La policía israelí ha manipulado los radares de velocidad para reducir su carga de trabajo frente al gran número de multas que tenía que tramitar, según un informe publicado por el controlador del Estado. Fue el caso en la carretera de Hebrón, una importante vía de Jerusalén, en la que la velocidad máxima es de 80 km/h pero cuyo radar fue manipulado para multar solo a los coches que superaban 150 km/h.
Lo mismo pasó en el bulevar Namir de Tel-Aviv (250 km/h frente a los 60 km/h autorizados). En el 2005, el gobierno israelí decidió instalar 300 radares en las carreteras de ese país que costaron unos cien millones de séqueles (unos 23 millones de euros). Pero la Policía ha sido incapaz de hacer frente al gran número de multas por lo que decidió manipularlos. En total, entre el 2012 y el 2015, la policía dejó de registrar 1.400 multas, más de la mitad de ellas (53 por ciento) cometidas por sus propios agentes.