Sobre borrachos y picoletos

A continuación y con el permiso del autor os paso un articulo de quien es el mejor periodista y el único totalmente neutral que queda en este país. Como he dicho, con su permiso, ya es el segundo articulo que paso por este blog, el primero fue el de «Radares, marditos roedores«. Asi que sin mas preambulos os presento al mejor, al maestro, al unico… Espero que os guste su artículo y sobretodo aprecieis en él un periodismo veraz y no un periodismo basado en hacer de voceros del gobierno (como hacen la mayoría en este pais).

Autor: Arturo Perez Reverte

Tengo un amigo que es picoleto de los de toda la vida. Guardia Civil caminera o como se diga ahora, si es que se dice. Rural, me parece. En Extremadura. Quiero decir que no va en moto, ni es de los que Tráfico relega a la pasiva e indigna tarea de esconderse tras una curva a ver si le hacen una foto a alguien; y si ese alguien paga una multa tres meses después –da lo mismo a quién atropelle o desgracie hoy– el Estado trinca su viruta y respira satisfecho. Precisamente de eso, tomando una caña hace unos días, se quejaba mi amigo. Mucho radar en autovía y autopista, mucha campaña recaudatoria de Tráfico, mucho anuncio en la tele y mucho marear la perdiz, decía. Pero eficacia y medios reales que eviten tragedias concretas, un carajo. Por ejemplo: si vamos de servicio y observamos a un conductor que lleva una tajada de campeonato, no tenemos ni medios ni autoridad para comprobarlo. Sólo podemos decirle quieto ahí, y llamar al equipo de Atestados de Tráfico. Ellos vienen, realizan la prueba de alcoholemia, se sanciona si corresponde, y si el fulano va muy para allá, se lleva al juez y ya está. ¿Me sigues, colega? Bueno, pues no. Esto no es lo que ocurre realmente. Y te voy a decir por qué.

En ese momento –supongo que para darle suspense, porque es lector de novelas policíacas, y les ha cogido el tranquillo–, mi amigo el cigüeño pide otras dos cañas y espera a que las pongan sobre el mostrador. Entonces bebe un sorbo, me mira al fin, y sigue. El porqué, añade, es muy simple. En mi zona no hay más que un equipo de Atestados, que no da abasto. Puedes creértelo. Y como siempre hay cosas más gordas que un conductor pasado de copas, imagínate. La pareja dos o tres horas con el prójimo, esperando, mientras a éste se le pasa la jumera y se cabrea poquito a poco; los hay que hasta piden un abogado. Y nosotros allí, parados sin poder atender otras incidencias, con los colegas mentándonos a la madre por el walki; y, encima, aguantando impertinencias del trompa. Que, según como la lleve, puede quemarte la sangre no imaginas cómo. Conclusión: vas por ahí rezando para no encontrarte con esa clase de conductores, aunque suene triste. Y si no tienes más remedio que parar a uno, al fin terminas recurriendo a alguna argucia legal para depositarle el vehículo y apartarlo un rato de la circulación, sancionándolo por algo que le quite puntos del carnet. Para entendernos: jugándote el culo con maniobras orquestales en la oscuridad, a veces eficaces pero nunca deontológicas.

Conclusión –prosigue el guardia, con el labio superior manchado de espuma cervecera–: o eludes tu deber, o te la juegas. Con lo fácil que sería dotar a las patrullas de etilómetros sencillos, sin tanta parafernalia ni trámite, y que una simple comprobación de síntomas, estilo norteamericano, fuera suficiente para levantar a uno de esos asesinos en potencia dos palmos del suelo y cantarle las cuarenta. Si hay alcohol, el que sea, pues para adelante, en vez de tanta gilipollez de etilómetros de precisión, análisis de sangre y garantías que no sé qué carajo garantizan, excepto la impunidad del borracho. Como si no se le fuera a uno el coche por miligramo más o miligramo menos, ni se viera con claridad cuándo un tipo echa el aliento y te funde la visera de la teresiana. Y luego está lo de las sanciones, que es de risa. Con lo simple que sería una legislación más realista y dura: al que conduce sin carnet, trena. Al que atropella a otro estando mamado, trena. Pero de verdad, de larga duración. Y si el infractor es emigrante, expulsión automática del país una vez cumplida la condena. Porque ésa es otra: de cómo van algunos de colocados al volante, con lo que les gusta soplar a ciertos americanos, no tiene huevos de hablar nadie en público. Con el resultado de que aquí todos somos muy tolerantes y muy propensos a garantizar el derecho de cualquiera a ponerse ciego, muy demagogos y muy tontos del culo, hasta que uno se salta la mediana y nos mata a nuestra mujer embarazada y a nuestros niños. Entonces sí. Entonces pedimos mano dura.

Tras decir todo eso, mi amigo el picolo se queda pensativo, apoyado en la barra. Le propongo otra birra pero dice que no, que ya vale. Y mueve la cabeza –lo de la mujer embarazada sé que lo ha dicho porque tiene a la suya preñada de cuatro meses–. De pronto me mira y añade: «¿Sabes cómo se combate de verdad el alcohol en la carretera?… Haciendo que cada vez que un cabrón mamado ve a la Guardia Civil, se cague vivo. Pero vete a decirle eso a un político».

Web Oficial: Capitan AlaTriste
Fuente de la noticia: XL Semanal Nº 1033 – 12 al 18 de Agosto del 2007

(Por indicación de Arturo Pérez-Reverte, confirmo la autorización para reproducir íntegramente, por una sola vez, sin cambios, adiciones ni supresiones, y con carácter no exclusivo, el artículo «Sobre borrachos y picoletos», en su blog. A pie de texto, después de la firma «Arturo Pérez-Reverte», tiene que mencionar la fuente: «XL Semanal y la fecha de publicación del artículo».)

Autor: Otros
Noticias variadas de fuentes diversas, relacionadas con tráfico o seguridad vial, se cita enlace a noticia original.

3 ideas en “Sobre borrachos y picoletos

  1. Sí señor, con dos cojones, sin polvo ni paja, directo…

    Y es que la vida es así, mucho burócrat, chupatintas tocacojones dictando leyes a su antojo mientras se pasa por el arco de triunfo la opinión general, y encima pensando que está combatiendo el mal con su capa y su fardahuevos de superman de la política…

    Este pais da vergüenza, y además, cada día más y no se ve solución a corto plazo no por los de pseudoizquierda ni por los de ultraderecha…

  2. Este articulo además de genial es cierto, tristemente es la pura y dura realidad, el único fallo que he detectado es el comentario del guardia civil al decir » Con lo facil que sería dotar a las patrullas de etilómetros sencillos, sin tanta parafernalia ni trámite, y una simple comprobación de de sintomas,,,,, etc. etc. » Sería porque che le chubiria la chevecha a la cabecha, las patrullas de tráfico que llevan este tipo de etilómetros orientativos simplemente » Drager 7410 serie ARCE » ahora otros medelos, al realizar alguna comprobación con este aparato, si da positivo, tienen que avisar al equipo de atestados y realizar la prueba con el de precisión, Drager 7110, que este a su vez extiende un ticket con el resultado y este es el que se adjunta como prueba al juzgado, si al agente se le ocurre con el resultado del orientativo seguir el procedimiento ordinario, no habrá imputación para el tufarra, aparte de los sintomas de evidencia que el agente pueda aportar e, igual el imputado es el propio agente, por lo demás BRILLANTE.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *