Tres meses de bolis caídos: 40 millones menos para la DGT y niveles históricos de descenso de accidentalidad

Desde que, a principios del mes de julio, el recién llegado máximo responsable de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, ascendido con tal motivo a general de Dvisión, Antonio Dichas, implantase el sistema de puntos para la fijación de los criterios de productividad de los guardias que vigilan y controlan nuestras carreteras, el descenso de la recaudación por multas no ha parado de menguar.

Como un bumerán envenenado, la medida ha conseguido justo lo contrario de lo que pretendía: crear un marco de ingresos sostenidos para el Estado a través de la recaudación por multas. Fuentes de la Agrupación estiman que el descenso de ingresos es ya de 40 millones de euros. El lado positivo es que sigue habiendo menos muertos, siempre que a la DGT le empiece a convenir dar información distinta sobre siniestralidad. Porque hay mucha, pero se publica poca; muy poca.

Resulta que el general Dichas había instaurado con éxito el sistema de puntos en su anterior destino como general jefe de la IV Zona de la Guardia Civil, que comprende Andalucía, Ceuta y Melilla, pero no en labores de control de tráfico, sino en seguridad ciudadana. Y claro, no es lo mismo primar identificaciones de supuestos delincuentes, o detenciones, que poner multas a los españolitos de bien. Quizás preso de un deja vù, el subconsciente de Dichas le empujó a ser más papista que Pere Navarro y le dio una pasada por la izquierda al interiorizar la condición de presunto delincuente de todo bicho que se mueva con su coche por la carretera.

Hasta aquí llegaron los guardias. No estaban dispuestos a ser la cara desagradable de un sistema de prevención de la seguridad vial basado en la voracidad recaudatoria. Ciento ochenta años sirviendo al pueblo no se pueden tirar al retrete, y menos por un puñado de euros. Lo intentó Franco y desistió, por mencionar una reseña histórica reciente. La Guardia Civil sobrevive a regímenes políticos y a partidos de todos los colores, y si lo hace es por permanecer fiel a sus principios fundacionales. No diré yo que sean angelitos pero, como Cuerpo, hay cosas que no se le pueden pedir. Y esos criterios de productividad basados en la recaudación se unían a la ristra de agravios de un colectivo engañado y manipulado hasta la saciedad por la clase política, que confunde con frencuencia el deber con el obedecer. Y han demostrado autoridad moral y altura de miras cuando han protestado. La gente está con ellos.

Llega el otoño y los guardias de Tráfico siguen prefiendo prevenir y advertir que culpar, a pesar de los ruegos de Rubalcaba, de los expedientes disciplinarios y de lo que quede por venir, que se dilucidará en un escenario distinto, alterado repentinamente hace cinco días con el varapalo judicial al Gobierno por prohibir la manifestación del pasado sábado en Madrid.

Cuarenta millones de euros menos, y un nivel de siniestralidad no visto, por lo reducido, desde 1962. Quizá sea una buena fórmula para que no nos matemos. ¿No debería ser tenida en cuenta?.

Fuente: ElAntiRadar

1 idea en “Tres meses de bolis caídos: 40 millones menos para la DGT y niveles históricos de descenso de accidentalidad

  1. ¡Anda!, ¿así que, ahora que no ponen multas está bajando la siniestralidad?…
    Vaya vaya…

    Puen nada, ¿a ver si salen ahora a la palestra el Sr. Pere Navarro o Rubalcaba, y nos cuentan una nueva parida de las suyas para justificar el expolio?…

    Esperamos sus palabras con «ansia y expectación»…

    ¡Menudo par de listillos están hechos!

    ¡A ver si se largan!, ¡o los echan a los dos a la calle de una puta véz!

    Ya lo he dicho en más de una ocasión: donde no hay «trigo limpio» la cosecha no puede ser nunca buena.
    Pero es como predicar en el desierto.

    Saludos.

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