«¿De compras por la ciudad?”, pregunta el rótulo de la puerta de un coche. No pretende publicitar un centro comercial, sino concienciar del uso de un desplazamiento alternativo. En este caso, de un automóvil eléctrico de pequeñas dimensiones que se recoge y devuelve en varios puntos metropolitanos y que se paga –el precio es muy barato– por minutos, según el tiempo empleado en acudir al trabajo, a un recado en las afueras o a un lugar del centro donde aparcar sea un problema.
Esta posibilidad es solo una de las múltiples alternativas a lo privado que se pueden encontrar ahora mismo en las principales ciudades españolas. Bicis municipales para trayectos cortos, vehículos compartidos y nuevas combinaciones de transporte público han cambiado el paradigma de la movilidad.
Una de las innovaciones que más resuena entre estas opciones es el ‘carsharing’ o alquilar un coche para desplazamientos habituales. Pau Noy, presidente de la Asociación Española de CarSharing, cree que el sistema, nacido en España en el año 2000, ya lo aprovechan 70.000 usuarios en las principales ciudades gracias a los 800 vehículos públicos. “No hay vuelta atrás –sostiene–, la tendencia es la disminución en la posesión de automóviles”.
“Lo privado siempre existirá. Lo que pasará es que se reducirá en favor de otras alternativas más eficientes y beneficiosas para el bolsillo y el medio ambiente”, explica Pablo López, manager de ventas de BlueMove, que opera en Barcelona, Madrid y Sevilla. Ellos empezaron con cinco coches en 2011. Ahora disponen de más de 300, con 50.000 usuarios fijos. Y en aumento.