En esta plena oleada de represión por parte de la DGT en nuestras carreteras, en donde ya sabemos que la mayoría de los accidentes los quieren siempre justificar por la vía del exceso de velocidad, ha llegado hasta La Casa del Arce Rojo un caso que hace que nos planteemos si verdaderamente nos encontramos en un país de libertad o en una república bananera de represión.
Para poneros a todos en antecedentes decir que la Nacional 1, la carretera que une Madrid con Burgos (y que debería unir con Santander, pero parece ser que nuestros políticos quieren que los Madrileños, el tren y todo vayan al norte pasando por Valladolid, como el Pisuerga) se encuentra en obras. La carretera cuyo estado de conservación era lamentable está siendo nuevamente asfaltada en su totalidad y eso conlleva gran esfuerzo, dinero y sobre todo molestias al conductor.
Estos tramos en obras son grandes zonas pintadas de amarillo (zonas que pueden abarcar varios kilómetros, incluso algunos hasta 10 kilómetros o más) donde en muchas ocasiones lo único que han hecho es simplemente eso, pintarlas de amarillo porque aún no se ha iniciado ningún tipo de trabajo, o simplemente hay un par de obreros fuera de la calzada haciendo vaya usted a saber que, pero el iluminati de turno ha limitado todas estas zonas con una grandísima señal de 60Km/h.
Está claro que cuando vas por tu autovía a 120Km/h y te encuentras con esto lo primero que haces es soltar el acelerador y perder velocidad… 100….80…. pero claro, también te das cuenta (porque tienes cerebro e inteligencia) que ir a 60 es poco más que ir estorbando, y eso fue lo que le pasó a un conductor que intentó ser “buen conductor”.
En una zona donde se había pintado una raya amarilla continua (es decir, no puedes cambiarte de carril), un señor ya entrado en años puso su automóvil a 60 y creó una caravana de esas que hacen historia, un montón de camiones detrás bocina en mano desesperados de ver como sus monstruos rodantes se quedaban medio clavados, como la zona de “presunta obra” no se terminaba nunca (y digo presunta porque como ya he dicho, la única diferencia con la “No obra” era una raya amarilla pintada en el suelo, pero en realidad este señor solamente estaba cumpliendo las normas de tráfico, y si la señal dice 60 pues 60, y su hubiera dicho 20, pues a 20, ya que la DGT ha creado un estado en nuestras carreteras en donde el cerebro está prohibido usarlo, y solamente hay que hacer caso total a lo que en las carreteras se ponga, sea o no justo.
Hasta aquí solamente sería un caso, como otros miles en donde los “asesinos que solo pensamos en correr” nos metemos con los límites de velocidad, mucho borrego daría la razón a nuestro querido buen conductor y el debate giraría en torno a lo de siempre, velocidad si o velocidad no, pero este no es el caso.
Date que por allí pasara una pareja de la Guardia Civil y al ver semejante caravana pusieran las sirenas y parasen al buen conductor, recriminándole por su baja velocidad, este alegaba que había una señal de límite de velocidad que marcaba 60 y que él lo único que hacía era respetarla a rajatabla, el agente, con la amabilidad que caracterizan a algunos números de la benemérita poco más que le dijo que “los límites de velocidad en las obras son orientativos, y que no podía ir tan despacio provocando la caravana que estaba provocando, y que podía darse con un cantito en los dientes de que no le multaran”.
La cuestión es que este hombre, ¿Qué va a pensar? Pues que no sabe a que velocidad puede ir, porque si luego detrás de una piedra de obra estos mismos agentes ponen un radar ¿a que velocidad lo van a tarar? Está claro, vivimos en un estado de represión en nuestras carreteras que ya uno no sabe ni que hacer.
Para terminar hay muchos que alegan que el tema de la represión es una bobada, que mire usted que a mi no me ha tocado porque respeto las señales, y me parece muy bien, pero a estas personas solo decirles que si no ven la represión es que aún no les ha tocado la china de la injusticia, el radar mal tarado, el Guardia Civil que les denuncia por algo que no han hecho, el ayuntamiento de un pueblo que no han ido nunca con una multa de aparcamiento… entonces veremos que opinan, porque está claro, cuando existen millones y millones de conductores, el porcentaje de expoliación no puede llegar a todos, pero por desgracia, y cada vez con más asiduidad, llegan a más y más conductores que, como este conductor, son “Buenos Conductores”.