La ubicación de gasolineras en núcleos urbanos, rodeadas de viviendas y centros públicos como hospitales, centros
de salud, residencias o colegios, puede tener efectos nocivos para la salud de las personas, si no les separa una distancia mínima de cien metros, según se desprende de un estudio de la Universidad de Murcia (UMU).
El estudio demuestra que el aire de las gasolineras y de sus inmediaciones está afectado por las emisiones procedentes de la evaporación de los combustibles de automoción.
Según señala Marta Doval, coautora del estudio, “en las gasolineras se registran niveles de algunos compuestos orgánicos en el aire, como el benceno que incrementa el iesgo de padecer cáncer, superiores a los medidos en localizaciones urbanas donde la principal fuente de emisión es el tráfico”.
Para realizar ese estudio, los investigadores midieron las concentraciones de contaminante del tráfico en diferentes
zonas del casco urbano de Murcia y calcularon los cocientes de concentraciones de un compuesto aromático (benceno) y un hidrocarburo (n-hexano) en tres gasolineras para determinar la distancia a la que las estaciones de
servicio dejarían de tener influencia.
En los tres casos se obtuvieron distancias de influencia máxima próximas a cien metros, aunque la distancia media
a la que ya afecta la contaminación es de cerca de 50 metros.