En España se dieron de baja casi 700.000 vehículos el año pasado, de ellos solo se tiró un 12%, el resto se seleccionó y separó para darle otro uso. Y es que a partir de los elementos y materiales de un coche viejo se puede fabricar césped artificial, suelas de deportivas, asfalto, muebles, aislante de viviendas, combustible para cementeras…
Para conseguirlo, en las instalaciones de un CAT (Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos), lo que antes conocíamos como desguaces, y lugar en el que terminan los coches cuando les damos de baja, se realiza un proceso, en el que se selecciona y separa lo que sirve de lo que irá al vertedero. Primero se descontamina el vehículo, retirando los residuos y líquidos peligrosos: aceites, refrigerantes, baterías…
A continuación, se seleccionan los elementos que pueden ser reutilizados como motores, cajas de cambio, retrovisores… que son almacenados y puestos a la venta. También, se retiran los que son reciclados como catalizadores, neumátcios o vidrios. Del resto se separan los materiales útiles como hierro, cobre, aluminio, plásticos… que pasan a las fábricas que les darán un nuevo uso. Finalmente, se lleva al vertedero lo que no tiene ningún valor: espumas textiles, plásticos ligeros…