Durante los años cincuenta y sesenta era frecuente el pluriempleo. Muchos de los que ya tienen cierta edad seguramente recordarán a su padre comiendo rápido al salir del trabajo para acudir a otro empleo por la tarde con el que complementar el sueldo para poder salir adelante. Aquello parecía que había pasado a la historia y tener un empleo era ya prácticamente incompatible con ser pobre.
Pero la crisis, la precarización del mercado de trabajo y la devaluación salarial han vuelto a traer la pobreza laboral. Todos conocemos a alguien que está trabajando por 400, 500 o incluso 200 euros al mes, en un empleo por horas o contratado por días. Son los nuevos pobres. Según la definición de Eurostat, pobreza laboral es la que sufren lo que tienen empleo pero viven en hogares cuyos ingresos están por debajo del 60% de la mediana de ingresos del conjunto de los hogares. La mediana es un concepto estadístico distinto de la media y representa el punto en el que la mitad de los individuos está por encima y la mitad por debajo. Según los últimos datos publicados por el INE -que corresponden a 2013-, el umbral de pobreza se sitúa en 8.114 euros anuales para una persona que viva sola.
De acuerdo con este definición, en España existen más de cuatro millones de personas que están por debajo del umbral de pobreza y, de ellas, más de dos millones son trabajadores con empleo. No todos tienen el mismo riesgo de pobreza. El mayor nivel de riesgo, un 40% se registra entre los desempleados. Los que no reciben prestaciones son los que lo padecen de forma más aguda. La larga duración de la crisis ha llevado a que muchos hayan agotado el periodo de cobro del paro. Sumado al endurecimiento del acceso a los subsidios aprobado en 2012, ha provocado que se reduzca la tasa de cobertura en más de 15 puntos respecto a la que existía antes de la crisis (del 73,59% de 2008 al 57,8%). Esta semana se ha puesto en marcha el programa de activación del empleo para parados de larga duración con responsabilidades familiares a los que se les proporcionará -sólo durante seis meses a cada uno- una ayuda económica de 426 euros, al tiempo que se les orientará o formará para intentar que encuentren empleo. El Gobierno calcula que se beneficiarán del plan alrededor de 400.000 parados.
El riesgo de pobreza dentro del colectivo de los que sí trabajan es mayor entre los autónomos. El 21,7% del colectivo -unas 662.000 personas- está por debajo del umbral de pobreza frente al 10,5% del conjunto de los activos y al 8,2% de los asalariados, según un informe de CCOO basado en datos de Eurostat y del INE. Casi cuatro de cada diez ocupados por debajo del umbral de pobreza son autónomos. Entre los trabajadores por cuenta ajena hay tres colectivos de riesgo: los trabajadores temporales, los trabajadores a tiempo parcial y, el más precario de todos, temporales a tiempo parcial. En total, la pobreza laboral afecta a cerca de 1,2 millones de trabajadores por cuenta ajena.