Conducir tras una discusión de pareja puede ser tan peligroso como hacerlo bajo los efectos del alcohol. Así de tajante es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo por una aseguradora británica (MORE THAN Motor Insurance), que afirma que la «rabia romántica» ha provocado cerca de dos millones y medio de accidentes de tráfico en las carreteras británicas.
Según el estudio, el 31% de los conductores circula peor de lo habitual tras una riña con su cónyuge, estadística que sitúa las discusiones con la pareja en el mismo nivel de peligrosidad que la ingesta de alcohol a la hora de ponerse al volante.
Por eso Mark Christer, uno de los portavoces de la compañía, ha asegurado que es de vital importancia que los conductores entiendan que «ponerse tras el volante en un estado emocionalmente alterado puede convertirse en la causa de un accidente grave».
«Después de una discusión de pareja estarás herido, estresado y poco concentrado, lo que afectará a tus habilidades al volante», afirma el estudio. Por eso, recomiendan que, después de una pelea conyugal, el conductor se tome al
menos una hora para relajarse. Durante este periodo, disminuirán los niveles de estrés emocional, permitiendo que se recupere la concentración necesaria para una conducción segura.