Desde Movimiento140 presentamos, en esta serie de artículos, nuestras propuestas para la mejora, en el medio y largo plazo, de aquellos aspectos que no han merecido la atención necesaria. Los que hacen que un país sea puntero, también, en su movilidad y su seguridad vial. Después de expuestas las consideraciones previas, vamos con el meollo. Ahora, sobre Educación Vial y Formación de Conductores.
En este sentido, creemos que es imprescindible no demorar por más tiempo las siguientes cuestiones:
EDUCACIÓN VIAL
1- Acciones lúdico-formativas en los primeros ciclos de educación escolar.
2- Creación de la asignatura de Tráfico y Seguridad Vial, de carácter obligatorio, con al menos 20 horas lectivas durante el curso escolar o bien incursa en los programas de tutoría. Estas acciones no generarían gasto dado que se incluirían dentro de las aulas de tutoría. En los primeros cursos escolares se puede utilizar material ya existente y editado por la DGT para este fin (material didáctico, pista móvil de karting infantil, etcétera). Muchos centros educativos ya imparten esta formación con clara aceptación por parte de docentes y AMPAS.
3- Aumento progresivo de horas lectivas de la asignatura de Tráfico y Seguridad Vial hasta alcanzar en el último año de estudios obligatorios un mínimo de 25 anuales y caso de estudios preuniversitarios o de formación laboral específica, un mínimo de 30 anuales.
4- Implantación de un plan de estudios específicos que permita la obtención del título de técnico en Tráfico y Seguridad Vial. Esta titulación podría incluirse en ciclos de formación profesional.
5- Creación de un plan de estudios universitarios en materia de Tráfico y Seguridad Vial con un mínimo equivalente a diplomatura. La titulación permitiría formar técnicos capaces en la materia que ocuparían puestos de oposición en las Jefaturas de Tráfico, como docentes o como formadores de Policía Judicial de Tráfico. Igualmente se abrirían amplias posibilidades laborales en el ámbito civil. En centros de investigación vial, investigación de siniestros y peritajes, etcétera.
Lo que se conseguiría:
-Crear un nuevo ámbito laboral inexistente hasta la fecha.
-Crear una línea profesional pionera a nivel mundial al crear estudios universitarios específicos.
El resultado de la implantación de estas medidas sería cuantificable a medio-largo plazo, pero colocaría a España a la cabeza en formación en Seguridad Vial, contribuyendo con el resto de medidas a la reducción de siniestralidad.
FORMACIÓN DE CONDUCTORES
1- Reforma del actual sistema de obtención del permiso de las clases A1, A2, A, B y B+E. No se comprende que existan conductores con antigüedad de años por ejemplo con un permiso A1, que sólo puedan conducir motocicletas de hasta 125 cc y esa misma motocicleta pueda ser conducida con un permiso de clase B, sin experiencia alguna en conducción de motocicletas (lo que implica un evidente aumento de siniestralidad de este tipo de motocicletas) sin que al poseedor del A1 se le permita el aumento de cilindrada teniendo experiencia para ello.
2- Modificación del sistema de convalidaciones y canjes a extranjeros con permisos de conducción no obtenidos dentro de la UE. El mero convenio no debería bastar toda vez que en muchos de esos países la circulación y señalización difiere notablemente de la nuestra. Implantación de una prueba de un examen por el que se acredite la aptitud.
Lo que se conseguiría:
– Generar confianza y eliminar la sensación de que los permisos de conducción “se regalan” a los extranjeros.
– Disminución de accidentalidad del elevado porcentaje de conductores extranjeros (mayor tasa que los nacionales) que acaban de obtener el canje del permiso.
-Ingresos por tasas.
3- Obligatoriedad de un mínimo de 2 horas de prácticas de conducción sostenible y 6 horas de práctica en conducción segura además de las que se estimen convenientes para el resto de prácticas de circulación. La obtención del actual permiso de conducción consiste en una serie de pruebas encaminadas únicamente a aprobar el examen y no a saber conducir. En el programa actual no se contempla un conocimiento de la realidad de la siniestralidad vial. Imponiendo estos cambios en la obtención del permiso se pueden obtener grandes mejoras.
Lo que se conseguiría:
– Disminución de la siniestralidad en jóvenes y concienciación de la peligrosidad que la conducción supone.
– Creación de puestos de trabajo en las escuelas de conducción (no necesariamente autoescuelas) actualmente existentes y creación de nuevas escuelas.
– Ingresos por tasas y permisos de estas escuelas para impartir estos cursillos.
– Mejora de la imagen acerca del uso de vehículos a motor que determinados colectivos tienen, mediante las horas de conducción ecológica.
4- Entrada en vigor de un nuevo permiso de conducción B Experto después de superar con éxito los estudios o capacitaciones pertinentes para ello. Determinados conductores, debido a la cantidad de kilómetros que anualmente recorren o debido a su trabajo, tienen una especial relación con el uso de vehículos y circulación en carretera. No se puede englobar a estos conductores con otros que utilizan el vehículo sólo en desplazamientos muy ocasionales, equiparándolos normativamente a estos. Habría que disponer una norma específica para éstos que premie o sancione independientemente determinadas conductas. La implantación de un permiso “Experto” se viene reclamando desde hace tiempo por parte de muchos colectivos de automovilistas.
Podría consistir en la realización obligatoria de un cursillo de conducción avanzado acompañado un examen teórico concreto. Sería para antigüedad mayor de 10 años de permiso de la clase para la que habilite y sin accidentes con responsabilidad en los últimos cinco años. Por supuesto sin ningún tipo de denuncias por alcoholemia o retiradas de carné e imputaciones por delitos dolosos. Permitiría por ejemplo un crédito de dos puntos más que un conductor normal y circular a un 10% por encima de los límites de velocidad establecidos. Como contrapartida, la penalización en sanciones para las infracciones cometidas por titulares de este permiso podrían ser superiores.
La implantación de este permiso no es sencilla y requeriría un meditado y profundo estudio, pero las ventajas podrían ser muchas, sobre todo para los colectivos de transportistas y conductores profesionales.
Lo que se conseguiría:
– Aumento de la responsabilidad en el grupo de conductores afectados por este permiso que redundaría en disminución de la siniestralidad.
– Ingresos por tasas de obtención de este permiso y creación de puestos de trabajo para la formación específica.
5- Estudio responsable de la modificación del permiso de la clase B para conductores noveles. Al igual que el permiso de motocicleta, se debería estudiar un mecanismo que impida a conductores con menos de dos años desde la obtención de su permiso de conducir, conducir vehículos de gran cilindrada y potencia pudiendo limitarse en esta primera fase de conducción a vehículos de menos de 125 cv.
Lo que se conseguiría:
-Reducción de la siniestralidad en jóvenes.
-Conciliación con los colectivos y asociaciones de víctimas.