Para este viaje no necesitábamos alforjas
Corría el siglo XIX y las molestias causadas por personas ebrias se cortaban de raíz: la Policía encarcelaba a quien había bebido hasta que se le pasaran los efectos del alcohol. Con la llegada del siglo XX, el incremento de la movilidad de las personas hizo necesario refinar el sistema hasta lograr la detección precisa de la alcoholemia. Autor: Josep Camós
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