Adolfo Suárez fue presidente del Gobierno de julio de 1976 hasta su dimisión (29 de enero de 1981). Muy conocida es la anécdota –que cuenta Javier Cercas en «Anatomía de un instante»– de cómo acudió a la llamada del Rey para comunicarle su decisión de nombrarle presidente. Suárez, ministro en el gabinete de Arias Navarro, espera esa llamada desde mediodía del sábado.
Algunas alusiones del Rey le dan como candidato a sustituir a Arias. Poco después de las cinco de la tarde suena el teléfono y el Rey le dice: “Adolfo, ¿qué haces? ¿Quieres venir a tomar café?”. Suárez acepta y conduce el Seat “127” de su mujer –el coche familiar lo tenía ella, de vacaciones– hasta la Zarzuela. El Rey le pide que acepte la Presidencia del Gobierno; Suárez contesta:?“Ya era hora”.
La preocupación ciudadana se centraba en la reforma política (Constitución, estatutos de autonomía, despenalización del adulterio…), pero no se olvidó la seguridad vial: se bajó el límite de velocidad de 130 a 100 en autopistas y de 110 a 90 en carretera (1976); se modificó el Código de la Circulación y entraron en vigor los nuevos permisos (1977); se aprobó el primer reglamento de homologación de cascos para moto (1977); se implantaron el I Plan Nacional de Seguridad Vial, la Educación Vial obligatoria en la EGB y la nueva señal de Stop (1979); se fijó en 60 km/h el límite de velocidad en ciudad y se habilitaron aparcamientos para mercancías peligrosas en carreteras nacionales (1980); tras 3 años, se rebajó la mortalidad, que se situó por debajo de 5.000 muertes/año (1981); se hizo obligatorio el casco en motos de más de 125 c.c., comenzaron los controles preventivos de alcoholemia (1981)…