La Unión Sindical Obrera (USO) considera que el incremento en un 0,3% del IPC de enero, situándose en el 3,3% es un nuevo varapalo a la errática política económica del Gobierno.
Es evidente que la excusa tradicional de vincular subidas del IPC a incrementos salariales no es aplicable pues hemos cerrado 2010 con una subida media del 1,3%, y empezamos el año con las congelaciones salariales de empleados públicos y pensionistas. Mientras, los precios suben en un mes un casi un tercio de la previsión del Gobierno para todo el año.
Esta subida de los precios es fundamentalmente consecuencia de la subida de la electricidad, los alimentos y las bebidas no alcohólicas. Bienes de primera necesidad y a los que cada vez es más difícil para los ciudadanos tener acceso. El dilema que algunos se empiezan a plantear es “morir de hambre o morir de frío”.
El precio de la electricidad es un lastre no sólo para las familias, sino para las empresas que ven cómo sus competidores europeos tienen un coste menor, por tanto una mejor competitividad, y mejoran así su productividad. Ello dificulta la esperada salida de la crisis y tiene efectos negativos sobre el empleo. ¿Por qué se eliminó a última hora del Acuerdo Social y Económico la revisión de los principales componentes del precio de la electricidad y el establecimiento de mecanismos de protección social para los consumidores más vulnerables?
La USO propondrá en la negociación colectiva incrementos que garanticen el poder adquisitivo, ya que la congelación y la moderación salarial generalizada crea paro y lastra la financiación de las prestaciones sociales. Los aumentos salariales deben contribuir a mejorar la demanda interna y crear empleo.
– La USO propone en la negociación colectiva incrementos salariales que garanticen el poder adquisitivo, porque la moderación salarial crea paro.
– ¿Por qué se eliminó de Acuerdo Social y Económico la revisión de los principales componentes del precio de la electricidad y los mecanismos de protección de los consumidores más vulnerables?.
Nada nuevo en el horizonte mi capitán… luego hablaremos de crear empleo como si los sindicados y el gobierno lo crearan ¿y que medidas toman para ello? muy simple, subirnos los impuestos, evitar que contratemos a nadie porque tener un trabajador en nómina me cuesta lo que no tengo, y tenernos agilipollados con los telediarios en la tele.
Ayer estuve hablando con un cliente de EEUU, y me comentaba así a «grosso modo» que la gasolina a ellos les cuesta unos 3 dólares el galón. Haciendo las conversiones pertinentes que 1 galón son unos 4 litros y que 1 euro son unos 1,35 dólares, sale la «fantástica cifra» que, el yanqui está pagando la gasolina a 55 céntimos de euro, y es el mismo petróleo, sin hablar de su nivel de vida y de lo que significa para ellos sueldos de 100.000 dólares, es decir, no habitual para gente titulada y preparada.
¿Y a cuanto la pagamos nosotros? a 1,3 euros, porque el Sr.Zapatero hoy, el Sr.Aznar antes y casi casi desde 1973 todos los gobiernos que por aquí han desfilado han hecho que más de la mitad del precio de nuestra gasolina sean impuestos, lo mismo que con la luz, con el gas… pero lo más cabreante no es que nos sangren en impuestos, si el país lo necesita bienvenido sea el impuesto, el tema es que luego, con ese dinero, se dedican a comprar pinganillos, a contratar a mises Barcelona como asesoras de cultura (ver artículo en mi web)y a pagarle a las bibis y las pajines sueldos de más de 15.000 pavos al mes, a pagar embajadas catalanas en EEUU y que no falte la seguridad de su borbónica infanta Cristina que vive en EEUU con nuestro dinero… Audis, trajes, ERES faltos, faisanes, facturas falsas de IVA… PSOEs, PPs, CEOEs, UGTs, CCOOs, autonomías, alcaldes millonarios, islas caimanes, vacaciones presidenciales a todo lujo, memorias histéricas, homosexuales del Senegal, cursos de Marimbas, premios Goya, amigos de la Sinde, hijas de Cháves… y claro, nunca, digo NUNCA habrá bastante dinero.
Ya la gente se empieza a concienciar que el verdadero problema no es la crisis, el verdadero problema son los políticos que, como un cáncer, pudren todo lo que tocan, empezando por el gobierno, seguido de los jueces y acabando en las cajas de ahorro y consejos directivos de empresas que funcionan que, con sus sabios consejos, acaban arruinando.