Comprar un coche y que a los veinte mil kilómetros empiece a consumir tanto aceite como gasolina es el inicio de un calvario que sufren o sufrirán 750.000 vehículos con motores PureTech de Stellantis. Que esto le suceda a un trabajador de la empresa fabricante, conocedor de cada pieza de ese motor, que sabe a ciencia cierta que el fallo es de fábrica porque lleva toda su vida entre esas máquinas, es aún peor. Su boca está sellada por un contrato de confidencialidad que le obliga al silencio sobre su trabajo.

No se sabe cuántos empleados de Stellantis y de sus muchas empresas subcontratadas compraron coches con motores defectuosos. Ninguno de ellos quiere hablar públicamente por miedo a ser despedido.
Este es el caso de Manuel, un técnico de recambios de una empresa subcontratada de Stellantis que compró un Opel y a los 4 años se vio obligado a cambiar el motor, cuando el consumo de aceite comenzó a ser equiparable al de gasolina. “Yo sabía que el fallo no tenía otra solución más que cambiar el motor”.
Manuel asegura que cualquier otra compañía hubiese asumido el fallo y atajado el problema antes de que se convirtiera en una bola de nieve, pero Stellantis no lo hizo y se limitó a ofrecer a los afectados, siempre que hubiesen pasado todos los controles en el concesionario, un descuento en la mano de obra y en las piezas. “Hay gente que ha tenido que pagar más de 9.000 euros por un cambio de motor de un coche que le costó inicialmente unos 26.000 euros; otra marca no deja que esto pase”, y añade con contundencia: “Los directivos sabían desde el principio que era un fallo de fabricación y han dejado que la montaña se haga grande. Ahora son miles los motores Puretech fallidos que se devuelven; en mi puesto de trabajo, mínimo 30 a la semana”. Detrás de estos números hay historias humanas, gente que ha intentado vender el coche al ver los fallos, pero los compradores saben perfectamente que un vehículo con ese tipo de motor dará problemas y pagan precios irrisorios. Manuel nos comenta que él mismo se asustó: “He visto casos de gente que se ha quedado sin frenos, ¿qué haces en una autopista? Tienes miedo…”
Manuel forma parte de los más de 9.000 afectados agrupados en AFESTEL, su caso también figura entre las miles de demandas que están siendo presentadas ante los tribunales contra Stellantis para recuperar los gastos ocasionados por unos motores que no deberían haber fallado.
Hasta ahora los representantes de uno de los fabricantes de motores más grandes del mundo se ha negado a sentar a sus representantes en la mesa de conciliación de los juzgados, aunque poco a poco han empezado a devolver parte de los gastos de algunos afectados. Pero sin miles los que quedan fuera de posibles indemnizaciones por los estrictos requisitos que impone la empresa para aceptar los expedientes.
Desde AFESTEL se considera que esta es una manera más de ganar tiempo y agotar la paciencia de los usuarios, sin embargo desde la directiva advierten que se presentarán más de 3 mil demandas antes de finalizar el verano y que, además, las conversaciones con otras plataformas de afectados en otros países de Europa están ya muy avanzadas con el objetivo de sumar fuerzas en una acción en común contra la multinacional.
AFESTEL reúne ya a más de 9.000 asociados de todos los rincones de España, y otros 8.000 afectados ya se han puesto en contacto con la organización interesados en sumarse a esta demanda colectiva. Muchos de ellos llegan a AFESTEL cansados de las negativas del fabricante y de los fallos permanentes de la Plataforma Stellantis, creada para la gestión de las reclamaciones.
Las personas afectadas por este fallo de motor que deseen más información pueden acceder a la web de afectados.


















