El Gobierno ha vuelto a hacer un ejercicio de funanbulismo presupuestario al presentar ante la sociedad un proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013 que parte de un escenario macroeconómico irreal y que van a evidenciar un nuevo error de previsión junto a una intencionalidad política cuestionable, que nos va a restar credibilidad internacional, va a suponer mayores dosis de sufrimiento para la mayoría social y nos van a abocar a un escenario de mayor recesión que va a prolongar e implementar la crisis destructora de empleo. El Gobierno ha elaborado el proyecto al revés de cómo la lógica y el método indican, esto es, ha partido de unas cuentas objetivo y después ha preparado el cuadro macroeconómico.
Así, se ha previsto un objetivo de reducción del déficit desde el 6,3% que espera lograr en 2012 al 4,5% en 2013. Primer error político y de cálculo porque a día de hoy estamos en el camino de incumplir el objetivo de este ejercicio.
En segundo lugar, parte de un supuesto erróneo de evolución del PIB. Da por buena una caída del 1,5% para este año y cifra el retroceso en el 0,5% para 2013, cuando todos los organismos internacionales y los principales servicios de estudios indican que en 2013 el retroceso puede llegar a ser casi el triple.
A partir de aquí, las previsiones de gasto en los principales capítulos se rebelan falaces ya que un decremento del PIB, mayor del consignado, traerá como consecuencia que las cifras de prestaciones por desempleo aumenten más de lo previsto, los ingresos fiscales estimados consiguientemente serán menores y por tanto el desfase aumentará. Conviene recordar que en 2012 no se están cumpliendo las previsiones de ingresos fiscales. El aumento del IVA no está trayendo como consecuencia una recaudación mayor en la proporción estimada, como consecuencia del aumento de la atonía de la demanda interna y del incremento, reconocido, de la economía sumergida. Asimismo, los ingresos por la amnistía fiscal no están siendo, ni de lejos, los esperados.
El Presupuesto de 2013 parte de un techo de gasto de 126.792 millones, un 9,2% más que en 2012, si se excluyen el incremento del gasto en intereses de deuda (9.114 millones) y la mayor aportación a la Seguridad Social (6.683 millones), para culminar la separación de fuentes el incremento del gasto queda en el 5,6%.
Todos estos supuestos erróneos van a tener como consecuencia, entre otras, el incremento de las cifras de desempleo muy por encima de lo previsto en el proyecto de cuentas públicas. Sin ir más lejos, en el apartado de recortes de gasto de personal se prevé un recorte generalizado del 4% de cada ministerio y la congelación, por tercer año consecutivo del sueldo de los empleados públicos, aunque en esta ocasión mantendrá las dos pagas extra de los funcionarios. A esto se suma que no habrá nuevas contrataciones en el sector público, aunque la tasa de reposición se mantendrá en el 10% en algunos sectores como la sanidad, los cuerpos de seguridad del Estado y la inspección de Hacienda y de Trabajo. Estos recortes se traducirán en destrucción de empleo en el sector público. En el privado, la espiral recesiva no reconocida en su totalidad, ahondará en la destrucción de empleo.
Pero lo más grave de estas cuentas públicas es que los gastos financieros en 2013 serán el doble que los presupuestados en 2009 por la crisis e incluso superarán también por primera vez a lo que destina el Gobierno a pagar las prestaciones por desempleo. Esto constituye una agresión a la ciudadanía sin precedentes tan solo matizada por una subida de las pensiones del 1% y un aumento no concretado de las becas.
Así se cuadran las cuentas: se inflan las previsiones de ingresos y se minusvaloran las de gastos para alcanzar sobre el “power point” el objetivo de déficit propuesto.
Todo el esfuerzo realizado por los ciudadanos se lo comen los intereses de la deuda y la supuesta bondad de aumentar las pensiones en un 1%, se ve desbordada por una inflación en aumento. EL IPC adelantado del mes de septiembre se sitúa en el 3,5%. Por tanto, subirán las pensiones pero sus beneficiarios seguirán empobreciéndose.
– Escenario macroeconómico irreal.
– Previsiones de gasto que se incumplirán.
– El empleo seguirá por la senda de la destrucción.