

Es curioso por ejemplo que en el presunto país más moderno del mundo que son los Estados Unidos de America existan aún estados donde la sodomía sea un delito (sin cogérnosla con papel de fumar si uno quiere darle por detrás a su señora… o señor) o incluso la homosexualidad es perseguida, y esto claramente a mi manera de ver es un intrusismo total del estado dentro de lo que debería ser la burbuja personal de cada uno, porque ¿quién es el estado para imponer reglas en mis devaneos sexuales dentro de mi casa? Aquí creo que todo el mundo lo verá claro y no tendrá dudas.

Sin embargo el problema viene cuando ese intrusismo es más sutil pero no por eso menos invasivo, por ejemplo en la educación de los niños. ¿Quién es el estado para impedir que unos padres eduquen a sus hijos de tal o cual manera? Lo hemos visto muy recientemente con esa lucha entre la derecha más casposa y la izquierda más intolerante con el tema de la religión y la educación para la ciudadanía. Cuando el sectario y uno de los principales responsables de que España esté hecha una mierda el Sr.Zapatero se encabezonó en que a los niños había que educarles “en libertad pero obligados” en un panfleto izquierdoide llamada educación para la ciudadanía, donde se exponían temas con total ligereza como la homosexualidad al estilo Tierno Galván en la movida madrileña “el que no esté colocado que se coloque” haciendo apología de las drogas, en esa época la heroína, pues aquí hacemos “apología de la homosexualidad” en donde al niño adolescente, confuso aún, se le cuenta que “da lo mismo acostase con un chico que con una chica” No voy a entrar si está bien o mal esa información, yo tengo mi idea y punto pero ¿Es lícito que el estado se meta en esos berenjenales? Lo mismo que por el otro lado la caspa derechista nos quiera lavar el cerebro con sus vírgenes, palomas y en una religión infantiloide (lo digo porque a día de hoy nadie cree en palomas ni en zarzas ardiendo, incluida la propia iglesia) sin explicar el verdadero sentido cristiano, donde tenemos a los ricachones comulgando como mafiosos de la mano del señor del vaticano mientras presentan EREs que llevarán a la miseria a miles de familias todo por ganar dos duros más fabricando en China. ¿Tiene derecho el estado a inculcarnos una religión, sea la que sea?

Para mi la respuesta es clara, NO, y lo mismo pienso de este intrusismo en todo lo que hacemos, prohibiendo, prohibiendo y prohibiendo en vez de informando. Si informamos claramente de que el tabaco mata y convencemos, la gente dejará de fumar no por miedo, sino por convicción, si convencemos que ir haciendo el canelo con el coche mata a la gente iremos responsablemente conduciendo y no imponiendo reglas que van más encaminadas a recaudad que no a salvaguardarnos, ¿es intrusismo del estado el decirme a que hora debo tirar la basura?

Hay un dicho que ahora no se exactamente quién lo dijo “el que cambia libertad por seguridad acaba perdiendo las dos”, y muchas veces es mejor arriesgarse que no vivir en una jaula de oro controlada por el estado porque el día de mañana en el cual el estado sea corrupto (como ocurre hoy en día) seremos simplemente esclavos de este sistema y nos daremos cuenta que hemos vendido nuestra libertad por una esclavitud, eso si, pintada de democracia para consuelo de tontos.

Pericogonoperro.

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