El descenso en el consumo de combustibles en el mes de abril es un 52% inferior al registrado en marzo, y un 62% del de enero, aún sin límite a 110. En marzo y abril se ha consumido un 8,6% más de combustibles que en enero y febrero, según el Ministerio de Industria.
Hoy, dos meses justos después de la entrada en vigor del Decreto por el que se fijó el límite de velocidad en 110 por hora en autopistas y autovías por motivos de “ahorro energético”, el Gobierno prepara a la opinión pública para
prorrogar su efecto después del 30 de junio. El vicepresidente primero y portavoz del Gobierno, ministro del Interior, y candidato “in pectore” a la presidencia del Ejecutivo por el PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha dicho hoy que “el Ejecutivo está estudiando mantener el límite de velocidad en las autovías y autopistas españolas a 110 km/h más
allá del 30 de junio”, ya que según ha señalado se trata de una medida que «ha funcionado muy bien».
Se remite Alfredo (que así prefiere ser llamado Pérez Rubalcaba, según él mismo) a la afirmación de ayer del ministro de Industria, Miguel Sebastián (ex director del más prestigioso Servicio de Estudios español, el del BBVA y a quien, por tanto, se presupone un mínimo de rigor en sus argumentaciones), que cuantificó el ahorro logrado por la medida como “enorme”. Así, el ministro de Industria y el vicepresidente del Gobierno basan su decisión en una simple opinión personal en absoluto soportada por datos.
A juicio de Dvuelta, la ciudadanía no puede conformarse con afirmaciones simplemente valorativas sin soporte informativo alguno. Soporte que, en todo caso, muestran que en el mes de abril el ahorro en combustibles fue un 52% inferior al registrado en marzo (cuando que entró en vigor la medida), y un 62% inferior al que los datos oficiales del
Ministerio mostraron en el mes de enero cuando, sin limitación de velocidad, el descenso en el consumo de combustibles respecto del mismo mes del año 2010 fue del 10%.
Estas cifras ilustran una realidad bien distinta a la ofrecida a la opinión pública por el Gobierno. Así, Sebastián (y después Rubalcaba) lejos de ofrecer algún dato que demuestre la supuesta bondad de la medida para el ahorro energético, se limitó a decir que el ahorro ha sido “enorme”, en palabras de Sebastián, y que ha funcionado “muy
bien”, según Rubalcaba.
El Gobierno trata así de poner a su favor una impopular medida estableciendo una relación causa/efecto entre su decisión de rebajar los límites de velocidad y el descenso en el consumo de combustibles, cuya principal razón es su precio, la crisis, y el paro. Así lo demuestra el hecho de que, según fuentes de la DGT citadas por TVE, los
desplazamientos por carretera en Semana Santa fueron un 10% inferiores a los registrados en 2010, lo que supone casi millón y medio menos de coches en la carretera, lo que explica el pequeño descenso en consumo de combustibles del mes de abril.
Dvuelta, que ha recurrido ante el Tribunal Supremo el Decreto de los 110 por hora, pide al Gobierno que aclare las verdaderas razones por las que se dictó (sin la opinión del Parlamento) esta medida, a la vista de los datos oficiales que demuestran que el ahorro es muy inferior a lo predicho en el Decreto (que se encontró con la frontal oposición de varios integrantes del Consejo Superior de Seguridad Vial), cifrados en una franja de entre el 10% y el 15%. Y que, en todo caso, explique y establezca, como parámetros objetivos, cuánto debe costar el barril de petróleo y otros que, más allá del oportunismo político, tienen que confluir para que la medida siga aplicándose o, por el contrario, se derogue.
El Estado de Derecho exige que el Gobierno argumente adecuadamente sus decisiones, sobre todo si se aprueban por Decreto. En caso contrario, la discrecionalidad gubernamental será, en opinión de Dvuelta, simplemente dictatorial.