La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a una aseguradora a abonar a una clienta no sólo los 7.700 euros que le costó la reparación del vehículo tras chocar con un perro sino, también, los intereses del préstamo (299 euros)
que tuvo que pedir para pagar al taller a la vista de que la demandada se negaba a indemnizarla.
La compañía consideró que no estaba obligada a pagar ninguna indemnización porque la asegurada no redujo las consecuencias del siniestro ”al continuar
circulando unos tres kilómetros pese al accidente, en vez de detenerse”.
Aunque la sentencia considera que la responsable de lo ocurrido fue la propia conductora porque, tras colisionar con el perro, continuó su marcha, lo que agravó los desperfectos sufridos por el vehículo, estima que la mujer obró bien, porque tras chocar con el perro “se bajó del coche y comprobó que, aparentemente, solo había resultado afectado el parachoques, por lo que consideró que lo más conveniente era continuar su marcha al no apreciar daños de mayor importancia”, que realmente sí se habían producido.
Además, la sentencia añade que “era lógico pensar que la avería no sería importante y que, por ello, no requería llamar a una grúa y a otro vehículo
para que les desplazara a su domicilio, por suponer un mayor gasto para la aseguradora”.