El perfil del motociclista actual está cambiando, según reflejan los datos de ventas desde los años previos a la crisis económica hasta hoy. El mercado, por su parte, ha percibido el descenso de optimismo en las ventas, tan reconocible de hace tan sólo unos años, y se ha puesto en marcha para posicionar nuevamente a la motocicleta en la movilidad del presente y el futuro. En 2007 el total de motocicletas vendidas en nuestro país se aproximaban a las 400.000 unidades y el mercado se encontraba en pleno auge, algo que queda muy lejos ahora tras el periodo de crisis económica donde el batacazo fue importante (tan sólo 107.193 unidades vendidas en 2013).
Las ventas van remontando (67%) en lo que se podría denominar como un proceso de recuperación a medio plazo, pero con claros vaivenes que muestran la inestabilidad sobre la que se asienta el parque motociclista en España. Esto se debe, en parte, a la sospecha generalizada sobre el posible surgimiento de una nueva burbuja en las motos clásicas, al incremento gradual de la venta de los ciclomotores frente a las motocicletas y a la apatía de los jóvenes hacia este medio de transporte, que sin lugar a dudas, tuvo mejores días.
Las matriculaciones de motocicletas siguen cayendo
A pesar del ligero ascenso de este pasado mes de octubre, que da un breve respiro a la industria de las dos ruedas, la venta de motocicletas tanto en nuestro país como en Europa no remonta y van ya cuatro meses de noticias negativas. En España, el mes de octubre la venta total ha aumentado un 0,7%, es decir 12.259 unidades más, un dato que no impide que en el acumulado anual de 2017 el mercado continue a la baja.
La causa principal del pequeño aumento de las ventas de este mes deriva principalmente del efecto fin de serie, que provocará la entrada en vigor de la normativa europea de emisiones -Euro 4- el próximo mes de enero. Con esta normativa, los modelos enmarcados en la anterior (Euro 3) comenzarán a acumularse en elevadas existencias a las que hay que dar salida, a menor precio, para adaptarse a la nueva legislación sobre seguridad y emisiones en el plazo dado por Europa a los fabricantes.
En cualquier caso, a partir de 2018 lo más probable es que el mercado se contraiga, como asegura José María Riaño, secretario general de ASNEDOR:
“En diciembre de 2016 el mercado creció más de un 80% por el efecto fin de serie […] así, en lo que queda de año, previsiblemente, aumentarán las ventas, mientras que con la entrada del nuevo año, el mercado decaerá” (José María Riaño)
Recuperar la actividad previa a los años de la crisis no es el objetivo a seguir. Aunque intentar llegar a las 250.000 unidades que aseguran la sostenibilidad y un cierto margen de crecimiento es para lo que se está trabajando con los ayuntamientos y organizaciones gubernamentales.
¿Por qué sí a los ciclomotores?
Contrariamente a los datos vistos en el apartado anterior, los ciclomotores representan un pequeño rayo de optimismo con un crecimiento positivo del 14,4% en septiembre y un 31,6% en octubre. Además ASNEDOR estima que a final de año sea el mercado que más crezca de entre todos los de los vehículos de dos ruedas.
Respecto de las de gran cilindrada, los ciclomotores pueden jugar un papel determinante en la movilidad actual, pues tienen características suficientes como para satisfacer las diferentes necesidades de los ciudadanos que se muevan en un entorno menos contaminante y más seguro. Además, la convalidación del carné de coche dio acceso a las motos de 125cc, permitiendo abrirse a un público muy diferente que busca en la moto un medio práctico para ir al trabajo diario, pero también para disfrutar del fin de semana.
De esta forma, hay dudas sobre la supervivencia de los segmentos de cilindrada superior y las de uso lúdico, pues es posible que cierta pasión por las motos se esté perdiendo en favor de un uso más utilitario y ecológico. Por otro lado, el precio de las motos clásicas de segunda mano perfectamente restauradas es alto, precisamente por el trabajo de adecentado, y estos modelos están enfocados a un objetivo de comprador más coleccionista o nostálgico.
Y los jóvenes… ¿qué buscan?
Otro desafío importante que preocupa al sector es el envejecimiento de los motoristas, con una media de edad que asoma los 40 años, por puras cuestiones demográficas a las que las marcas no son ajenas. En la actualidad, para un joven, comprar una moto supone una inversión a la que no muchos pueden hacer frente y a la que se le pueden encontrar numerosas alternativas. Entre ellas, la electrificación y la desafección hacia la posesión de determinados bienes de consumo son dos de las causas principales de la escasez de ventas entre este grupo, pues la disyuntiva generada desde la aparición de las bicicletas eléctricas y el vehículo compartido ha decantado la balanza hacia un lado.
Aunque los ciclomotores sean vistos con mejores ojos, las de gran cilindrada siguen cargando con la etiqueta de ser perjudiciales medioambientalmente y poco seguras por su gran peso y comprometido manejo. Sus ventajas en relación a la movilidad rápida y la posibilidad de filtro en los atascos se perciben como riesgos a evitar por sentirse más expuestos y considerarse menos visibles en la vía. Todo esto unido al problema de la antigüedad del parque (media de edad de 15,6 años) no hace más que agravar esta perspectiva tan compartida.
ASNEDOR por su parte considera que los ayuntamientos deberían contar con la moto como clave de movilidad, facilitando el acceso a nuevos usuarios, con medidas estructurales para renovar el parque, eliminando la excesiva presión impositiva (impuesto de matriculación e impuesto de circulación), aumentando las plazas de aparcamiento, promoviendo y mejorando la visibilidad de la señalización y cruces, y favoreciendo la adquisición de motocicletas de segunda mano. Así, creen, muchos jóvenes valorarían la posibilidad de adquirir una moto y volver a hacer de la moto un medio de transporte seguro y una pasión.
Fuente: Circula Seguro
