La realidad choca un día sí y otro también con el mantra oficial sobre la velocidad. Que si es la asignatura pendiente de los conductores españoles, que si un 30% de los muertos se debe al exceso de velocidad, que si los radares son por nuestra seguridad. Un dato más se suma y corrobora lo que ya sabíamos: que la velocidad no es la causa principal de la siniestralidad.
Un estudio elaborado por la Universidad Internacional valenciana (VIU) indica que desde que entró en vigor la reforma del Código Penal en diciembre de 2007, únicamente una de cada cien condenas por delitos contra la seguridad vial han sido por velocidad excesiva, mientras que el 60% tenían como causa conducir bajo la influencia de alcohol o drogas y un 37% hacerlo sin permiso. Recordemos que, según datos de la DGT que, por supuesto, evita publicitar, sólo en un 1,63% de los accidentes está presente el exceso de velocidad.
Y así las cosas, cada vez hay más radares y se limita la realización de controles de alcoholemia por razones de restricción presupuestaria, en un organismo, la DGT, que aporta a las arcas del Estado más de 1.000 millones de euros al año, y que presenta cada ejercicio superávit más abultados. Si de verdad queremos evitar muertes, ¿no parece lógico incidir en aquellos aspectos, como la conducción bajo los efectos del alcohol y los estupefacientes, que más peligrosos resultan? Ya se sabe lo que dijo Pere Navarro: «un radar hace el trabajo de diez guardias civiles».
Según el estudio de la universidad valenciana, más de la mitad de los condenados por exceso de velocidad son menores de 45 años, y dos de cada tres sancionados por conducir sin carné son menores de 35 años.
Entre 2008 y 2010 más de 165.000 personas en toda España asistieron a cursos de recuperación impartidos por autoescuelas. 80.000 de ellos lo hicieron para recuperar el permiso de conducir, y 85.000 para rescatar puntos perdidos.
De acuerdo con el mencionado informe de la VIU, desde la entrada en vigor del carné por puntos en julio de 2006, más de cuatro millones de conductores han sido sancionados y 108.000 perdieron su permiso de conducir.
El perfil medio del recuperador de puntos es el de un conductor varón (en el 93% de los casos), soltero, y de entre 26 y 40 años. Cuanto mayor es el nivel de estudios más aumenta la pérdida de puntos por exceso de velocidad, mientras que los conductores profesionales pierden más puntos del carné por la utilización del teléfono móvil, o por ir sin cinturón de seguridad.