Mr. Kevin Mitnick


        Todo aquel que sea conceptualizado como un Internauta se caracteriza por utilizar un teléfono, un módem y una computadora para muchos fines diferentes: Divertirnos, informarnos, estudiar, cocinar, planificar viajes y otras actividades que amplían nuestro quehacer diario. Para Kevin Mitnick el quehacer diario en sus últimos diez años fue el explorar y “explotar” computadoras ajenas y sistemas telefónicos. ¿Su profesión? “Hacker” de nacimiento.

        Este “terrorista electrónico”, como lo cataloga el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, conocido en los medios como el “Cóndor”, fue capaz de crear números telefónicos imposibles de facturar (para la compañía telefónica él era James Bond, con un número que terminaba en 007), pudo apropiarse de 20.000 números de tarjetas de crédito de habitantes de California y burlarse del FBI por más de dos años con sólo un teléfono celular alterado y un computador portátil.

        Es la peor pesadilla de las empresas de telefonía. Es sospechoso de robar el software de más de media docena de fabricantes de teléfonos celulares y tenía el control de tres oficinas centrales de teléfonos en Manhattan y de todos los centros de conmutación de California, dándole la habilidad de escuchar cualquier conversación telefónica o, si no eras una persona de su agrado, modificar el teléfono de tu casa de tal manera que, cada vez que levantaras el auricular, una grabadora pedía que depositaras 25 centavos.

¿Cómo se forma un Hacker?

        Como Hacker, la carrera de Mitnick tiene sus inicios en 1980 cuando apenas contaba 16 años y, obsesionado por las redes de computadoras, rompió la seguridad del sistema administrativo de su colegio, pero no para alterar sus notas, lo hizo “solo para mirar”. Su bautizo como infractor de la ley fue en 1981.

        Junto a dos amigos entró físicamente a las oficinas de COSMOS de Pacific Bell. COSMOS (Computer System for Mainframe Operations) era una base de datos utilizada por la mayor parte de las compañías telefónicas norteamericanas para controlar el registro de llamadas. Una vez dentro de las oficinas obtuvieron la lista de claves de seguridad, la combinación de las puertas de acceso de varias sucursales y manuales del sistema COSMOS. La información robada tenía un valor equivalente a los 200 mil dólares. Fueron delatados por la novia de uno de los amigos y debido a su minoría de edad una Corte Juvenil lo sentenció a tres meses de cárcel y a un año bajo libertad condicional.

        Luego de cumplido el período de tres meses el oficial custodio encargado de su caso encontró que su teléfono fue desconectado y que en la compañía telefónica no había ningún registro de él.

        Sus objetivos iban creciendo a cada paso y en 1982 entró ilegalmente, vía módem, a la computadora del North American Air Defense Command en Colorado. Antes de entrar alteró el programa encargado de rastrear la procedencia de las llamadas y desvió el rastro de su llamada a otro lugar. El FBI, creyendo que había hallado a Mitnick, allanó la casa de unos inmigrantes que estaban viendo televisión.

        Un año más tarde fue arrestado de nuevo cuando era estudiante de la Universidad del Sur de California. En esta ocasión entró ilegalmente a ARPAnet (la predecesora de Internet) y trató de accesar a la computadora del Pentágono. Lo sentenciaron a seis meses de cárcel en una prisión juvenil en California.

        En 1987, luego de tratar de poner su vida en orden, cayó ante la tentación y fue acusado, en Santa Cruz California, de invadir el sistema de la compañía Microcorp Systems. Lo sentenciaron a tres años de libertad condicional y luego de la sentencia su expediente desapareció de la computadora de la policia local.

        Luego buscó trabajo en lo que mejor sabía hacer y solicitó empleo en el Security Pacific Bank como encargado de la seguridad de la red del banco. El banco lo rechazó por sus antecedentes penales y Mitnick falsificó un balance general del banco donde se mostraban pérdidas por 400 millones de dólares y trató de enviarlo por la red. Afortunadamente el administrador de la red detuvo el balance antes de que viera la luz.

        Ese mismo año inició el escándalo que lo lanzó a la fama. Durante meses observó secretamente el correo electrónico de los miembros del departamento de seguridad de MCI Communications y Digital Equipment Corporation para conocer cómo estaban protegidos las computadoras y el sistema telefónico de ambas compañías.

        Luego de recoger suficiente información se apoderó de 16 códigos de seguridad de MCI y junto a un amigo, Lenny DiCicco, entraron a la red del laboratorio de investigaciones de Digital Corporation, conocida como Easynet. Ambos Hackers querían obtener una copia del prototipo del nuevo sistema operativo de seguridad de Digital llamado VMS. El personal de seguridad de Digital se dio cuenta inmediatamente del ataque y dieron aviso al FBI, y comenzaron a rastrear a los hackers.

        Mitnick fue un mal cómplice y, a pesar de que habían trabajado juntos, trató de echarle toda la culpa a DiCicco haciendo llamadas anónimas al jefe de éste que trabajaba en una compañía de software como técnico de soporte. Lleno de rabia y frustración DiCicco le confesó todo a su jefe que los denunció a Digital y al FBI.

        Mitnick fue arrestado en 1988 por invadir el sistema de Digital Equipment. La empresa acusó a Mitnick y a DiCicco ante un juez federal de causarles daños por 4 millones de dólares en el robo de su sistema operativo. Fue declarado culpable de un cargo de fraude en computadoras y de uno por posesión ilegal de códigos de acceso de larga distancia.

        Adicional a la sentencia el fiscal obtuvo una orden de la corte que prohibía a Mitnick el uso del teléfono en la prisión alegando que el prisionero podría obtener acceso a las computadoras a través de cualquier teléfono. A petición de Mitnick el juez lo autorizó a llamar únicamente a su abogado, a su esposa, a su madre y a su abuela y sólo bajo supervisión de un oficial de la prisión.

        Este caso produjo revuelo en los Estados Unidos, no sólo por el hecho delictivo sino por la táctica que utilizó la defensa. Su abogado convenció al juez que Mitnick sufría de una adicción por las computadoras equivalente a la de un drogadicto, un alcohólico o un apostador. Gracias a esta maniobra de la defensa Mitnick fue sentenciado a sólo un año de prisión y al salir de allí debía seguir un programa de seis meses para tratar su “adicción a las computadoras”. Durante su tratamiento le fue prohibido tocar una computadora o un módem y llegó a perder más de 45 kilos.

        Para 1991 ya era el Hacker que había ocupado la primera plana del New York Times y uno de sus reporteros, John Markoff, decidió escribir un libro de estilo Cyberpunk narrando las aventuras de Mitnick. Al parecer a Mitnick no le gustó el libro ya que luego de salir a la venta, la cuenta en Internet de Markoff fue invadida, cambiando su nivel de acceso, de manera de que cualquier persona en el mundo conectada a Internet podía ver su correo electrónico.

        En 1992, y luego de concluir su programa, Mitnick comenzó a trabajar en una agencia de detectives. Pronto se descubrió un manejo ilegal en el uso de la base de datos y fue objeto de una investigación por parte del FBI quien determinó que había violado los términos de su libertad condicional. Allanaron su casa pero había desaparecido sin dejar rastro alguno. Ahora Mitnick se había convertido en un Hacker prófugo.

        El fiscal no estaba tan equivocado cuando pidió la restricción del uso del teléfono. También en 1992, el Departamento de Vehículos de California ofreció una recompensa de 1 millón de dólares a quien arrestara a Mitnick por haber tratado de obtener una licencia de conducir de manera fraudulenta, utilizando un código de acceso y enviando sus datos vía fax.

El Fín

        Luego de convertirse en prófugo de la justicia cambió de táctica y concluyó que la mejor manera de no ser rastreado era utilizando teléfonos celulares. De esta manera podría cometer sus fechorías y no estar atado a ningún lugar fijo. Para ello necesitaba obtener programas que le permitieran moverse con la misma facilidad con que lo hacía en la red telefónica.

        Luego de varios intentos infructuosos, en cuanto a calidad de información, se encontró con la computadora de Tsutomu Shimomura la cual invadió en la Navidad de 1994. Shimomura, físico computista y experto en sistemas de seguridad del San Diego Supercomputer Center, era además un muy buen Hacker, pero era de los “chicos buenos”, ya que cuando hallaba una falla de seguridad en algún sistema lo reportaba a las autoridades, no a otros Hackers.

        Shimomura notó que alguien había invadido su computadora en su ausencia, utilizando un método de intrusión muy sofisticado y que él nunca antes había visto. El intruso le había robado su correo electrónico, software para el control de teléfonos celulares y varias herramientas de seguridad en Internet. Allí comenzó la cuenta regresiva para Mitnick. Shimomura se propuso como orgullo personal atrapar al Hacker que había invadido su privacidad.

        Hacia finales de enero de 1995, el software de Shimomura fue hallado en una cuenta en The Well, un proveedor de Internet en California. Mitnick había creado una cuenta fantasma en ese proveedor y desde allí utilizaba las herramientas de Shimomura para lanzar ataques hacia una docena de corporaciones de computadoras, entre ellas Motorola, Apple y Qualcomm.

        Shimomura se reunió con el gerente de The Well y con un técnico de Sprint (proveedor de servicios telefónicos celulares) y descubrieron que Mitnick había creado un número celular fantasma para accesar el sistema. Luego de dos semanas de rastreos determinaron que las llamadas provenían de Raleigh, California.

        Al llegar Shimomura a Raleigh recibió una llamada del experto en seguridad de InterNex, otro proveedor de Internet en California. Mitnick había invadido otra vez el sistema de InterNex, había creado una cuenta de nombre Nancy, borrado una con el nombre Bob y había cambiado varias claves de seguridad incluyendo la del experto y la del gerente del sistema que posee los privilegios más altos. De igual manera Shimomura tenía información sobre la invasión de Mitcnick a Netcom, una red de base de datos de noticias.

        Shimomura se comunicó con el FBI y éstos enviaron a un grupo de rastreo por radio. El equipo de rastreo poseía un simulador de celda, un equipo normalmente utilizado para probar teléfonos celulares pero modificado para rastrear el teléfono de Mitnick mientras este está encendido y aunque no esté en uso. Con este aparato el celular se convertiría en un transmisor sin que el usuario lo supiera.

        A medianoche terminaron de colocar los equipos en una Van y comenzó la búsqueda de la señal, porque eso era lo que querían localizar; no buscaban a un hombre porque todas las fotos que tenían eran viejas y no estaban seguros de su aspecto actual, el objetivo de esa noche era determinar el lugar de procedencia de la señal. Ya para la madrugada localizaron la señal en un grupo de apartamentos pero no pudieron determinar en cuál debido a interferencias en la señal.

        Mientras esto ocurría la gente de InterNex, The Well y Netcom estaban preocupados por los movimientos que casi simultáneamente Mitnick hacía en cada uno de estos sistemas.  Cambiaba claves de acceso que él mismo había creado y que tenían menos de 12 horas de creadas, utilizando códigos extraños e irónicos como no, panix, fukhood y fuckjkt. Estaba creando nuevas cuentas con mayores niveles de seguridad como si sospechara que lo estaban vigilando.

        El FBI, Shimomura y el equipo de Sprint se habían reunido para planificar la captura. Shimomura envió un mensaje codificado al buscapersonas del encargado en Netcom para advertirle que el arresto se iba a realizar al día siguiente, 16 de Febrero. Shimomura envió el mensaje varias veces por equivocación y el encargado interpretó que Mitnick ya había sido arrestado adelantándose a realizar una copia de respaldo de todo el material que Mitnick había almacenado en Netcom como evidencia y borrando las versiones almacenadas por Mitnick.  Había que realizar el arresto de inmediato, antes de que Mitnick se diera cuenta de que su información había sido borrada.

        Cuando faltaban minutos para dar la orden el simulador de celdas detectó una nueva señal de transmisión de datos vía celular y simultánea a la de Mitnick, muy cerca de esa zona. Algo extraño estaba haciendo Mitnick con las líneas celulares, Shimomura trató de advertirle al agente del FBI pero ya todo estaba en manos de ellos, Shimomura de ahora en adelante no era más que un espectador privilegiado. El FBI no pensaban hacer una entrada violenta porque no creían que Mitnick estuviera armado, pero tenían que actuar muy rápido porque sabían el daño que este hombre podía causar en un solo minuto con una computadora. Se acercaron lentamente hasta la entrada del apartamento de Mitnick y anunciaron su presencia, si no les abrían la puerta en cinco segundos la echarían abajo. Mitnick abrió la puerta con toda calma y el FBI procedió a arrestarlo y a decomisar todo el material pertinente discos, computador, teléfonos celulares, manuales, etc.

        De regreso a su hotel Shimomura decide chequear la contestadora telefónica de su residencia en San Diego. Se quedó en una pieza cuando escucho la voz de Mitnick quien le había dejado varios mensajes con acento oriental en tono de burla. El último de estos mensajes lo había recibido ocho horas después de que Mitnick había sido arrestado y antes de que la prensa se hubiera enterado de todo el asunto. Cómo se realizó esa llamada aún es un misterio al igual que el origen y objetivo de la segunda señal de Mitnick.

        Este persistente hacker actualmente está siendo juzgado y enfrenta dos cargos federales, uso ilegal de equipos de acceso telefónico y fraude por computadoras. Puede ser condenado por hasta 35 años y a pagar una multa de hasta medio millón de dólares. Mitnick también es sospechoso de robar el software que las compañías telefónicas piensan usar para todo tipo de procesos, desde la facturación hasta el seguimiento del origen de una llamada pasando por la decodificación de las señales de los teléfonos celulares para preservar su privacidad.

El vuelo final

Todos los cargos bajo los cuales ha sido acusado Kevin Mitnick podrían  suponerle más de doscientos años de prisión si es declarado culpable         

        "No culpable" alcanzó a declararse Kevin Mitnick ante el Gran Jurado de California, que el pasado 30 de septiembre lo acusó de 25 cargos por los cuales podría ser condenado a más de doscientos años de presidio.  “Esta acusación revela el amplio daño que Mitnick causó mientras era un fugitivo de la justicia. Los delitos por computadora permiten a sofisticados criminales causar estragos alrededor del mundo usando sólo una computadora y un modem como sus armas. Queremos con esta acusación dar un paso adelante en los esfuerzos federales por perseguir y capturar a los hackers” dijo la fiscal encargada del caso, Nora Manella.

        Los cargos por los que fue acusado Mitnick y su ayudante Lewis Depayne, de 36 años, incluyen el robo de software, fraude electrónico, daño a las computadoras de la Universidad del Sur de California, robo de archivos electrónicos e intercepción de mensajes de correo electrónico. Entre las compañías afectadas por las actividades del llamado “Condor” se cuentan Motorola, Nokia, Fujitsu y Nec. Se supone que los daños causados por Mitnick en los dos años y medio durante los cuales fue un fugitivo suman millones de dólares, especialmente por el software robado y las inversiones que debieron realizar las empresas para proteger sus sistemas. El asistente del fiscal David Schindler dijo que Mitnick -quien actualmente tiene 33 años- sería probablemente sentenciado a “muchos años” si es encontrado culpable, negándose, sin embargo, a ser más específico, bajo el argumento de que se trata de un área legal muy nueva. Todos los cargos bajo los cuales ha sido acusado Mitnick podrían suponerle más de doscientos años de prisión si es declarado culpable de todos ellos.  Ya en abril de este año el famoso hacker había sido declarado culpable por un jurado de Carolina del Norte por el uso del quince números de teléfonos celulares robados para llamar a bases de datos electrónicas. Igualmente se le condenó por haber violado el régimen de libertad condicional al que estaba sometido luego de ser encontrado culpable de penetrar ilegalmente en sistemas de información de corporaciones de informática.

Mitnick: hacker, cracker y phone phreaker

        La definición de un cracker es alguien que trata de violar el acceso a un sistema adquiriendo passwords. La mayoría de los crackers son adolescentes nada bondadosos y que buscan dar sus golpes destruyendo o alterando la data de un sistema. Tienden a unirse en grupos muy pequeños, secretos y cerrados al contrario de los inmensos, abierto y policulturales hackers.  Se espera que un verdadero hacker haga algo de cracking juguetón y conozca muchas de las técnicas básicas, pero cualquiera que pase de la etapa de larva puede caer en la tentación y, debido a su creciente deseo de realizar algo por razones inmediatas, benignas y prácticas, no vea nada de malo en invadir cierta seguridad y privacidad para poder lograr una meta.  Para el cracker el invadir un sistema no requiere de misteriosos estados de iluminación mental, pero sí mucha persistencia y la testaruda repetición de trucos bien conocidos en los puntos débiles de un sistema, tratan de descubrir información clasificada hurgando al azar y con ciega persistencia.  Suele decirse que los crackers son sólo hackers mediocres y que su nivel de educación e inteligencia sobre un sistema es menor.  Los phone phreaker son los más famosos en los medios de comunicación por los desastres que han hecho a través de los años. En los años 60 ya existían los Phone Phreaks y la gran victima era AT&T. Uno de los más famosos Phone Phreaks de esa época era John Draper, alias Captain Crunch (http://www.fc.net/phrack.html). El descubrió que modificando una caja de cereal podía producir el silbido que simulaba un tono de 2600 Hz para desbloquear el acceso a una troncal y poder hacer llamadas internacionales gratis.  

        Hace algún tiempo el hacer phreaking fue una actividad semi-respetable dentro de la comunidad hacker; había un acuerdo de caballeros donde el hacer phreaking era bien visto como juego intelectual y como una forma de exploración, pero el robo de servicios era tabú. La modernización de las redes hizo necesario que los phreakers utilizaran técnicas menos éticas, como robar números de calling cards: los obtenían colocándose cerca de algún teléfono público y memorizando el número de tarjeta que marcaba un usuario descuidado, una vez obtenido el número y la clave la información era esparcida de tal manera que en un caso se llegaron a realizar 600 llamadas internacionales en dos minutos antes de que los operadores de seguridad del sistema la cancelaran.

Epílogo

        Como decía en mi página, este texto lo he conseguido de la página de ByronHack, la cual os recomiendo. En la mía tenéis su dirección. Bueno, a lo que iba; a mí no me parece nada justo el trato que le han hecho al señor Mitnick. Él es un genio como pocos los hay. Tuvo sus aventuras y desventuras, hizo cosas malas, ya se sabe, pero nadie cuenta con las buenas. Nadie se da cuenta de que gracias a él los sistemas de seguridad ahora son más complejos y currados. Nadie se ha dado cuenta del gran logro que consiguió: sobrevivir durante dos años con un móvil y un PC. Eso nadie lo valora, el hecho de que un sólo hombre en su gran cruzada logró despistar, atormentar y acojonar a la seguridad informática de todo un país. El FBI lo persiguió como a un perro y el Gran Mitnick hizo con ellos lo que quiso.

        Pero ya se sabe, dicen que el que mal anda, mal acaba. Yo pienso que los cargos son excesivos, que ha estado demasiado tiempo encarcelado sin juicio y que ha recibido un trato injusto. Yo no soy de los que piden su libertad, ya que, según dicen, robó gran cantidad de material privado. Y amigos, una cosa es burlar la seguridad de un sistemas, y otra es saquear. Pero tampoco se lo reprocho, ya que, lo primero es que soy un gran admirador suyo y eso jamás se me ocurriría. Y lo segundo es la gran cruzada que ha montado y en la cual tiene cientos de seguidores. Su condena es excesiva y se merece que la rebajen, aunque solamente sea por ser lo que es: UN GENIO.