Lugo es la provincia en la que en febrero de este año se instaló el primer tramo experimental (500 metros) con balizamiento “inteligente” antiniebla diseñado por la DGT. El tramo escogido se encuentra en la autovía A-8, la Autovía del Cantábrico, entre Mondoñedo y Abadín, en el Alto Fiouco. En esta vía se producen “determinadas condiciones meteorológicas consistentes en niebla excesivamente densa que obligan a cortar la circulación por ella con bastante frecuencia”, aclara Paula Yubero, jefa provincial de Tráfico de Lugo.
Si seguimos el código de color que se utiliza para medir las dificultades para la circulación que puede ocasionar la niebla (ver infografía), entre septiembre de 2014 y diciembre de 2016 estuvo unos 35 días en nivel rojo (con una visibilidad inferior a 40 metros) y 88 días en nivel negro, es decir, cerrada.
El tipo de niebla que se produce en este entorno se caracteriza por variar la distancia de visibilidad de forma muy rápida. Para Pedro Tomás Martínez, jefe del Área de Gestión de la Movilidad de la DGT, “esto dificulta la tarea de la conducción segura a lo largo del tramo en condiciones de muy baja visibilidad, lo que exigía cortar la carretera y desviar el tráfico a otras vías con menos niebla”. Asimismo, la operación de corte y desvío del tráfico entrañaba serios peligros para el personal que lo llevaba a cabo en el lugar. Gracias a esta obra, ejecutada con presupuesto de la DGT, “ahora es posible efectuar el desvío de manera automática, sin intervención de personal in situ, todo gestionado desde el Centro de Gestión de Tráfico de la DGT en A Coruña, con criterios objetivos cuando se detecta niebla que reduce la visibilidad a 40 metros”, explica Pedro Tomás.