Seguramente usted habrá escuchado en los informativos de radio y televisión expresiones como “nivel amarillo” o “nivel rojo” para referirse al estado de fluidez de las carreteras, sin saber lo que significan. La DGT, para conocer las retenciones o cualquier incidencia que se produjese en las carreteras, así como su posterior evolución y seguimiento, estableció en el año 1992 una clasificación de los niveles de la calidad de la circulación que permitiese una fácil identificación del estado del tráfico en cada momento y de su desarrollo a lo largo de la red viaria.
Así se establecieron los siguientes niveles de calidad de circulación, que se rigen por el parámetro de la velocidad que pueden alcanzar los vehículos al circular por una determinada carretera, atribuyéndoles como identificativo un color.