La subida del IPC que nos sitúa en una tasa interanual del 3,6% pone a los trabajadores y sus familias en una situación acuciante. Urgencia que no se percibe, en contraposición, entre los miembros del diálogo social, que continúan con sus reuniones infructuosas, ni entre los miembros del Ejecutivo, que parecen no saber cómo atajar la subida de precios de productos básicos.
La diferencia tan alta entre el índice general y el subyacente es la muestra más cara del precio tan alto que pagan los ciudadanos por una política energética errónea, que les condena a pagar precios desbocados en los suministros energéticos y en productos básicos de la cesta de la compra. Esto sitúa a los ciudadanos en una situación de indefensión, pues ¿cómo se disminuye el gasto en productos básicos y suministros?
Pero no sólo el nivel de desempleo y la escasa subida salarial están en contra de los bolsillos de los ciudadanos. El estancamiento de nuestro crecimiento económico y la realidad del incremento de precios sitúan a nuestro país en peligro de estanflación.
Para la USO, es muy preocupante que, en esta situación, sólo se clame por moderación para los salarios, mientras se desorbita el paro o los precios.