- FORMAS Y METODOS DE ACTUACION DE LA POLICIA -


        Este documento no pretende poner al descubierto ningun punto de las formas de actuar de la policia, simplemente lo que pretende es poner un granito de arena en la democratizacion de la sociedad de tal forma que ya que la policia lo sabe todo sobre nosotros, podamos tambien nosotros saber algo sobre la policia.

        Este documento es meramente informativo y sirve solamente para ofrecer a todo el que lo desee el poder ejercer el derecho a la informacion. El responsable de cualquier accion, que con este documento se pudiera cometer, es unicamente el ejecutor de dicha accion, no teniendo el autor de este documento responsabilidad alguna sobre dicha accion o sobre las consecuencias que esa accion pudieran ocasionar.


TÉCNICAS DE CONDUCCIÓN POLICIAL DE AUTOMÓVILES

        No se trata aquí de cómo realizar trompos marcha atrás para después continuar en marcha o como ponerlo sobre dos ruedas. Para esos menesteres es aconsejable realizar un curso de conducción en centros especializados. De la misma manera, no hay verdades absolutas y todo lo que aquí se explica debe tomarse con la máxima prudencia y adaptarlo a cada situación concreta en la que nos encontremos.

REPARTO DE TAREAS

        Una patrulla la forman dos personas. Así, cada uno debe adoptar sus funciones, distribuyendo las labores de cada uno. El conductor se concentrará en la conducción, mientras que el acompañante atenderá las transmisiones. En función de los gustos particulares y, sobretodo, de la ubicación física de los mandos de la sirena y los lanza-destellos, estos serán accionados por el conductor o por el copiloto, a indicación del primero.

        De esta forma, el conductor que se encuentre persiguiendo a un vehículo que se da a la fuga sólo se      preocupará del tráfico, mientras que el copiloto irá radiando continuamente la posición para pedir refuerzos.

        Igualmente, al aproximarse al punto de destino donde haya que realizar una intervención, especialmente si se va con cierta prisa, será el acompañante el que suba las ventanillas para que el conductor se preocupe exclusivamente del aparcamiento. Los dos vigilarán, por supuesto, las proximidades del lugar, la gente y vehículos que haya en los alrededores, etc.

DE PATRULLA

        Debe circularse siempre a una velocidad muy reducida. Debemos recordar que si al ver una persona o situación sospechosa queremos dar la vuelta o dar marcha atrás, las probabilidades de perder al sujeto o de que nos pillen desprevenidos aumentan considerablemente. De la misma manera es preferible observar bien lo que ocurre en 300 metros de calle a patrullar 2 Km. sin saber qué o quién nos hemos cruzado.

        Hay que guardar una distancia prudencial con el coche que nos preceda, que será aproximadamente del doble de lo normal, a fin de poder maniobrar en un atasco, girar en redondo por la misma calle o subir a la acera si la urgencia lo requiere. Esta distancia debe mantenerse, sobretodo, al detenernos en un semáforo, previendo vías de escape; debemos observar que no haya una farola en la acera que nos impida usarla como vía de escape o de urgencia.

        Ni siquiera en invierno deben subirse las ventanillas. La visión desde un vehículo es reducida, por eso es preferible subir más la calefacción del coche a no oír lo que ocurre a nuestro alrededor. Un grito, un ruido de cristal roto, una detonación o simplemente un ciudadano que requiere nuestros servicios pasan totalmente inadvertidos con las ventanillas subidas y la emisora radiando comunicados.

DETENER OTRO VEHÍCULO

        Como norma, debe consultarse la base informática para comprobar si el coche está sustraído o si existe algún tipo de señalamiento. Es conveniente recordar que el hecho de no constar como robado, no significa que no lo esté.

        Es preferible usar los lanza-destellos, incluso la sirena o la megafonía, para comunicar a un conductor que se detenga, a ponernos a su altura y hacer señales con la mano, donde seríamos un blanco fácil, tanto en una maniobra brusca como ante un arma de fuego. No está de más comunicar por radio que nos disponemos a parar un vehículo, señalando nuestra posición por si necesitamos refuerzos.

        Una vez que el otro vehículo se haya detenido, con el vehículo policial SIEMPRE detrás, el acompañante bajará del coche, sin perder detalle de lo que sucede en el interior del otro vehículo (¿están cogiendo algo de la guantera?¿están escondiendo algo entre los asientos?¿tienen el motor parado?¿cuánta gente va?). De noche es conveniente alumbrar el interior del coche con una linterna, con los lanza-destellos o con las luces de carretera de nuestro vehículo. Nunca estorba posar la mano en el arma reglamentaria, sin llegar a empuñar si la situación no lo exige.

        A todo esto, el conductor no abandona el vehículo, sino que permanece en el interior con la primera velocidad puesta y el embrague pisado, por si es necesario salir precipitadamente del lugar. No abandonará esta actitud hasta que el compañero, con una seña ya prevista, le indique que el otro conductor ha parado el motor. Si la situación lo requiere, puede incluso solicitar al otro conductor por megafonía que tire las llaves por la ventanilla, cosa que no podrá hacer si tiene el puente hecho.

        Es difícil dar una norma general sobre si deben o no bajar todos los ocupantes del vehículo, por lo que habrá que valorar cada situación en su conjunto. Los ocupantes que queden a bordo de un vehículo pueden manipular objetos o armas sin que lo apreciemos, pero también será más difícil que nos acometan conjuntamente.

        El vehículo policial debe darnos protección, no sólo al detener otro vehículo sino en todas las intervenciones, por lo que se estacionará ligeramente inclinado, con los lanza-destellos puestos, para así poder salir rápidamente y, principalmente, nos protegerá del tráfico que venga a nuestra espaldas y que puede embestirnos mientras tranquilamente estamos solicitando la documentación al conductor que no se ha bajado del vehículo.

        Linterna táctica: Es imprescindible llevar siempre una linterna. Las que incorporan habitualmente los vehículos policiales están bien, pero son aparatosas para bajarse siempre con ellas. Un modelo ideal para el trabajo policial es el modelo 6P de Surefire. Pequeña (cabe en la palma de la mano), potente (bastante más luz y sin sombras que las linternas de coche) y de fácil accionamiento (por pulsador trasero con una sola mano). Deslumbra incluso de día, aunque su gran inconveniente es el precio de la misma y de las pilas.

        Linterna de bolsillo: Incomparable el modelo Sapphire. Pequeña (sirve de llavero), potente dentro de su alcance (perfecta en oscuridad total, por ejemplo en el interior de edificios) y sin mantenimiento (autonomía garantizada por 10 años de la pila y de la bombilla).

        Multiusos: Es conveniente con alicate y de una buena marca. Los hay muy baratos, pero demasiado débiles y no resisten más de dos usos.

        Monóculo: Cabe en una mano, por lo que es muy discreto para pasar desapercibidos. El aumento ideal es de 10x25.

        Silbato: Necesario para el tráfico y muy útil para llamar la atención. Son preferible los metálicos, por duración. Hay que comprobar que soplando fuerte no se atasca la bola y deja de pitar.

        Defensa plegable: No se balancea al correr, no se olvida en el coche, no estorba en moto, no se percibe por los ciudadanos como una porra colgando y puede llevarse de paisano bajo la chaqueta. En España se puede llevar de servicio, pero es conveniente consultar la legislación concreta.

        Tonfa: Muy práctica si sabe usarse convenientemente, pero peligrosa sin conocimientos sobre su uso.

        Grilletes de cuerda: Prácticos de paisano, pero no sustituyen a los metálicos tradicionales. Sirven para salir de un apuro o para llevar fuera de servicio, por si acaso.

        Guantes de látex: Imprescindibles para el trabajo policial, no sólo para evitar contagios en cacheos o asistencias a heridos, sino para buscar en contenedores de basura, lugares encharcados o muy sucios, cambiar una rueda, etc.

        Spray de defensa: Permite solventar una situación delicada (inferioridad numérica, individuo muy agresivo o muy fuerte) sin recurrir al arma de fuego. Aunque en España está permitido el portarlo de servicio es conveniente consultar la legislación pertinente y las características del spray que compremos (imprescindible que esté homologado y conocer las consecuencias y/o peligros de su uso).

ABORDAJE, IDENTIFICACIÓN Y CACHEO

REPARTO DE TAREAS

        Antes de abordar a un individuo, deberán repartirse las dos tareas fundamentales: intervención y seguridad. Una vez repartidos estos papeles, no deben cambiarse, ateniéndose cada policía al rol que tenga asignado.

        El encargado de la intervención será quién hable en todo momento, aborde al individuo a identificar y lleve el ritmo de la intervención. Es conveniente el acuerdo mutuo en una serie de gestos o señas para indicar al otro cualquier incidencia en la intervención.

ABORDAJE

        El policía que intervenga se dirigirá hacia el individuo, con la mano próxima al arma reglamentaria, sin empuñar a no ser que sea preciso. No hay que confundir empuñar con desenfundar. En el primer caso el arma está en su funda, con la mano apoyada sobre ella con un efecto intimidatorio y de preparación. La otra mano puede extenderse hacia el individuo, con el gesto de esperar la entrega de la documentación que se le requiere, sirviendo al mismo tiempo de primera barrera ante una eventual agresión. Esta posición es básicamente la posición universal de salida en técnicas de autodefensa.

        El policía que da seguridad a la intervención ha debido ya colocarse a una distancia suficientemente lejana para que el identificado no pueda abordarnos y lo bastante cerca para socorrer al compañero en caso de agresión. Debe estar pendiente principalmente de la intervención, pero también del entorno por si el individuo no iba sólo como creíamos.

        No hay una postura clara, por lo personal de la decisión y lo imprevisible de la situación, de cómo debe llevarse el arma (con seguro, cartucho en recámara, etc.). En líneas generales parece lo más acertado que el policía que interviene lleve el seguro puesto para así, si le quitan el arma, poder disponer de un breve y valioso tiempo para reaccionar. El policía que cubre, en cambio, puede llevar cartucho en recámara y sin seguro, para así poder reaccionar rápidamente y cubrir al compañero.

        La posición entre ambos policías y el individuo es de suma importancia. Ambos han de tener una visión perfecta del individuo, y no han de estar en la línea de tiro del compañero. El policía que cubre ha de estar en una posición en la que el individuo sepa que está ahí, próximo a reaccionar, pero que le resulte difícil cubrir con la vista a los dos policías. Una buena posición consigue no sólo una buena base para reaccionar, sino que tiene un gran efecto disuasorio: el individuo se lo pensará dos veces si, aún pudiendo atacar o neutralizar a un policía, observa que no podrá ser lo suficientemente rápido para neutralizar a los dos.

        Hay que vigilar con especial atención las manos. "Las manos son las que matan", me dijo un veterano. Difícilmente nos matará de una patada o de un cabezazo, pues el compañero que nos cubre evitará que haya una segunda, pero si lleva una pistola escondida y estamos mirándole los gestos que hace con la cara, quizás lleguemos demasiado tarde. Hay que solicitarle que saque las manos de los bolsillos. Una buena frase para empezar es: "Buenos días. Saque las manos de los bolsillos, por favor". Es amable, da sensación de profesionalidad y hace saber al individuo que sabemos qué estamos haciendo y cómo tenemos que hacerlo.

        Tras solicitarle la documentación, guardaremos esta en el bolsillo, para disuadir así de la fuga corriendo o para tenerlo identificado si esto ocurre. Esto es especialmente efectivo en casos de baja peligrosidad (personas no delincuentes que tienen su primer contacto con la policía y están algo nerviosos).

CACHEO

        Mucho se ha hablado de cómo cachear, de las piernas separadas de la pared, de las posturas inestables y otras técnicas rara vez aplicadas, pero no por eso menos necesarias. Se hablará aquí de ciertas líneas generales, que deben amoldarse a la situación y a la técnica que cada uno utilice.

        El primer paso es ordenar al individuo que saque todos (remarcar que nos referimos a todos) los objetos que lleve y los vaya depositando sobre el capó de un coche, un banco o cualquier otra superficie. No olvidemos extremar el control de ambas manos. Si tenemos sospechas de que porte una arma, es conveniente que no saque nada y buscar por nosotros mismos.

        Una vez que haya sacado todos los objetos, antes de mirarlos uno por uno, se procederá al cacheo de las ropas. Es importante preguntar antes de tocar, no sólo para dar la oportunidad de que el individuo saque algo que se le haya "olvidado", sino insistir en si porta jeringuillas u objetos punzantes. No nos conformemos con preguntarlo una sola vez. Insistamos, pues después será tarde.

        Deben observarse todos los pliegues de la ropa, deslizando la mano por ella. Cachear no es darle palmadas al individuo, sino deslizar la mano para no pasar por alto el más mínimo resquicio. En función de lo que estemos buscando o de lo que conlleve la situación, buscaremos en el interior de los zapatos, del cinturón, del pelo, de la boca, debajo del reloj, detrás de las orejas -en especial si lleva gafas-, etc. Cualquier sitio es bueno para esconder una papelina, una navaja, etc.

IDENTIFICACIÓN

        Una vez controlado el individuo y ver que no nos supone más peligro que el derivado de su fuerza física, el policía que cubre procederá a solicitar por radio las posibles requisitorias que tenga.

        A todo esto, seguimos teniendo la documentación del individuo en el bolsillo, la cual no devolveremos hasta que estemos absolutamente seguros de que aquél individuo puede marchar del lugar. Esto es lo último que se hace.


TÉCNICAS DE CONDUCCIÓN POLICIAL DE MOTOCICLETAS

SEGURIDAD PASIVA

        Dada la imposibilidad de evitar tener un accidente, es conveniente adoptar una serie de medidas de seguridad pasivas para minimizar las consecuencias.

        La adopción de un buen casco es fundamental para evitar traumatismos craneoencefálicos. Este debe ser homologado y de una talla correcta. Demasiado grande facilitará que se salga en caso de caída y demasiado pequeño provocará molestias y dolores de cabeza que disminuirán la concentración y los reflejos del conductor, siendo esto también de aplicación para el barboquejo que debe llevarse ajustado pero sin presionar excesivamente la garganta.

        Hay que escoger un modelo de guantes que lleve preferentemente tachuelas o remaches metálicos en la      palma de las manos. Estas evitan que las manos queden frenadas en el momento de rozar con el asfalto y que el cuerpo salga despedido por encima, lo que ocasiona innumerables lesiones y/o fracturas de muñecas. En la actualidad existen guantes que sustituyen estos remaches por tejido de kevlar, que si bien es altamente protector, no desliza de la misma manera.

        Para evitar lesiones medulares, se recomienda el uso de una espaldera que proteja la columna de impactos. Esta debe ser ligera, de fácil colocación y que facilite la ventilación, para evitar que la pereza o el calor estival nos haga desistir de su colocación. Desde el punto de vista del conductor de motocicletas, el modelo ideal es el que incorpora al mismo tiempo una faja elástica que prevenga la fatiga en la zona lumbar, si bien hay que reconocer que para las labores policiales puede incomodar llevarla permanentemente.

SEGURIDAD ACTIVA

        Las técnicas que a continuación se explican deben ser objeto de una dilatada práctica en situaciones de seguridad controlada, como por ejemplo en circuito cerrado, y no deben intentar emplearse sin haberse ensayado antes ampliamente. Deben tratar de integrarse en los actos reflejos, pues en situaciones límite no hay tiempo para reaccionar. Sin duda alguna, para el policía que patrulla diariamente sobre una motocicleta, es una excelente inversión alguno de los múltiples cursillos sobre conducción de motocicletas que se imparten en diferentes clubes y asociaciones.

        Como ejemplo de lo que puede pero no debe hacerse sin un amplio entrenamiento previo, recordaremos determinadas películas de acción en las que, a fin de evitar un impacto frontal y ante la imposibilidad de esquivar un obstáculo, o para pasarlo por debajo, como es el caso de un camión cortando la calle, los especialistas de cine clavan el freno trasero haciendo deslizar la rueda trasera y cuando esto ocurre, tumban la motocicleta y se dejan deslizar por el suelo, llevándose todas las rozaduras, pero evitando un impacto brusco contra el suelo. Es de resaltar que esto lo realizan especialistas ampliamente entrenados, con un equipo de protección bajo la ropa que evita que las rozaduras se conviertan en quemaduras y generalmente con motocicletas trail, que permiten realizar mejor esta maniobra.

        Dos son los peligros principales en la conducción de motocicletas: los deslizamientos o derrapajes y los obstáculos imprevistos.

        Los derrapajes limpios tiran la motocicleta al suelo y, de no impactar contra un obstáculo o ser embestidos por el vehículo que circula tras nosotros, no acostumbra a tener más resultado que un arrastrón que se salda con algunos rasguños y quemaduras. El problema viene cuando tras el derrapaje la rueda vuelve a adherirse al asfalto. Es en ese momento cuando la moto quiebra y expulsa al conductor disparado por la parte superior de la motocicleta, con el consiguiente impacto contra el suelo o la posibilidad de clavarnos alguna parte de la motocicleta (manillar, retrovisores, cúpula, etc.). Los deslizamientos de la rueda delantera son prácticamente incontrolables y la única posibilidad es la que utilizan los pilotos de motocross, que toman las curvas sacando el pie del lado interior de la curva para, en caso de deslizamiento, dar una patada o "pisotón" que levante o estabilice la el vehículo. Para alargar un derrapaje de la rueda trasera hay que presionar sobre la estribera contraria a la dirección en que se desliza esta y para acortarlo hay que presionar sobre la estribera contraria.

        Si bien son especialmente peligrosas las manchas de tierra o aceite por lo imprevisible, también lo son por su cantidad las señalizaciones horizontales, como pasos de cebra, líneas de separación de carriles, etc las cuales son muy resbaladizas en mojado. Especial atención hay que tener con estas señales no sólo en las frenadas sino también al acelerar.

        La motocicleta va donde va la vista. Este importantísimo precepto es válido para las curvas, donde no conviene mirar el espacio precedente, sino el final de la curva que estemos trazando. También es de utilidad para esquivar obstáculos. Si ante el peatón que se cruza y se queda bloqueado en el camino, o ante el objeto que aparece repentinamente en la calzada, nuestra reacción es fijar la vista en él, el impacto está casi asegurado.

        La primera medida para esquivarlo es mirar hacia donde queramos ir. La segunda es la maniobra conocida como "contramanillar". En contra de la creencia popular, para girar con una motocicleta se gira el manillar en la dirección contraria en la que se desea girar, a excepción de las maniobras en parado. Esto es difícil de aceptar a priori, puesto que son tan escasos milímetros que la razón dice que es al contrario. Esto, que tiene su efecto en las fuerzas que ejerce la rueda al girar, es bien sabido por los motoristas que han conducido alguna vez un "quad" o vehículo de cuatro ruedas con manillar, donde el giro del manillar se realizar en el mismo sentido que la curva.

        Sabiendo esto y con un poco de práctica, se pueden realizar cambios rápidos de trayectoria forzando este giro en el sentido contrario al de la curva (insistimos: en muy pocos milímetros) con lo que conseguiremos mejores resultados a la hora de esquivar imprevistos.

SEGURIDAD ACTIVA EN CONDUCCIÓN A DÚO

        En las patrullas en motocicletas, como en la mayoría de aspectos policiales, es fundamental el conocimiento de la manera de actuar de nuestro compañero, aunque también deben observarse los siguientes consejos, que ayudarán en gran medida a la prevención de accidentes:

        -El policía que circula en primer lugar debe estar pendiente en todo momento de la situación de su      compañero, avisándole con anticipación de las acciones a realizar. Es buena idea establecer una simbología para avisar, mediante gestos, de las acciones más usuales, como pueden ser detenerse para identificar a una persona, detener a un vehículo en marcha, etc.

        -El policía que circula en segundo lugar estará pendiente de las maniobras de su compañero, dado que el primero se dedicará principalmente a la observación de lo que ocurre en la calle. Podríamos decir que el que circula en primer lugar intentará observar en un ángulo de 180º, mientras que el que circule por detrás limitará este ángulo a unos 90º.

        -Además de dejar una distancia suficientemente amplia como para frenar en caso de imprevisto (sensiblemente superior a la que se deja habitualmente en la vida privada), se debe circular ligeramente desplazado hacia un lado, puesto que se consigue un doble objetivo: por un lado facilitamos que el compañero que nos precede nos localice en el retrovisor y por otro aumentamos el espacio disponible en caso de una frenada de emergencia.

        -No se debe circular en paralelo, ni detenerse de esta forma en los semáforos, no sólo por la prohibición legal que existe de circular en paralelo, sino para evitar ser blanco de atentados o agresiones y aumentar el campo de visión.

        -En las ocasiones en que se deban utilizar los sistemas acústicos y ópticos de emergencia, el policía que circule en segundo lugar debe prestar una especial atención al tráfico, dado que es habitual que los conductores dejen pasar a la primera motocicleta y, en ocasiones, reanuden la marcha contemplándola sin darse cuenta que a continuación viene otra, lo que aumenta enormemente el riesgo de accidentes.

Autor: http://www.policia.es.org


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