Multas Vs Muertos: Planteamiento demagógico que ha quedado en evidencia y que urge al Gobierno a poner fin al conflicto

Este Gobierno de Teleñecos no puede vivir sin tener a la audiencia cautiva. Es presa de su miedo a la opinión pública. Todo sea por salir, y que hablen de uno, aunque sea bien. Pere Navarro es de los que prefiere ser esclavo de sus palabras que dueño de sus silencios. Lo bueno que tiene eso de afirmar tanto una cosa como su contraria es que, pase lo que pase, pueda argumentar: “Ha pasado como yo dije”, lo malo es que, más allá del preescolar, engañar a la audiencia tiene coste; un alto coste. Como alumno aventajado de Rubalcaba que es, sabe que gobernar a base de titulares de prensa da una rápida rentabilidad, y a eso se dedicó la semana pasada: a vincular, peligrosamente, la bajada de las multas con el subida de los muertos, convencido de que la siniestralidad seguiría repuntando durante este fin de semana.

Sin embargo, cuando el titular de Prensa es el objetivo de actuación del Gobierno más le vale que la realidad le acompañe, al menos un poquito, porque no deja de ser una inversión de alto riesgo, en la que hay mucho que ganar y mucho que perder. Ha sido el caso. Para el punte de la Virgen las predicciones fueron apocalípticas, pero ha habido casi un 70 por ciento menos de muertos, según la DGT, que, por cierto, no ha utilizado la misma medición para este fin de semana que para el mismo de 2009.

Hagamos un poco de historia muy reciente: el primer fin de semana de agosto fue nefasto para la siniestralidad en las carreteras, y claro, la tentación de echar la culpa a la Guardia Civil por relajar la presión sancionadora fue demasiado grande como para no caer en ella. Primero, el domingo 8, en el País: “A más multas, menos muertos” y luego a la Agencia Efe, desdiciéndose: “La huelga no influye en la siniestralidad”. Y luego, otra vez que sí, en la Cadena Ser, y en 20 Minutos y en cualquier otro medio donde quisieron escucharle. Un discurso que nos arrastra, en su propia esquizofrenia, a una dialéctica del absurdo más digna de Tip y Coll que de un gobernante comprometido con las responsabilidades del cargo.

¿Que ha pasado? Por que, o bien la DGT no dispone de capacidad de análisis (cosa que dudo, porque una de las obsesiones de Navarro desde que llegó a la DGT ha sido tener una maquinaria de recogida de información para la que no se ha reparado en gastos) o el escenario no era el esperado. Me inclino más bien por lo segundo, porque habitualmente las predicciones de la DGT, más o menos cocinadas o precocinadas, solían acertar. Así que en la DGT están contentos con el descenso de la siniestralidad, como debería ser lógico, pero no les gusta que no haya sido por poner multas, sino, precisamente, por evitarlas.

La Guardia Civil de Tráfico ha demostrado que su tiempo salva más vidas vigilando, auxiliando y advirtiendo que multando, socavando de este modo el perverso discurso que a base de repetirse parecía cierto, y que sólo una pequeña parte (aunque creciente) de la población ponía en duda.

De entrada, habría que revisar esa idea de que la Guardia Civil de Tráfico está en huelga porque no pone multas. ¿Cómo llamar huelga a una acción que produce un descenso del 68% en las víctimas de la carretera? Habrán influido asimismo otros factores en ese descenso, como la propia crisis, o que el año pasado el fin de semana tuvo un festivo más que en 2010, puesto que el 15 de agosto fue sábado. Llama también la atención el dato de que en Cataluña, por ejemplo, no hay Guardia Civil de Tráfico que deje de poner multas, y la presión sancionadora habitual del Servei Catalá de Tránsit ha arrojado un incremento en la siniestralidad del 50 por ciento en el mes de julio y lo que llevamos de agosto. Así que eso de que las multas salvan vidas, naranjitas de la china.

En realidad, la huelga consiste en no hacer el trabajo de uno; pero si el trabajo de uno es evitar la siniestralidad no hay huelga que valga, a menos que prefiramos cambiar vidas por euros, como alerta una conocida web con esa misma denominación.

El Gobierno, ahora sí, está dispuesto a intervenir en un asunto que ha desbordado la capacidad de un Pere Navarro más habituado a vivir plácidamente de las cifras y del cumplimiento de sus objetivos de recaudación que a lidiar con un Cuerpo que, después de 175 años, sabe muy bien lo que el ciudadano necesita, por encima de regímenes políticos o de partidos en el poder. Rubalcaba toma cartas en el asunto, y urge a Pere Navarro a que lo solucione, cuanto antes, porque las arcas del Estado siguen famélicas. Y luego ya veremos.

Ahora está por ver si la Guardia Civil, cumpliendo al menos parte los objetivos de su movilización, volverá a ser el brazo recaudador de la DGT o si seguirá por este camino. Más les vale, también a ellos, no cambiar vidas por euros. Este deberá ser el capítulo siguiente.

Fuente: ElAntiradar

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