A continuación voy a escribir un artículo a modo de queja, este articulo es totalmente de ciencia ficción y todo parecido con la realidad es mera coincidencia. Insisto en que todo lo que escriba apartir de ahora me lo acabo de inventar y que nadie piense que es un relato basado en algun caso real. Nuestro protagonista del relato se llama «El Rápido» aunque su nombre real es Mikel.
Estaba un día Mikel en la barra de un bar de estos de mala muerte, eran las 11 de la mañana, llevaba toda la noche de fiesta movimiendose por todo Bilbao, si habia divertido un poco, habia pasado algo de farla, habia dado el palo a dos julais que se lo pusieron muy fácil. Vamos, una noche tan habitual como otra cualquiera. Estaba sentado en la barra del bar tomandose un whisky y valorando la posibilidad de irse a casa, la cual no le atraia demasiado ya que consideraba que todavía sobraba noche.
A nuestro protagonista de esta historia le llamaban el rápido, por su rapidez en hacer su trabajo fuera el que sea, largarse y no levantar sospechas de nada de lo que estuviera haciendo, que legal precisamente nunca era. Le llamaban el rápido porque podía pasar farla a cualquier cliente delante de todos rápidamente y sin que nadie se entererá.
En esto que cuando salía del w.c se encontro con un amigo de toda la vida que acababa de entrar. Un amigo de fiesta y de trapis de toda la vida, que hacia tiempo que no le veía. Tras el afectuoso saludo correspondiente se pudieron a hablar recordando los viejos tiempos.
En esto que Mikel le pregunta a su amigo que que era de su vida y que a que se dedicaba ahora. El tio le responde que ahora era policia municipal, tras la sorpresa y el pitorreo inicial, pues el amigo le explico que ahora vivia muy bien, ganaba la hostia, todo legal y además hacia prácticamente lo que siempre habia hecho, se dedicaba a dar el palo a todos los julais que iba pillando. Trás la sospresa inicial de nuestro protagonista le pidio que se lo explicara porque no lo entendía, y su amigo le explico que ahora, exactamente, se dedicaba a dar vueltas multando a cualquier julai que le diera la mínima oportunidad para hacerlo. Que las ordenes del ayuntamiento eran esas y que como el estaba acostumbrado a esas cosas pues ahora que vivia como un rey ya que hacia lo que siempre habia hecho solo que ahora era legal, el se habia convertido en agente de la autoridad, seguia dando los mismos palos que habia dado siempre solo que de otra forma, y encima ganaba un pastón. Un trabajo redondo, te lo recomiendo le dijo.
Ambos se despidieron y se fue cada uno por su lado.
En esto que nuestro protagonista fue a informarse y descubrio que dentro de no mucho eran las oposiciones de la policia municipal, asi que decidió dejar todo ese mundo de delincuencia y ponerse a estudiar en serio. Paso el tiempo, aprobo la oposición, y tras un tiempo en la policia municipal, se encuentran ambos de nuevo en un bar dos años despues.
Tras los correspondientes saludos, el amigo de nuestro protagonista le pregunta que que era de su vida, si seguia en lo mismo que la ultima vez. Y este le dijo que que va, que daba las gracias por lo que le habia dicho y que era un hombre nuevo. Tras la pregunta de sorpresa por parte del amigo, nuestro protagonista le explicó lo que habia pasado en esos dos años.
Hizo la oposicion a policia municipal y tuvo la suerte de que le echo una mano un cliente que llevaba comprandole farla desde hacia años. El resultado es que saco la oposición y una vez dentro de la policia municipal pues tuvo la suerte de, gracias a sus habilidades por las cuales le llamaban «El Rápido» hacer los cursos correspondientes y pasar a trabajar como operador de radar móvil. Casualidades de la vida que le volvieron a colocar el apodo de «El Rápido» sus compañeros de la policia municipal por su extramada habilidad para manejar el radar móvil y dar el palo lo más rapidamente posible a todo el que se le pusiera a tiro.
Mikel le dio las gracias al amigo y le agradeció mucho que le hubiera descubierto su camino en este mundo. Ahora trabajaba con el radar móvil, seguia dando el palo a cualquier julai que se le pusiera por delante pero esta vez de forma totalmente legal aunque poco ética. Encima todo legal, ahora gana un pastón, encima ya no es el típico chorizo de turno aunque sigue haciendo el mismo trabajo de siempre que es dar el palo a todo el que pueda. Y muy bien, Mikel acabo de descubrir que no merecía le pena el trabajo que ha estado haciendo durante años, si total, ser policia municipal hacer prácticamente lo que siempre ha hecho que es dar el palo, es legal, y gana bien.
¿Es ciencia ficcion esta historia o conoceis algún caso?