Historia de los limites de velocidad en España

El primer Código de Circulación promulgado en España en 1934 establecía sólo una limitación de velocidad para los vehículos de transporte. El art. 93 decía lo siguiente: “Las máximas velocidades a que deben circular los automóviles dotados de llantas neumáticas en todas sus ruedas, destinados al transporte de objetos y mercancías, cuyo peso total en carga exceda de 3.500 kgs. serán las siguientes.

De 3.501 kgs. a 4.500 kgs….80 km/h
De 4.501 kgs. a 8.000 kgs….60 km/h
De 8.001 kgs. en adelante….40 km/h

Si los vehículos están dotados en todas o en alguna de sus ruedas de llantas de caucho macizo o metálicas, las velocidades indicadas se reducirán a la mitad”.

Este Código establecía importantísimas sanciones para los infractores: 5 pesetas de multa, la primera vez y 25 pesetas para los reincidentes.

EVOLUCIÓN DE LOS LIMITES DE VELOCIDAD EN ESPAÑA (TURISMOS)

                                          1974 1976 1981 1992
AUTOPISTAS                        130 100 120  120
AUTOVÍAS Y VÍAS RÁPIDAS   110 100 100 100*
RESTO CARRETERAS              90   90   90  90
TRAVESÍAS Y VÍAS URBANAS  60   60   60   50

Autor: Alvaro
Creador y administrador del grupo de webs de Portalvasco.com. Desde Septiembre del año 2006 escribiendo en este blog sobre aviso de radares, radares y cinemómetros, noticias sobre temas de tráfico, motor, seguridad en carretera, seguros, leyes, un poco sobre sociedad, actualidad y temas relacionados con informática, accesorios electrónicos e internet.

4 ideas en “Historia de los limites de velocidad en España

  1. El dato de 100Km/h en autopista de 1976 no me cuadra ya que creo que la velocidad más baja que ha habido nunca en España como límite de velocidad en autopista ha sido la actual, 120.

    Aunque puedo estar equivocado…

  2. Estos limites comparados con la velocidad max. de los coches y con su capacidad de frenada es como si los actuales estuvieran en 190 km/h. Si a esto le unimos el estado de las carreteras nos damos cuenta que hoy vamos parados respecto de hace 40 anos

  3. Puedo asegurar por experiencia que tardaría menos en parar mi Mondeo de 160 a 0 que mi primer 124 de 100 a 0, por no hablar de aquellos simca 1000 que tenían los 4 frenos de tambor y que en cuanto frenabas 3 veces seguidas te habías quedado sin frenos.

    Pero volvemos otra vez a lo mismo, que nadie se engañe, el límite de velocidad de 120 no viene impuesto por seguridad, viene impuesto por recaudación, por lo que todos los argumentos les sobra a la DGT.

  4. ¡No!, si está claro que todos los transportes van cada véz más rápidos (ferrocarril, aviones, buques, «tanques», cazas supersónicos…), excepto el automóvil, que está estancado en esos 120 a perpetuidad, gracias a una política circulatoria de cagabandurrias, absolutamente regresiva y en contra de todo progreso tecnológico.
    Luego, ¿qué no venden coches?… Pués no me extraña, porque si seguimos con estas, mejor nos iría a todos con la bici o el patinete, que al menos es extremadamente más barato.

    ¿Quereís una posible solución para que desaparezcan de una véz los dichosos rádares y nos dejen circular tranquilos?…
    No compremos coches nuevos, y menos aún caros o potentes. ¡Ni utopía ni leches! Todos con coche de 2ª mano y de los baratitos, potencia máxima 110 CV (aún tira ¡eh!), y… ¡a tomar por culo!
    El problema se solucionaba entonces rápido: al Pere lo echan a la puta calle en 2 días dada la enorme presión de las automovilísticas (que están hasta los huevos de no vender ni un coche de escalextric), y si aguantamos unos meses más sin comprar, los rádares los amontonan y los queman en hogueras ante notario.
    En el fondo estos politicastros nos toman el pelo porque no utiizamos casi nada o suficientemente el cerebro.
    Si nos dan por el saco a los conductores, pués hay que reaccionar de alguna manera. HAY QUE CASTIGARLOS DONDE LES PUEDA DOLER.
    Otra solución: NO VOTARLOS. Que les vote… ¡su puta madre!
    Ej: Me endosan una multa de esas ABSURDA (ojo) de velocidad, pués aquí si que es bien fácil: -«No quiero saber nada de estos politicastros en la puta vida», ¡por chorizos!. Y ya está.
    Etc…

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