El 62% de los conductores británicos reconoce ser más feliz cuando conduce sin sus hijos, según un estudio realizado por Peugeot. Además, el 55% de los padres admite perder los estribos y un 43% afirma que irse de viaje con los niños le produce ansiedad, irritabilidad o enfado.
Según este estudio, los niños tardan 31 minutos en pronunciar la fatídica pregunta “¿queda mucho para llegar?”, un signo inequívoco de que su paciencia ha llegado al límite.
Según Tanya Byron, experta en psicología infantil, “es normal que los niños se aburran y necesiten distracción y estimulación cuando se encuentran en un espacio tan reducido durante muchas horas.
Por eso, en lugar de dejarlos a su suerte y permitir que esa frustración desemboque en gritos y discusiones, antes de partir debemos preparar actividades y juegos que los mantengan ocupados”.
En este sentido, un 71% de los progenitores reconoce sobornar a sus hijos con caramelos para distraerlos y un 60% les miente para callarlos. Sin embargo, estas soluciones son dañinas y es preferible preparar
tareas que incluyan distracción, comunicación y diversión.
Este es uno de los síntomas que demuestran que los padres no saben educar a sus hijos (en muchos casos) y que en casa no tienen hijos, sino pequeños dictadotes que hacen lo que les viene en gana.
Antes tus padres te premiaban con algún juguete o chuchearía si te comportabas bien, ahora se les regala una play para que dejen de dar el coñazo, y claro los niños que no son tontos saben que en cuanto la montan obtendrán lo que quieren.
¿Que hubiera pasado si yo con 8 años en el SIMCA 1000 en un viaje a Alicante a 40 grados y con 12 horas de carretera le hubiera montado pollo a mi padre? vamos es que ni se me ocurría, a lo sumo le decía por lo bajini a mi madre «Mama cuando llegamos» y mi madre me decía «paciencia que ya queda poco».
Ahora poco más que los niños se ponen a saltar en el asiento, y eso que van con aire acondicionado, sillita especial, una peli en DVD y un par de videoconsolas con acceso a facebook, pero no, el crío a gritar y a montarla ¿Y que hacen los padres? como borregos «lo que diga el niño», vamos que poco más y el crío le da una ostia al padre y le quita el volante.
Así que… ¿Quién tiene la culpa? pues eso. Y como ya he dicho en otras participaciones, la mayor causa de distracción son los niños, así que señor Navarro, siguiendo la política de la DGT ¿los prohibimos?