Heterogeneidad en los contratos frena creación de nuevos puestos de trabajo

El paro sigue siendo el principal problema de nuestro país y, como tal, las medidas para fomentar la creación de empleo será uno de los puntos fuertes de los programas electorales de cara a la próxima cita con las urnas, el 20 de diciembre. Así lo han adelantado los principales partidos políticos –a falta de presentar sus programas definitivos, a excepción del PSOE–.

En este sentido, uno de los actores que protagoniza el escenario laboral español es la diversidad de contratos –hasta 42 tipologías, según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social–, un hecho que muchos empresarios, emprendedores y autónomos han denunciado, debido a las dificultades que encuentran a la hora de elegir el que mejor se adapta a sus necesidades.

Un sistema demasiado complejo

En nuestro país existen cuatro modalidades generales de contratos: indefinido, temporal, contrato en prácticas y, por último, para la formación y el aprendizaje; que a su vez engloban hasta 42 tipologías diferentes. Una variedad que convierte a este universo en una maraña bastante complicada para los empleadores, y por la que los expertos en mercado laboral llaman a una simplificación, especialmente dentro de la modalidad temporal.

“España actualmente tiene un sistema de contratos temporales demasiado complejo”, denuncia Gayle Allard, economista y experta en mercado laboral de IE Business School. “El motivo por el cual se lanzaron los contratos temporales hace décadas en España era que el coste de despido del contrato fijo era excesivo y las empresas necesitaban alguna válvula de escape que les permitiera flexibilidad. Ahora, con el coste de despido muy próximo al promedio de los países del entorno, ya no es así. El temporal y todos los demás contratos llamados basura ya no tienen sentido y complican la creación de puestos de trabajo, que ahora mismo es una necesidad urgente”, defiende Allard.

Éstas son algunas de las premisas que están llevando a distintas voces a apostar por el contrato único, una modalidad que convertiría por defecto a todos ellos en indefinidos.

“Sería más sencillo y justo un coste de despido de 20 días, que sea igual para cualquier trabajador que acceda al mercado”, defiende Allard. No obstante, habrá que esperar al 20 de diciembre para comprobar cómo se sigue desarrollando este mapa laboral.

Por el momento, parece claro que aquellos que están pensando en incorporar nuevos trabajadores deberán tener en cuenta en qué casos podrían beneficiarse de incentivos y bonificaciones, como ocurre con la tarifa plana de 100 euros para la contratación de trabajadores indefinidos.

Otro ejemplo de ello es el contrato indefinido de apoyo a los emprendedores, que entró en vigor tras la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy y que va destinado a fomentar la creación de empleo por parte de autónomos, emprendedores y pymes. De esta forma, si el empleador quiere conservar las bonificaciones, debe comprometerse a mantener al trabajador al menos tres años, con un periodo de prueba de un año.

Del mismo modo, aquellos que contraten a personas en riesgo de exclusión social, víctimas de terrorismo, de violencia de género o beneficiarios del subsidio por desempleo mayores de 52 años, tanto de forma temporal como indefinida, también contarán con bonificaciones.

Por otro lado, dentro de la contratación temporal, existen otras subdivisiones: por obra y servicio, por circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, o para sustituir a trabajadores con derecho a reserva del puesto de trabajo, es decir, de interinidad, entre otros.

La tercera modalidad –contratos para la formación y el aprendizaje– engloba a aquellos acuerdos destinados a favorecer la inserción laboral y la formación de los jóvenes, en un régimen que permita alternar la actividad profesional remunerada en una empresa con la formativa.

Por último, los empresarios también podrán contratar a trabajadores en prácticas, cuyo objetivo es que la actividad profesional se adecúe al nivel de estudios de la persona. Aún así, reducir la heterogeneidad no será suficiente: se debe apostar por eliminar la precariedad.

Reducir la precariedad

Cada vez son más voces las que piden una simplificación del mercado laboral. “Hay que ir a un contrato único. Un joven recibe automáticamente un contrato temporal porque es joven, y esto es injusto. Si una empresa no está de acuerdo con el rendimiento de un empleado, le puede despedir, con el coste correspondiente, que aumenta con la antigüedad, pero que es igual para todos los trabajadores”, defiende Allard, y añade que ésta “es una reforma pro-social porque reduce la precariedad del empleo sin cerrar la puerta a crear otros nuevos”.

Autor: USO
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