Semanas de medidas, informaciones y ampliación del estado de alarma a 30 días. Ahora no es momento de juzgar la gestión, muy mejorable en muchas de las etapas y en las medidas tomadas. Después habrá tiempo. Cada uno desde su sitio -en casa o saliendo a trabajar-, toca estar juntos, esforzarnos y aguantar, incorporarnos, tener esperanza, no parar, aunar esfuerzos y minimizar los daños. Sacar lo mejor en estos malos momentos: la solidaridad, la capacidad de construir y protegernos, de dar al trabajo el carácter más humano y valioso que tiene, que es el del bien común, el de que nadie se quede tirado.
Defender nuestro Estado Social dotado con fuertes sistemas de protección social es más necesario que nunca, porque se evidencia lo que significa en momentos como el que vivimos. Junto a ello, vitorear a todos los que hacen que todo funcione: nuestra sanidad, la educación -ahora a distancia-, los servicios de agroalimentación, transporte, suministros, seguridad… millones de ciudadanos que hoy se juegan su salud, dejando a un lado su vida personal, muchos ya sin horarios, sin saber qué pasará mañana… es de justicia, sin duda.
Del lado empresarial, también nos está dando tiempo a ver de todo: malo y bueno. Nos quedamos con quienes, ejemplarmente, no se están aprovechando de la situación e incluso reman a favor. Son esas empresas que han entendido su responsabilidad también con la sociedad, aunque a veces no venga bien a sus cuentas de resultados. De las otras hoy no hablo, porque ahí está la USO trabajando.
Vienen tiempos complicados, malos, lo sabemos. Y para eso sí tenemos ya capacidad de reacción para que esto dure lo mínimo, para que podamos reconstruir todo en el menor tiempo posible. Eso requiere de políticas valientes, muy valientes, como puede ser la mutualización europea de la deuda mediante la emisión concertada de bonos con la que invertir y atender a las necesidades más urgentes -y, vista la distinta postura de la Comisión, confiemos en que el Consejo Europeo corrija las decisiones-. La falta de medidas contundentes provocará una recuperación más prolongada en un contexto de recesión, consumo mermado, previsible desaceleración del turismo y exportaciones ralentizadas. El proyecto común debe dar la talla, esta vez sí. No volvamos a caer en proteger economías sin hacerlo a la vez con las personas, con su trabajo.
En España debemos reaccionar ¡ya! Sin más preámbulos, el Gobierno debe de inmediato: aprobar una renta mínima para todos los que no tienen subsidios ni prestaciones; poner en marcha una gestión óptima con los recursos humanos y tecnológicos que hagan falta para evitar el colapso del SEPE y del FOGASA; garantizar la atención digna a dependientes y personas en situación de exclusión; atrasar y dar facilidades para hacerse cargo de alquileres; proteger el empleo doméstico…
Y hay que ir más allá: son necesarias medidas directas temporales, como la reducción del IVA superreducido (el de productos de primerísima necesidad); ayudas directas y moratorias fiscales a autónomos y pymes para que puedan aguantar estas semanas sin arruinar sus empresas y recuperen en breve plazo el empleo que generan; y una partida especial inmediata para servicios sociales de atención domiciliaria local y autonómica que se haga cargo de las situaciones más delicadas. Todo esto, junto a solucionar intendencias de falta de pruebas diagnósticas y material sanitario, y la descoordinación entre administraciones.
Nuestra gente, la riqueza de la USO
Pero hoy quiero detenerme en otra cosa. En dar las gracias, un millón de gracias, a toda la gente de la USO, que también está desbordada, pero dando el callo a un nivel muy alto. A toda máquina, informando, denunciando, gestionando, no dejando a nadie sin atender, en las mesas de los ERTE, en las tareas de PRL… con sindicalistas, delegados y delegadas, responsables y dirigentes, sin horarios, colgados al teléfono y al ordenador permanentemente. La mejor USO, que va a estar sí o sí al permanentemente al servicio de su afiliación y de todos los trabajadores. Esa USO de quitarse el sombrero, que hace que merezca la pena representar orgullosamente estas siglas que, aunque a veces parezcan algo pequeñas, son gigantes, inmensas como la grandeza de lo que hace.
En esta excepcional situación, la USO no va a permitir que ningún afiliado o afiliada cause baja y quede desprotegido por motivo económico. Para ello, están dispuestas dos cuotas reducidas que cubren a todos los que estén atravesando por situaciones de desempleo o ingresos bajos. Junto a nuestra Caja de Resistencia y Solidaridad, de la que podemos estar bien orgullosos, vamos a pasar esto codo con codo.
Por último, quiero mandar todo el cariño y acompañamiento posible de la USO a todos los que han sufrido fallecimientos entre familiares y allegados; a los que tienen afectados; a los que no ven a sus seres queridos por estar ingresados, trabajando o en cuarentena. Y reconocimiento y honor a todas las heroínas y héroes que están por todos lados, a los que miran la vida con ojos de solidaridad.
¡Vamos! El final de lo peor está a la vuelta de la esquina
Joaquín Pérez, secretario general de USO