Está claro, subir el salario de los trabajadores que menos cobran ha sido la ruina de este país, el SMI nos ha empobrecido y ha disparado el paro. Nada tienen que ver la inacción en legislación laboral, la evasión fiscal, la dejación de funciones de los sucesivos gobiernos en apostar por sectores productivos estables, el obsoleto diálogo social o que los gigantes tecnológicos generen sus beneficios en España y paguen sus impuestos allá donde menos se paga, muy lejos de España, por cierto, y, a veces, hasta de la Unión Europea.
Nada. La culpa de la ruina del país la tienen los míseros 50 euros al mes que se subieron los sueldos más bajos en 2020. Y que, dicho sea de paso, no han vuelto a subir.
El salario medio europeo oscilaba en 2020 entre los 7.771 euros anuales de Bulgaria y los 81.609 de Suiza. Entre estos extremos, una amplia gama de tonos rojo peligro, naranjas, amarillos y verdes cada vez más oscuros. Toda Europa Occidental está en verde. Salvo Italia, España y Portugal. Y Grecia, si miramos hacia el Este sin tener en cuenta la amplia brecha que aún persiste tras el antiguo Telón de Acero.
Aun así, el salario medio italiano es 3.300 euros más al año que el español. Y el griego y portugués, menor que el nuestro, experimentó en 2020 un crecimiento, frente a nuestra caída del 0,21%.
Salario medio, por encima del salario mediano y del más común
Ahora bien, el salario medio, ya de por sí bajo, es más alto que el salario mediano o el salario más habitual. Este fue en 2018, últimos datos oficiales, de 18.468,93 al año, 5.500 euros menos que el salario medio de la misma fecha. Y el salario mediano fue de 20.078,44. Es decir, la mitad de los españoles cobran de esa cifra para abajo; la otra mitad, para arriba.
De una parte de esos trabajadores que están por debajo del sueldo mediano, de la parte que está muy por debajo, es la culpa de la destrucción de empleo en España en los años posteriores. Porque sus 50 euros al mes de más son inasumibles para un país que sí puede permitirse 3.700 millones al año de evasión fiscal de grandes fortunas y multinacionales.
La subida del SMI destruyó 100.000 empleos: los trabajadores más pobres, en el ojo del huracán
El Informe del Banco de España a este respecto tiene una falta de rigor bastante importante. Sus conclusiones son elucubraciones que se podrían hacer sin problema en el sentido contrario. Y más en el contexto de crisis sanitaria y económica en la que hemos vivido en los últimos meses. Que esta institución financiera cometa ese error de análisis y se ponga de lado de quienes pugnan por una solución a la crisis a base de seguir asfixiando a los trabajadores más desfavorecidos es indignante.
Publicar un informe que pretende venderse como fruto de un comité de expertos, pero utilizando argumentos tan simplistas y demagogos es digno de una mala redacción de alumno de la ESO. Esos 50 euros al mes han supuesto la destrucción o no creación de 100.000 empleos. Es la conclusión del gran comité de sabios. No hemos aprendido nada, parece, de todo lo que significó tratar de superar la crisis de 2008 a base de recortes.
Una institución como el Banco de España no se detiene a profundizar en que la falta de actividad es la que no genera empleo, en que salarios empobrecidos no consumen y, efectivamente, no crean más empleo. En el informe se contempla, de forma mucho más ligera, el efecto positivo del incremento de rentas y de consumo interno que ha supuesto dicha subida.
Por una subida urgente del SMI para la recuperación
El Salario Mínimo Interprofesional ha pasado de los 600 euros mensuales en 2008 a 950 en 2021, con especial impulso desde los 655,2 euros de 2016 a los 950 de 2021. Efectivamente, es un aumento porcentual considerable si nos ceñimos a hacer ese tipo de estudios. ¿Era posible vivir en España con 600 euros al mes en 2008? ¿Podía considerarse eso un salario?
Desde USO, consideramos que esas cifras son propias de una prestación, no de una remuneración por 40 horas de trabajo a la semana. Por eso, no podemos caer en un titular del tipo “el SMI subió en España un 37% en 13 años” o en creernos a pies juntillas que subir el salario mínimo de 900 a 950 euros generó 100.000 parados. Basta ya de que los problemas de los más desfavorecidos sean culpa del escalón de los un poco menos desfavorecidos porque “al menos tienen trabajo”.
El trabajo se crea con actividad; los servicios públicos y el sistema de pensiones se sostienen con cotizaciones. Cuanto más altas, mejor. Y eso son dos más máximas indiscutibles, que soportan cualquier disparo desde informes facilones para que la patronal establezca su veto a una subida pactada del SMI.
España debería haber alcanzado el SMI de 1.146,3 euros ya en 2017, según un estudio de la OCDE, que no se caracteriza precisamente por fomentar las subidas salariales. Aún no hemos alcanzado esa cifra. Datos similares plantea ahora el informe de expertos del Gobierno que se ha filtrado y que sitúa el SMI para 2023 en una horquilla entre 1.012 y 1.047 euros mensuales. Desde USO, compartimos que es irrenunciable esa subida. No, la culpa de la crisis no es de los trabajadores. Solo con empleo de calidad, buenos salarios y actividad económica habrá recuperación social y económica, real y duradera.
Joaquín Pérez, secretario general de USO