A pesar de una campaña de Navidad coja, que trajo contratación, pero lejos de otros años, el paro solo bajó en el último trimestre de 2020 en 3.100 personas, -0,08%, según recoge la última oleada de la EPA. En esos meses finales del año, creció levemente la ocupación, 167.400 personas más (+0,87%), “pero son cifras engañosas en esta situación, pues incluyen a las personas en ERTE”, recuerda Joaquín Pérez, secretario general de USO. Al acabar 2020, el paro había crecido con respecto a 2019 en un 16,54%.
Otro indicador al respecto, que habla del peso que suponen los trabajadores en ERTE en la ocupación es el número de ausentes de su empleo en la semana de referencia del trimestre. Han bajado a casi la mitad, sí, de 3.592.800 a 1.889.100, pero la propia EPA especifica que se debe a una mayor incidencia de las vacaciones en el trimestre anterior, porque la ausencia por ERTE solo se ha reducido en 16.800 personas.
En uno de los peores contextos de los servicios públicos, la Administración ha sido la primera en precarizar el empleo
“El empleo, en su conjunto, ha descendido, especialmente la contratación privada, que ha perdido 750.000 puestos de trabajo. Aun así, no entendemos que el empleo público, con las carencias que ha habido y sigue habiendo en Sanidad, residencias y organismos básicos de atención sociales, como el SEPE, solo haya generado 125.000 empleos. Esto refleja, además, que los contratos por días y semanas no son patrimonio privado, sino que la propia Administración parchea las necesidades ciudadanas y crea empleos basura”, recrimina Pérez.
En total, 2020 cerró con 622.600 personas ocupadas menos, a pesar de que incluye a las reguladas por ERTE.
La EPA también recoge que 2020 destruyó empleo indefinido y creció la tasa de temporalidad
Otro dato que refleja la depauperación del empleo que se crea es “el tipo de puestos que se han destruido. A pesar de que siempre hablamos de un bajo índice de contratación indefinida mes a mes, en torno al 8%, el empleo indefinido destruido representa más de la mitad del temporal”, advierte el secretario general de USO. Por ello, la tasa de temporalidad se ha incrementado en medio punto, hasta el 24,63% de los trabajadores activos.
“Los ERTE son el sostén y no la solución. Es una prestación social que, además, maquilla los datos del paro, pero el problema del empleo en España ya era estructural y cualquier crisis, sobre todo una de estas dimensiones, aumenta la profundidad de los daños. Debe sostenerse a las familias, pero ni ellas quieren depender de las agónicas prórrogas de los ERTE ni el sistema puede aguantar mucho más tiempo sin generar puestos de trabajo. Las políticas de empleo deben ser más que políticas de auxilio social”, reclama Joaquín Pérez.