Las drogas bajo control

El 11% de los conductores controlados durante la realización de un estudio promovido por la Unión Europea, había consumido sustancias ilegales. Por ello, los controles de drogas –obligatorios por ley– son cada vez más frecuentes en nuestras vías. En ellos, se realiza un test de saliva y los agentes observan al conductor para determinar si conduce o no bajo la influencia de sustancias psicoactivas.

La imagen de un conductor pasando un control de drogas es cada vez más frecuente en nuestras vías. Desde el último trimestre del pasado 2011 se ha incrementado la realización de estas pruebas de detección de sustancias ilegales en los conductores. Según fuentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC), “junto a los habituales pruebas de alcoholemia, se ha implementado la realización de este tipo de controles que han pasado a formar parte de nuestra actividad normal”. Conviene destacar que son unos controles obligatorios de acuerdo con el Reglamento General de Circulación y que la negativa a someterse a ellos supone un delito recogido en el Código Penal.

Y es que, según el estudio “Presencia de alcohol, drogas y medicamentos en los conductores españoles”, el 11% de los conductores a los que se les realizó la prueba durante esta investigación habían consumido sustancias ilegales. El estudio ha sido realizado por el Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico dentro del proyecto Druid (Driving Under the Influence of Drugs, Alcohol and Medicines), promovido por la Comisión Europea, cuyo objetivo era profundizar en el conocimiento del problema del consumo de alcohol, otras drogas y medicamentos entre los conductores europeos.

El cannabis y la cocaína han sido las dos sustancias con más presencia. Y si además de drogas de abuso, se incluyen el alcohol y los fármacos (como las benzodiapecinas –en las que se engloban los medicamentos prescritos para el insomnio y la ansiedad–, la codeína o la metadona), bien solos o combinados, el porcentaje de conductores que dieron positivo por alguna sustancia psicoactiva se elevó al 17%. La combinación de drogas más alcohol fue la más frecuente.

Anna Ferrer, directora del mencionado Observatorio, destaca de este estudio “su representatividad de la movilidad del país, en cuanto a población, tipo de vía, zonas geográficas, horarios, rangos de edad, variables de género…” Y, sobre todo, subraya que “por primera vez se tiene una información objetiva sobre el consumo de alcohol”, porque, hasta ahora, la información solo llegaba a través de la actividad policial. “Al mismo tiempo que se obtenía, también por primera vez –continúa Ferrer–, información sobre el consumo de drogas y se daba el patrón para la realización de los controles para detectar el consumo de sustancias psicoactivas”.

En este mismo sentido, fuentes de la ATGC indican que “este estudio ha reunido la información necesaria para acometer los controles de drogas de forma adecuada, porque ha demostrado la eficacia de los dispositivos utilizados y ha señalado las sustancias en las que hay que intervenir con más fuerza”.

La importancia de los controles está fuera de duda, ya que “la influencia negativa de estas sustancias en la capacidad de control, concentración y reacción del conductor está ampliamente estudiada”, explica Juan Carlos González Luque, asesor médico del citado Observatorio y uno de los coordinadores del estudio Druid en España. Además, destaca “la preocupación existente por el consumo combinado, sobre todo con alcohol, porque el riesgo no se suma, sino que se multiplica”.

Durante los controles conjuntos de alcohol y drogas, primero se realiza la prueba de alcoholemia por aire espirado de todos conocida; y a continuación se realiza el test de saliva. Para ello, los conductores reciben un dispositivo, parecido a un pequeño ‘chupa chups’, que tienen que impregnar con saliva. “Dispositivo cuyos resultados son indiciarios, –es decir, indican si hay presencia o no de drogas– y tienen una total fiabilidad y garantía”, subrayan fuentes consultadas de la ATGC.

Además, los agentes realizan –de acuerdo con un cuestionario previamente establecido– una observación de los signos externos que presenta el conductor (nerviosismo, sudores, euforia, habla dificultosa….) para comprobar si existe o no posible influencia del consumo de sustancias en su capacidad para conducir. Para la correcta realización de esta observación los agentes recibieron un curso que, además, ha pasado a formar parte de los planes de formación de los futuros agentes. Es más, estos dispositivos son “un apoyo, pero la visión del agente es esencial y así queda establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 2010”.

Fuente: Tráfico y Seguridad Vial

Autor: DGT
La Dirección General de Tráfico (DGT) es un organismo autónomo dependiente del Ministerio del Interior de España responsable de la ejecución de la política vial. La administración territorial se compone de 50 Jefaturas Provinciales de Tráfico, una por provincia, dos jefaturas locales de Tráfico en Ceuta y Melilla y 14 oficinas locales de Tráfico que realizan la tramitación relativa a la titularidad de los vehículos, conductores y procedimiento sancionador por infracciones de tráfico en el ámbito interurbano. En estas labores cuenta con el apoyo de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Fue creada mediante la ley 47/59, de 30 de julio de 1959, sobre regulación de la competencia en materia de tráfico.

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