Los trabajadores de Stellantis afectados por los motores fallidos tienen miedo a hablar
Comprar un coche y que a los veinte mil kilómetros empiece a consumir tanto aceite como gasolina es el inicio de un calvario que sufren o sufrirán 750.000 vehículos con motores PureTech de Stellantis. Que esto le suceda a un trabajador de la empresa fabricante, conocedor de cada pieza de ese motor, que sabe a ciencia cierta que el fallo es de fábrica porque lleva toda su vida entre esas máquinas, es aún peor. Su boca está sellada por un contrato de confidencialidad que le obliga al silencio sobre su trabajo.


















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