El silencio de los corderos

Crónica de una conferencia de Prensa sobre siniestralidad vial en verano, en la que ni el ministro del Interior ni el director general de Tráfico “tenían los datos” por los que se les preguntaba.

Ayer, a eso de las trece horas, llamo al gabinete de Prensa de la DGT. Hacía mucho tiempo que no lo hacía. ¿Para qué? Mis preguntas nunca obtenían respuesta, pese al buen talante, todo hay que decirlo, de mi interlocutor habitual allí, César Blanco, a quien he acabado cogiendo cariño por lo que tiene que “sufrirme”. Incluso en Navidad le mandé un regalo. Nada que ver con su jefe, Francisco Altozano, como se podrá ver más adelante. Llamaba ayer, decía, a Prensa de la DGT para interesarme por los datos de siniestralidad diaria que se publican en la página web del organismo, extrañado por el hecho de que no se habían actualizado los datos desde el pasado día 25.

Me dice mi interlocutor que el motivo es que casi ha terminado agosto, y que ya esperan para dar información de los meses de julio y agosto, lo que se ha dado en llamar “Operación Especial de Verano”, y que se hará la oportuna nota de prensa. Le pregunto si habrá comparecencia del ministro y de Pere Navarro, y me contesta que “aún no se sabe”. Recuerdo que eran las trece horas de ayer, miércoles. Queda en avisarme si finalmente hay convocatoria. Se lo agradezco y cuelgo el teléfono. Los dos sabemos que de ninguna manera se me hará llegar la convocatoria para la conferencia de Prensa que, por supuesto, estaba en trance de ser convocada, con gran ajetreo del gabinete de Pere, preparando la presentación y la nota, como me confirmó más tarde un amigo periodista a quien sí llego la convocatoria.

Es la primera vez desde que escribo este blog, hace poco más de un año, que me decido a acudir, como periodista colegiado y colaborador de varios medios, además de este (revista Automóvil, diario La Razón y diario online El Confidencial), a una rueda de prensa con Pere Navarro. Siempre hay muchas preguntas que realizarle, y más especialmente ahora, que está a punto de marcharse, aparte del hecho de que existen cuestiones que merecen una explicación de los responsables políticos de la gestión del tráfico. Así que para allá que voy.

Justo al filo del mediodía de hoy, entro en la sede del Ministerio del Interior en la calle Amador de los Ríos, 7, de Madrid, para acudir a la conferencia de prensa de balance de siniestralidad vial del verano.

Primera pega: acreditación. ¿De qué medio viene?, me pregunta el policía del mostrador. «Soy freelance», contesto. «Necesito su carné del medio», contesta, «pues tenga el carné del colegio de periodistas», y se lo entrego. Podría haber invocado a cualquiera de los medios citados, o incluso a éste, pero debería bastar la acreditación expedida por la Asociación de la Prensa de Madrid para que me sea autorizado el acceso al recinto. Lo mira por delante y por detrás y se levanta a consultar. Finalmente, me hace la acreditación y entro.

En la sala de conferencias de prensa, el minsitro, Camacho, con la subsecretaria de interior y Pere Navarro. La sala, abarrotada; pienso, al ver tal despliegue de medios y personas que quizás le quieran preguntar a Camacho por las cosas de la pasividad policial en Madrid a cuento del 15-M o por el Faisán, pensamiento que se revela acertado al final de la rueda de prensa.

Cogo sitio en la tercera fila, puesto que las dos primeras están reservadas para “autoridades” y, en efecto, una veintena de altos cargos, asesores y algún mando de la Guardia Civil (posiblemente el General Dichas, al cargo de la Agrupación de Tráfico) se acomodan en esos asientos; como si fueran ellos quienes luego tienen que informar. Y, más que nada, porque la presentación se ha hecho desde dos pantallas de plasma de unas 50” en las no se veía un carajo. Por supuesto, no se nos ha entregado previamente el material informativo, lo que nos hubiera permitido a los plumillas mirarla despacio para poder luego hacer las preguntas.

La cosa es que tengo a Pere a menos de cuatro metros. Me mira fijamente como intentando bien reconocerme, bien dar crédito a que pueda estar allí delante. No deja de dirigirme una mirada asesina que espero que algún gráfico haya podido captar. Yo le saludo con la manita, sabe perfectamente quién soy, mientras le tiro un par de fotos con el iphone. Aquí dejo en la que sale más favorecido:

Presentación triunfal, somos los mejores, somos la releche, etcétera, como se puede comprobar ahora en los medios online, como se han encargado de reproducir los telediarios y como mañana los diarios de papel acreditarán.

Llega el turno de preguntas. Me gustaría hacer unas cuantas, pero no creo que tenga la oportunidad de formular más que un par de ellas. Me gustaría haber preguntado a Pere Navarro dónde están los cinco fallecidos que han desaparecido de la estadística a lo largo del mes de agosto, o los siete del mes de junio. Me gustaría preguntarle, para que respondiera delante de todos los medios, cuánto dinero se ha embolsado como consejero de Aguas de la Cuenca del Ebro entre los años 2004 y 2010. Muchas cosas. Finalmente, opto por centrarme en dos cuestiones relativas a la siniestralidad y a la caprichosa manera que se tiene de contabilizar víctimas.

Levanto la mano. Nada. Otra vez en el segundo turno, y me pasan el micro, y suelto mi primera pregunta: “Buenos días Ministro, a la luz de los datos que han ido entregando de fallecidos y desplazamientos, se puede comprobar que los muertos por millón de desplazamientos no han variado apenas en los últimos tres años; ¿qué valoración hace? ¿Supone esto el agotamiento de un modelo? Camacho, sobrado y pollopera donde los haya, mueve los papeles y dice que no tiene los datos, pero que los muertos han bajado “mucho”.

Pero lo cierto es que si dividimos los muertos por los desplazamientos obtenemos un dato, los muertos por millón de desplazamientos, que nos da una visión mucho más real de lo que sucede en las carreteras. Porque, ¿de qué sirve decir que hay más o menos muertos sin ponerlo en relación con el número de vehículos en la carretera? Y lo cierto es que, según los propios datos de Interior, la cifra de muertos por millón de desplazamientos se mueve entre 2009 y 2011 en el entorno de 4,2. Es decir, estancamiento. Ese debería ser el titular en los periódicos mañana viernes

Después del silencio del primer cordero, llega el del segundo. Se suceden más preguntas de otros periodistas, y yo confío en poder formular otra más antes de que no me vuelvan a pasar el micro. Finalmente, me llega: “Señor ministro, gracias por su respuesta anterior. Mi siguiente pregunta es la siguiente: ¿Puede confirmar que la cifra definitiva de fallecidos en 2010 fue de 2.478 personas, lo que supondría un aumento del 42% sobre los 1.730 fallecidos provisionales? En caso afirmativo, ¿puede explicar, cómo, con la cantidad de factores que influyen entre la cifra provisional y definitiva, llevamos tres años con esa misma diferencia, clavada, del 42%?”. Camacho se revuelve en su asiento, vuelve a mover papeles y dice, “no dispongo de ese dato, con mucho gusto en una próxima comparecencia se lo podré explicar”. Y contesto, “quizás el señor Navarro tenga la respuesta a mi pregunta”, a lo que Navarro responde, “luego te lo explico”. Y le digo, “no, explíquelo aquí, que se entere todo el mundo”. Niega con la mano y me hace el gesto de “luego”. Por supuesto, ni luego ni después ni más tarde. Salió escopetado.

Y yo creo que la pregunta tiene su importancia, en primer lugar porque se daba la primicia del número total de fallecidos en 2010 (2.478) y, además, porque, también en este año, se clava en un 42% la diferencia entre el dato definitivo y el provisional, como pasó en 2009 y en 2008. En este artículo señalaba cómo ha ido evolucionando esa diferencia entre el dato provisional y el definitivo.

No me han vuelto a pasar el micro. Terminada la rueda de prensa, Navarro ha salido escopetado. Le he preguntado al jefe de prensa de la DGT, Paco Altozano, si podía ir a buscarlo y simplemente se ha encogido de hombros. Un par de palabras para Altozano, pues de su actitud conmigo parecía que le había robado algo. Mala cara, pasotismo y nula colaboración. Puedo entender que le moleste la existencia de críticos (uno al menos) pero dice muy poco de su profesionalidad como director de comunicación. Paco, la vida da muchas vueltas y a lo mejor mañana tu estás aquí y yo allí.

Ya en corrillo de fin de fiesta me aborda Anna Ferrer, la directora del Observatorio para la Seguridad Vial, me pregunta si soy Pedro Javaloyes y acto seguido me dice “el daño que estoy haciendo con mis informaciones, y tú lo sabes” remacha. Se ha comprometido a recibirme “cuando quiera” a explicarme “lo que quiera”. Bien sabe que la he llamado unas cuantas veces y no ha sido posible hablar con ella, pero aprovecho para decirle que eso de la transparencia que predican, nasti de plasti, que manipulan los datos (se lo he explicado y probado, y sólo decía “para nada”). Y, ya que la tenía a mano, le he trasladado la pregunta hecha a sus jefes Camacho y Navarro sobre cómo es posible que se clave la diferencia entre cifra provisional y definitiva de fallecidos en un 42%, y dice que es “simple casualidad”. ¿Se lo cree alguien?

Mañana gloriosa, sin duda. Al final, se me ha acercado un periodista al que conozco para preguntarme cómo puedo ser “tan cañero”. Y le digo que lo triste es que sólo uno de todos los periodistas que en la sala se haya preocupado de comprobar antes de publicar. Y le digo también que a veces parece que los periodistas no saben usar una puta calculadora.

He esperado un ratito más a ver si salía Pere, pero nada. Mañana le llamaré, me debe una explicación. Y tengo más de cien testigos y unas cuantas cámaras de televisión.

1 idea en “El silencio de los corderos

  1. A Peré Navarro le quedan dos telediarios así que creo que ya le da igual todo pero lo que de verdad me importa es…. ¿Que va a hacer el que venga detrás?

    Hay algo que me ha dado miedo en la política, y es que siempre SIEMPRE el que viene hace bueno al que se vá, y con el listón que han dejado Zapatero y Navarro pienso… ¿No acabaremos todos montados en una borrica a 40 por mandato imperativo de la Cospedal de turno del PP? eso me da terror… porque ahora que se sienten ya ganadores no son capaces de decir «esta boca es mia» y se quedan en un digorodrigo permanente…

    Jesusitos de mi vida ¿que me quede como estoy? a ver si acabamos así.

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