La velocidad en el siglo XXI

Desde los inicios de la humanidad, el hombre siempre ha querido superarse a si mismo, alcanzando metas que a priori podrían resultarle imposible. Los comienzos en la carrera de velocidad del ser humano comienza con la carrera dura y pura, ya que al ser un animal bípedo no podía competir con los animales cuadrúpedos, y fue entonces cuando se le ocurrió la doma de animales, como el caballo, el camello, el dromedario, para poder de esta manera, subido a su crin y poder ir más y más rápido.

La evolución de la velocidad se desarrolló también por mar, empezando el hombre con canoas rudimentarias, primero con remos rústicos, después con remos más sofisticados descubriendo las velas, y haciendo cada vez veleros mas rápidos, con mas velas (potencia) y capaces de surcar los mares cada vez más y más deprisa… está claro que un velero del siglo XVII nada tenía que ver con los primeros barcos de vela.

El hombre en tierra, tuvo que esperar a la revolución industrial para que una avalancha de nuevos descubrimientos le permitieran ir cada vez más y más rápido, superando al caballo, a los carros y demás medios de transporte tirados por animales. Se descubrió el motor de vapor, y posteriormente de explosión, permitiendo construir máquinas tanto terrestres, marinas y aéreas, cada vez más rápidas…

La humanidad siempre ha relacionado la rapidez con la eficacia y el rendimiento, no es lo mismo fabricar 10 productos/hora que hacer 100 en el mismo tiempo, no es lo mismo tardar 3 días en traer el pescado de las costas, que tardar solo unas horas, nos maravillamos de un servicio de mensajería que en cuestión de horas, nos puede llevar un paquete de un extremo a otro del mundo a una VELOCIDAD increíble.

Siempre ha habido un ingenio y un apego del ser humano ante la velocidad, un afán de superación. Incluso antes de las invenciones mecánicas, se inventaba, con lo que tenía a mano, la manera de aumentar la velocidad, y con ello, un rendimiento en el servicio… recordamos en el 1800 en el lejano oeste un servicio tipo Pony Express, con jinetes galopando entre estaciones, minimizando el tiempo de relevo para conseguir sus entregas en el menor tiempo posible (o sea, mas veloces).

La invención del ferrocarril fue un paso importantísimo, se había inventado la manera de llevar a muchísima velocidad (para la época, sobre unos 70 Km/h) una cantidad considerable de material y personas a distancias larguisimas, reduciendo por ejemplo una barbaridad del tiempo de paso entre costas (en América del norte) reduciéndolo considerablemente en comparación con la caravana de carretas.

Con esto vemos que pocos, por no decir ningún medio de transporte se ha encontrado trabas a la hora de evolucionar en materia de velocidad, cada vez queremos trenes más rápidos, aviones más rápidos, barcos más rápidos y todo el mundo quiere, y estaría encantado de tener trenes que superen la velocidad del sonido, barcos que crucen el atlántico en 1 día, aviones estratosféricos que crucen el mundo en solo unas horas… parece que la humanidad está a favor del aumento de velocidad de sus máquinas… salvo de una, del automóvil.

El automóvil ha sufrido un rechazo social prácticamente desde su invención, recordemos los primeros modelos a vapor, que desarrollaban una “asesina” velocidad de 10 o 15 km/h, donde en algunos sitios estaba prohibido circular, y en otros debían llevar una persona delante con una banderita indicando que venía esa “máquina infernal”, con esas velocidades endemoniadas (pero nadie decía nada de una carreta tirada por 2 caballos que podía superar muy bien los 40).

Es histórico el rechazo social CINICO porque mucha gente, incluyendo líderes políticos y demás lametraserillos, indignándose porque se comercialicen coches que pueden superar en más del doble el límite legal permitido, mientras van en audi A8 con chofer a la velocidad que quieren, pero nadie se le ocurre criticar que un tren de alta velocidad puede superar los 300Km/h sin problemas, con un peso de 350 toneladas, nadie entonces se pone a calcular su energía cinética, ni hablan de distancia de frenados ni nada, se vanaglorian de este gran logro de la humanidad, o del nuevo Airbus que a 10.000 metros de altura y 900Km/h te cruza el atlántico en un tiempo record, con un chorro de toneladas, sabiendo que en caso de accidente, existen muy pocas probabilidades de sobrevivir, pero no por ello no se limitan ni velocidad ni altura, porque lo que se busca es un servicio, un llegar cuanto antes al destino, barcos cada vez mas veloces, como los Jet-Foil, que navegando sobre 3 patines unían Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas en 1/3 del tiempo de un barco normal, y nadie iba diciendo que vaya locura…

Está claro que para ir aumentando en el escalafón, las mejoras tecnológicas han sido muy importantes, un tren de principios del siglo XX no estaba preparado, ni de lejos para conseguir las cifras de velocidad que ahora, cualquier TALGO o AVE son capaces de alcanzar.

Sin embargo ¿a que viene esta caza de brujas ante el automóvil donde se le ha “capado” su capacidad de evolución natural hacia una velocidad mayor? Ya que estamos limitados a la misma velocidad que hace 40 años, donde quizás entonces estuviese justificado un limite, incluso menor de los 120 (un SIMCA 1000 a 140Km/h es una autentica locura, mientras que cualquier coche actual, por bajo de gama que sea, es capaz de ir a esa velocidad sin mayor problema).

El problema viene por el número de muertos que existen en nuestras carreteras, que hace que los muertos choquen en la sociedad y haga que la comparativa con los demás medios de transporte nos de la idea de ser una máquina asesina. Pero el tema es que es una comparación injusta, ya que el uso intensivo que se hace del automóvil no es el mismo que del resto de los demás medios de transporte.

La seguridad de los gobiernos, creo que erróneamente, ha ido enfocada a paliar los efectos que la velocidad tienen sobre el accidente, no porque la causa del accidente sea la velocidad, sino porque partiendo de que se va a producir este, que los efectos sean los menores posibles, y contra mas baja sea la velocidad, menores serán estos efectos. Vemos que choca directamente con la evolución de la seguridad en los otros medios de transporte donde se ha enfocado el esfuerzo NO EN PALIAR LOS EFECTOS DEL ACCIDENTE, sino en que este no se produzca.

Está claro que en aviación, las compañías se gastan millones de euros en que los aviones estén a punto, en que no exista ningún fallo, en que los pilotos tengan una preparación excelente, en duplicar, e incluso triplicar los sistemas de ayuda, vías aéreas despejadas absolutamente testeadas por los controladores aéreos… todo enfocado a que vaya bien, porque sabemos que en caso de accidente aéreo, la supervivencia es prácticamente nula.

Entonces… ¿Por qué la sociedad no se ha volcado en conseguir elementos para evitar el accidente? ¿Por qué no se toman medidas como el control (no expoliación) de la carreteras, formación de los conductores, vías seguras, y si el accidente se produce, medios para poder responder sanitariamente? Quizás porque es más fácil echarle la culpa a demonios, y regulando la velocidad, pues así paliamos todo, y de paso… recaudamos.

No puede ser, que en pleno siglo XXI, con autovías desdobladas, coches no solo potentes, sino mucho más seguros, nos obliguen a ir a unas velocidades que como poco son somnolientas, y eso si genera peligro. La sociedad se tiene que dar cuenta que mucha gente, utiliza el automóvil como medio de transporte rápido y eficaz, como podría esperarse de cualquier otro medio de comunicación, no como una “carreta” para darse un paseito el domingo (el tradicional dominguero), y no puede ser que a todos nos metan en la misma caja, y nos etiqueten, cosa que les encanta a los gobernantes, etiquetar y meter a todos en la misma caja, para así justificar de un plumazo sus “estúpidas medidas” recaudatorias, ejemplo claro, se apoyan en esos niñatos locos que van a 200 por ciudad en estúpidas carreras para justificar la represión, y meter en la misma caja a estos descerebrados con una persona responsable que, permitiéndoselo sus cualidades físicas, mentales, la carretera y su coche, querer ir a 180… ambos los etiquetan de locos (el primero si, pero el segundo no) para querer meter a ambos en la cárcel… y ya de paso, la velocidad mata porque se matan los locos (número 1) y así justifico la limitación de 120 (represión absurda).

Está claro que mientras sigamos con esta mentalidad, la humanidad hará naves espaciales capaces de superar la velocidad de la luz, trenes submarinos capaces de superar los 10.000Km/h que unirán New York y London en media hora, barcos que superen los 1000 nudos… y automóviles capaces de superar la barrera del sonido, con autovías de 8 carriles, limitados a 120Km/h.

2 ideas en “La velocidad en el siglo XXI

  1. Uno de los principales problemas que hay en este pais con la velocidad se debe a los camiones…
    ese absurdo sistema de transportar mercancias… hace cuanto que no construimos vias de tren de mercancias? porque el ave esta muy bien.. pero y las mercancias? si eliminasemos el transporte de mercancias por carretera mas que a terminos «locales» como quedarian nuestras autopistas y carreteras?

  2. ¡Joder! ¡Qué articulazo! ¡Te lo has currado! ¡Felicidades! Queda bastante bién definido el agravio que sufre el automóvil con respecto a los demás medios de transporte. ¡Si es qué estamos gobernados por una banda de cavernícolas!.

    P.D. Gracias por inaugurar mi 1er. artículo con tú comentario, Perico.

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