La ligera disminución del IPC en agosto (una décima) pone de manifiesto que nuestra economía sigue en la UVI, enferma de gravedad, y que el consumo interno, uno de los motores del crecimiento, está parado. Con un IPC que triplica, transcurrido más de la mitad del año, la “previsión del Gobierno” para todo el ejercicio, con los salarios más bajos y precios más caros no hay manera de que repunte el consumo y por tanto la actividad económica ligada a él y consecuentemente el empleo.
Esta situación está haciendo que cada vez sean más las familias que, una vez cubiertas las necesidades básicas -agua, luz, hipoteca, alimentos-, ven cómo queda nada o casi nada para el gasto; hay una merma real en el poder de compra, como consecuencia de la merma del poder adquisitivo.
Desde la USO creemos que hay que romper este círculo vicioso generando más ingresos y más liquidez en las economías familiares y eso pasa por incrementos salariales que eviten nuevas disminuciones de renta. Sólo inyectando liquidez se fomentará un consumo responsable que reactive la economía y el empleo.