Estornudos en salva, secreción nasal, congestión y picor en la nariz, lagrimeo, picor en los ojos, conjuntivitis… Si tiene estos síntomas, podría sufrir un catarro, o tratarse de una alergia al polen. ¿Cómo saberlo? Lo mejor, acudir al médico.
Si hay conjuntivitis, no suele ser catarro –que sí produce fiebre y tos con expectoración– y sí alergia –sin fiebre, con tos seca y fatiga nocturna–. Si, además, los síntomas desparecen cuando llueve y vuelven al cesar ésta y empeoran con el viento, será alergia.
Los síntomas de un ataque alérgico (lagrimeo, congestión nasal, fatiga, estornudos en cadena…) ya dificultan la conducción segura. Además, el 50% de los alérgicos sufre alteraciones del sueño –con congestión nasal no se duerme bien– y los que padecen rinitis alérgica sufren somnolencia diurna, lo que también interfiere en la seguridad al volante.
Para tratar las alergias se utilizan antihistamínicos. Desde hace algunos años incorporan en sus embalajes un pictograma que avisa de sus efectos sobre la conducción y en sus prospectos un apartado que explica los efectos, si los tienen. Los que utilizan como principio activo bilastina, ebastina, desloratadina, loratadina y terfenadina NO producen efectos sobre la conducción y son, por ello, mejores para la seguridad al volante.
Pinche aquí si quiere saber más de cómo afectan las alergias a la conducción.
Y si quiere ver qué nivel de polen hay en su zona:
https://www.polenes.com/home