La semana pasada conocíamos el dato del descenso de la tasa de paro durante el tercer trimestre de 2014, situándola en el 23,67%. Este repunte del empleo, tan celebrado por algunos, y cuestionado desde USO por las características de temporalidad y exclusión que definen el empleo que se crea, contrastan con la realidad de pobreza y exclusión social que arrojan los estudios realizados por Cáritas y Unicef.
Tan sólo un tercio de la población española no está en riesgo de exclusión, es decir, pueden hacer frente al pago de medicamentos, de la calefacción en invierno o a una alimentación adecuada. Según Cáritas, desde el comienzo de la crisis, la exclusión social se ha intensificado hasta alcanzar a 11,7 millones de españoles, lo que supone el 25% de la población, y cinco millones de personas se encuentran afectadas por situaciones de exclusión severas.
El VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014 de Cáritas concluye que el mayor riesgo de exclusión se registra entre los menores de 18 años (35%) y en aquellos que tienen entre 18 y 29 años (31%). Esta realidad se refleja también en los “buenos” datos de la última Encuesta de Población Activa, ya que el desempleo volvió a aumentar en los grupos de edad de 16 a 19 años (7,29%) y de 20 a 24 años (2,18%). De esta manera, la falta de empleo y la escasa protección social suponen un lastre para la ya difícil situación de los más jóvenes en España.
Además, el 15% de los trabajadores es pobre, a pesar de su empleo o como resultado de él, al contar con retribuciones muy precarias que no les permiten vivir con dignidad.
Niños pobres
En España, 2,5 millones de menores están en situación precaria. Uno de cada cuatro niños españoles no puede comer tres veces al día, ni comprar libros ni juguetes. Una situación que tiene graves consecuencias para los niños ahora, pero también para el futuro, porque pueden convertirse en adultos excluidos de la sociedad.
El informe Los niños de la recesión: el impacto de la crisis económica en el bienestar infantil en los países ricos de Unicef, muestra también que en España, durante 2012, los ingresos medios de los hogares formados por familias con niños disminuyeron el equivalente a una pérdida de 10 años de avances.
España es el tercer país (de los estados miembros de la UE y la OCDE), solo tras Grecia y Letonia, con más menores de edad en riesgo de exclusión social (36,3%) y también figura en lo más alto de la lista de países donde la crisis más ha empeorado la situación de este colectivo.
Ante estos datos alarmantes, desde USO instamos a los Gobiernos central y autonómico a la puesta en marcha de iniciativas que reconduzcan esta situación social en España con políticas de protección y atención y con inversión en ámbitos públicos como la sanidad y la educación.
No se puede dibujar un mapa de recuperación esperanzador y de futuro cuando la desigualdad social es una realidad cada vez más grave porque, la salida de la crisis no será real mientras se siga construyendo una sociedad más pobre y vulnerable, menos humana.
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