Las estadísticas de siniestralidad laboral de 2020 nos han dejado cifras preocupantes con respecto a la mortalidad en el trabajo. El año pasado, 708 trabajadores murieron en el trabajo o en el camino de ida y vuelta al mismo. Por relación laboral, 633 fallecidos eran asalariados y 75, trabajadores por cuenta propia.
Desde USO consideramos inadmisible el aumento de la mortalidad en el trabajo en un año atípico marcado precisamente por una menor actividad. Debido al estallido de la pandemia por covid-19, desde marzo de 2020 se paralizaron las actividades no esenciales durante el confinamiento domiciliario. Además, más de 700.000 personas trabajadoras han seguido afectados por un ERTE vinculado a la crisis sanitaria, que destruyó a su vez 622.600 puestos de trabajo.
La Secretaría de Acción Sindical y Salud Laboral de USO ya avanzó un primer análisis de los datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social; pero, dado que 2020 ha sido uno de los años más excepcionales y atípicos de nuestra historia reciente, es importante detenernos en algunas cifras relevantes.
Las personas entre 45 y 60 años concentran la mitad de las muertes en el trabajo
Casi la mitad de los fallecidos en accidente laboral en 2020 estaban en la franja de edad de 45 a 60 años. El envejecimiento tiene implicaciones, tanto positivas como negativas, en las capacidades y habilidades de las personas. Mientras que algunas capacidades, como la visión, audición o fuerza pueden disminuir, otras funciones cognitivas, como el control del uso del lenguaje o la capacidad para procesar problemas complejos, mejoran con la edad.
Desde USO seguimos reivindicando que la PRL no puede ser uniforme para toda la plantilla: debe adaptarse a las diferentes capacidades, edad, género, etc., de la persona trabajadora. Para ello la evaluación y el conocimiento de esa diversidad son claves.
¿Dónde se localiza la mayor siniestralidad laboral?
El lugar donde se ha producido el fallecimiento da una información muy relevante sobre la falta de medidas en PRL o una política de prevención mal enfocada. Que hayan fallecido 164 personas en accidentes en misión demuestra que algo se está haciendo muy mal en la organización del trabajo y los ritmos del mismo.
Además, 348 personas fallecieron propiamente en el centro de trabajo. Muchos de esos decesos se produjeron por la falta o inadecuación de las medidas preventivas o por instrucciones indebidas. Esto nos lleva a exigir un cambio de liderazgo respecto de los riesgos laborales.
Las medidas de coordinación de actividades deben ser revisadas por el mismo motivo, dado que 83 personas fallecieron en otro centro o lugar de trabajo diferente al habitual.
La ITSS ha realizado sobre este ámbito preventivo 5.328 actuaciones. De ellas, han derivado 2.412 infracciones y requerimientos formulados.
Los riesgos psicosociales, invisibilizados
La estadística de siniestralidad laboral no recoge datos de los daños a la salud por la actualización de riesgos psicosociales, salvo en la desviación que produjo el accidente y en la que se reflejan 5 fallecimientos: 3 por agresión y 2 sin especificar.
En USO echamos en falta una estadística que plasme cuántos fallecimientos de los 228 que se han registrado por infartos, derrames cerebrales o suicidios han sido producidos por la descompensación o desajuste de los factores de riesgo psicosocial.
Las muertes y otros daños del covid-19, accidente laboral
Desde USO reclamamos la Covid-19 se calificara como accidente de trabajo. Posteriormente, el RD Ley 6/2020 reconoció la incapacidad temporal como situación asimilada a accidente de trabajo, exclusivamente para la prestación económica. Pero, si en ese periodo de baja se tiene la desgracia de fallecer, esa muerte es considerada por enfermedad común y no como accidente de trabajo.
Por ello, USO solicitó en abril de 2020 que la Seguridad Social reconozca el fallecimiento por Covid-19 como accidente de trabajo. Ni ahí ni en nuestra petición posterior, en mayo, obtuvimos respuesta del Ministerio.
En cuanto a las estadísticas por Covid-19, se han notificado 9.858 accidentes de trabajo, con 21 fallecimientos. La distribución por actividad ha sido:
– Actividades sanitarias: 9.066
– Administración Pública: 228.
– Asistencia en establecimientos residenciales: 490.
– Otras actividades: 74.
Por sexo, el femenino ha resultado el más infectado, con 7.853. Pero ha registrado menos fallecimientos: 6. El masculino, por su parte, sumó 2.005 contagios y 15 defunciones. La franja de edad que más se ha contagiado ha sido la de 25 a 29 años.