El informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2022 de la OIT advierte que la recuperación del empleo a nivel global está siendo mucho más lenta de lo esperado. Así, el déficit de horas trabajadas previsto para 2022 equivale a 52 millones de empleos a tiempo completo menos respecto de 2019. A nivel nacional, los países en desarrollo han sido los que han sufrido más el impacto al experimentar mayores niveles de desigualdad, condiciones de trabajo más divergentes y sistemas de protección social más débiles.
La pandemia, las deficiencias estructurales y los nuevos riesgos reducen el potencial de creación de trabajo decente
Las deficiencias y desigualdades estructurales subyacentes amplifican y prolongan el impacto adverso de la crisis. La gran cantidad de economía informal que existe en muchos países en desarrollo está afectando a la eficacia de las políticas públicas. Las empresas informales han tenido menos acceso a las líneas de crédito formales o al apoyo gubernamental relacionado con la COVID-19. Esto ha provocado que las ayudas hayan tenido menos probabilidades de llegar a las personas que más lo necesitaban, provocando un aumento de la desigualdad. Las regiones más afectadas por la crisis son el sudeste asiático, América Latina y el Caribe.
En los países en desarrollo, la falta de sistemas de protección social que pueden proporcionar prestaciones para estabilizar ingresos ha agravado la situación de los hogares económicamente vulnerables. La pandemia ha empujado a millones de niños a la pobreza. Las estimaciones sugieren que otros 30 millones de adultos caerán en la pobreza extrema, al tiempo que aumenta el número de trabajadores pobres.
La recuperación asimétrica de la economía mundial ha comenzado a causar efectos a largo plazo, en términos de incertidumbre e inestabilidad. Los cambios en la demanda del mercado y el aumento de los servicios online, el aumento de costes comerciales y los cambios en la oferta de mano de obra inducidos por la pandemia han creado cuellos de botella en el sector manufacturero, impidiendo el retorno a las condiciones laborales anteriores a la pandemia.
Por otro lado, el aumento de los precios de los productos básicos y de los esenciales y que el mercado de trabajo está lejos de recuperarse, reduce significativamente la renta disponible, aumentando el impacto de la crisis.
La recuperación el mercado de trabajo es desigual e incompleta
A pesar de que se estima una mejora en el número de empleos recuperados con respecto a 2021, la OIT considera que habrá un déficit de en torno a 52 millones de empleos a tiempo completo. En 2022 el mercado de trabajo estará pendiente de recuperarse, situando la relación empleo-población en el 55,9 %, es decir, 1,4 puntos porcentuales por debajo de su nivel de 2019. No se espera que la tasa de desempleo global recupere el nivel pre-pandemia hasta, al menos, 2023.
La recuperación del mercado laboral está siendo más rápida en los países de renta alta, que representan alrededor de la mitad de la disminución mundial del desempleo entre 2020 y 2022, mientras que solo constituyen en torno a una quinta parte de la población activa mundial.
En cuanto al empleo femenino, las mujeres han sufrido un impacto desproporcionado de la pandemia. A pesar de que se prevé que se reduzca a nivel mundial en los próximos años, la brecha seguirá siendo considerable. Y será más pronunciada en los países de ingresos medio-altos (1,8 puntos porcentuales por debajo del nivel de 2019 frente a 1,6 de los hombres). Asimismo, los jóvenes han visto muy afectadas sus perspectivas laborales. El cierre de colegios, institutos e instituciones de formación profesional durante largos periodos, están debilitando los resultados del aprendizaje, lo que podría afectar a largo plazo al empleo y a la formación continua de los jóvenes.
Cambios económicos y desigualdad
En definitiva, la pandemia ha llegado a inducir cambios económicos que podrían ser estructurales, con implicaciones duraderas para los mercados de trabajo. La confluencia de varias tendencias está generando incertidumbre sobre si la reducción de las horas de trabajo, el empleo y la participación de la mano de obra es temporal, o si la pandemia está acelerando salidas del mercado más estructurales o transformaciones de ahorro de mano de obra.
Los datos también reflejan que se está profundizando la desigualdad en diversos ámbitos, desde la desigualdad de género hasta la ampliación de la brecha digital. Los cambios en la composición de las relaciones laborales, como la dependencia del empleo informal, el aumento de los trabajos a distancia o de la temporalidad, puede afectar a las condiciones y a la calidad del trabajo.
Desde USO demandamos la liberalización de las patentes de las vacunas para lograr el acceso de los países con escasos recursos, así como la puesta en marcha de medidas universales de protección social y empleo decente por parte de los gobiernos.