A las 8:10 de la mañana del día 12 de mayo, habían transcurrido pocas horas del terremoto de Lorca, y se estaba produciendo la evacuación de enfermos desde el hospital Rafael Méndez hacia otros centros de la Región.
Francisco Llamas conducía a esa hora una ambulancia por la autovía en dirección al hospital Santa Lucía de Cartagena. En la parte trasera, acostada en la camilla, los servicios de emergencia atendían a una señora mayor con un cuadro ansiolítico que no remitía y con problemas respiratorios. Finalmente llegaron a Cartagena y la paciente pudo ser hospitalizada.
Días después, a Francisco le ha llegado la notificación de una multa por circular a 133 kilómetros cuando la vía estaba limitada a 110 kilómetros. Entre la incredulidad y la indignación, la empresa para la que trabaja, Ambulancias de Lorca, está tratando de recurrir la sanción atendiendo a las especiales circunstancias a las que tuvieron que hacer frente durante las labores de traslado de enfermos desde Lorca a otros municipios de la Región.
“Soy consciente de que el radar es una máquina y no entiende de sensibilidad, ni de las consecuencias de los terremotos, pero el funcionario que ha tramitado la multa si es plenamente consciente de lo que ocurrió en Lorca aquellos días. Es una exceso de velocidad entendible porque las circunstancias de los pacientes así lo requerían. En ningún momento se puso en peligro sus vidas”, comenta Francisco, que lleva 16 años conduciendo una ambulancia.