El promedio diario de fallecidos en carretera en mayo, a fecha de ayer, se dispara un 40% respecto a marzo y abril

Pase lo que pase desde ahora hasta fin de mes, mayo será el mes con más fallecidos en carretera desde que empezó el año. El día 23 se habían contabilizado tantos muertos como en todo el mes de abril (102), y, a fecha de ayer la cifra ascendía a 124, 22 más que en todo abril; y 18 más que en el mes de marzo, 19 más que en febrero (que totalizó un 15,3% más de fallecidos respecto al mismo mes de 2010) y 14 más que en enero. En resumen, el promedio diario de muertos en carretera supera en mayo en un 40% a abril y marzo, cuando se implantó el decreto de los 110 por hora.

¿Supone esto que el límite de 110 es responsable de ese incremento mensual de fallecidos? En mi opinión, ninguna variación en la siniestralidad puede explicarse por un solo factor. Así, del mismo modo que en marzo y en abril, con descensos del entorno del 6%, se rompió la tendencia que marcaba febrero, cuando los muertos subieron un 15% respecto febrero de 2010, el fuerte incremento de mayo respecto de los meses anteriores poco tiene que ver con la controvertida medida aprobada por el Gobierno para el ahorro de petróleo.

El principal factor que, a igualdad del resto de ellos, tiene una influencia clara en las variaciones de la siniestralidad el dato de vehículos/km recorrido, que en España simplemente no se utiliza en las mediciones por parte de la DGT. Se mide a través de un concepto difuso llamado “desplazamientos”, así que con eso tendremos que realizar el análisis. Y con todo y con eso, el dato de desplazamientos reales se atesora como oro en paño en la sede de la DGT, y sólo se ofrecen algunas aproximaciones con motivo de operaciones especiales de tráfico en calidad de “desplazamientos previstos”. Al término de la operación especial, sin embargo, nunca se proporciona el dato de desplazamientos reales, sino sólo la cifra bruta de fallecidos y heridos, con lo que cual la perspectiva analítica es siempre incompleta y distorsionada.

Pese a todo, contamos con información que nos puede orientar sobre cuántos coches hay en la carretera, como la evolución del consumo de combustibles. Así, sabemos que en enero el consumo se redujo un 9% respecto al mismo mes del año anterior, cifra que subió al 10% en febrero, para quedar en el 7,9% en marzo, último mes del que hay datos disponibles.

Podemos inferir, pues, que la crisis económica y el precio de los combustibles hacen mella y obliga a dejar los coches aparcados a miles de españoles. Es algo que, empíricamente, cualquiera que viva en una capital de provincia puede comprobar: a partir del día 15 baja muy sensiblemente la intensidad circulatoria. Abunda en esta realidad que las dos primeras semanas de cada mes registran la mayor cantidad de fallecidos, que luego descienden según se arrancan hojas del calendario.

Si analizamos mes por mes, comprobamos que en enero, mes con el mayor descenso en el consumo de combustibles, el promedio diario de fallecidos fue de 3,54. En febrero, con una caída algo menor, dicho promedio subió a 3,75, y en marzo y abril (mes del que no se disponen datos de consumo) se estabilizó en 3,4 muertos diarios de promedio.

¿Qué ha pasado en mayo?

Mayo es siempre un mal mes para la siniestralidad: empieza el buen tiempo y nos echamos a la carretera en trayectos más o menos largos, para disfrutar de la primavera. Es decir, que aumentan los desplazamientos, lo que tiene su reflejo directo en el aumento de los fallecidos: desde el día 1 hasta ayer día 26, el promedio diario de muertos ha crecido hasta 4,76, un 40% más que en marzo y en abril.

Así que, como vemos, los fallecidos no dependen tanto de la velocidad a la que circulemos (en enero, aún a 120, el descenso respecto del mismo mes del año anterior fue del 20%) como de que, simplemente, circulemos.

A falta de conocer los datos de consumo de combustibles de abril, ya sabemos que en marzo, cuando se implantó el 110 el descenso de consumos fue inferior a los de enero y febrero; y, es más: en marzo, respecto de febrero y enero, se consumió más gasolina y gasóleo.

En mi opinión, la estrategia de la DGT es que, simplemente, no usemos nuestros coches y motos, y bajar los límites es una manera de desmotivarnos para viajar por carretera. Confirman esta percepción las campañas en curso del organismo dirigido por Pere Navarro, que nos dicen que no usemos el coche y nos movamos a pata. Vamos, que un organismo que debería velar por la movilidad del tráfico se dedica más a desincentivarla. Porque saben (y manejan datos que no publican) que, como digo, lo que más influye en la siniestralidad es el número de vehículos que hay fuera de los garajes.

Visto todo esto, ¿el 110 vino para quedarse? Muy pronto lo veremos.

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