El IPC de abril sube un 8,3 % y la tasa subyacente sube hasta el 4,4 %. “Y hemos visto que la lectura que se hace de ello es que sube un punto y medio menos que en marzo, y que los grupos de vivienda y transporte también suben menos que en marzo. En USO nos parece una burla decir que, con un alza de precios del 8,3 % nos tengamos que alegrar de que sube punto y medio menos que en marzo. No, la inflación está en el 8,3 % y eso es escandaloso, para la economía en su globalidad, pero, especialmente, para los trabajadores y los hogares”, manifiesta Joaquín Pérez, secretario general de USO.
El alza en los precios relacionados con la vivienda se sitúa en el 18,8 %; y la del transporte, en el 12,8 %. “Datos que se destacan como buenos, por su bajada con respecto a marzo, pero que, repetimos, son escandalosos”, incide Pérez.
A esto hay que sumarle “el aumento en los precios de la alimentación, 10,1 % anual y 3 puntos por encima de marzo, pero también el ocio y los cafés y restaurantes. Los altos precios de la energía y el transporte están ya repercutiéndose en el resto de productos, como se observa en que la inflación subyacente haya subido un punto y esté más cerca de la inflación real. Ya no sirve ni la excusa de que hay que observar ese indicador porque es el más fiable. O se actúa sobre la política energética, o los precios se desbocarán, usemos el indicador que usemos”, advierte el secretario general de USO.
Ligar los salarios a la inflación
Por ello, Joaquín Pérez vuelve a pedir “ligar los salarios a la inflación, al IPC real, no al subyacente o a cualquier otro invento, como se hizo con las pensiones. La cláusula de revisión salarial tiene que servir para, como mínimo, no perder poder adquisitivo. Hablar de 1, 2 %, productividad completamente subjetiva… es asumir que la subida de precios la volveremos a pagar los trabajadores. Vale ya de tanta pasividad, llevamos ya demasiados meses de empobrecimiento de la sociedad”.