Estas dos últimas semanas he tenido que comerme muchos kilómetros en las carreteras que el Sr.Navarro ha convertido en auténticas pistas de la represión y donde la guardia civil es obligada sin pudor a actuar como auténticos asaltacaminos buscando no la seguridad, sino el despiste del conductor o como en mi caso, el auténtico aburrimiento en tramos de autovía libres de tráfico recién asfaltados, rectas interminables que producen somnolencia al tener que ir ¡A 8Okm/h! ya que parece ser que en este país para arreglar una carretera lo primero que se hace es pintar 200Km de amarillo con señales de límite de 80 y luego, ponemos a currar a tres obreros y el resto de las vías, como ya he dicho, a pasito borriquita eso si, todo esto aderezado con algún que otro radar oculto multando por cometer el delito de ir a 120 en un tramo que, no se sabe el motivo, han puesto una señal de 80.
Hoy escribo mi artículo desde Alzira, un pueblecito con bastante movimiento industrial que se encuentra a unos 50Km de Valencia, comunidad que por cierto ha sido invadida también por el virus de “las obras” porque ir desde este pueblo valenciano a la capital es una auténtica aventura, limites absurdos, donde en un tramo la autovía es limitada a 120, en otro sin saber el motivo a 100, luego un tramo en amarillo (pero solo eso, sin ni tan siquiera una valla o algo que nos haga pensar en una obra) limitado a 80 e incluso hasta 60, y con CUATRO RADARES FIJOS ACTIVOS (mi detector pitaba como debe ser) en estos tramos donde incluso fui acosado en el carril derecho por un camión de esos de doscientos ejes que no paraba de tirar las luces porque su conductor no entendía que pudiera ir con mi coche a 60, velocidad que marcaba una de estas señales justo 200m antes de llegar a uno de esos maravillosos radares fijos.
Pero ahí no acaba la fiesta, si usted quiere volver a Madrid por la A3 se encontrará que durante unos 100Km la autovía se encuentra salpicadas de “estas obras fantasma”, y digo fantasmas porque no ví ni un camión, ni una escavadora ni un solo obrero, solo señales que parecían abandonadas, color amarillo caca que decían “obra” y ahí vaya usted a 80 como en la época del seat 600 de mi padre, y claro cuando uno tiene que realizar 600Km no está para estas tonterías, sobre todo cuando no son viajes de placer sino viajes de trabajo.
Pero cuidado, que no solo en valencia cuecen habas, porque llegando a la comunidad de Madrid más fiesta amarilla, más señales, más obras fantasmas… bueno miento, en un tramo comprobé como tres curritos se comían el bocata a la sombra de una escavadora, a unos 100m de la carretera pero con el amarillo que nos obligaba a todos a ver como se comían su merecido almuerzo a 80Km/h, para que los que por allí pasábamos no nos perdiéramos detalle.
Y por fin cruzo Madrid y enfilo hacia Burgos por la A1, por fin puedo ir a 120 y más allá… hasta que empiezo a encontrar esos límites de 100… de 80… pero estos no eran de obra, estos son de algún descerebrado de la DGT que no ha cogido un coche en su vida pero se dedica a poner los límites en las vías, donde la curva más tonta es limitada a 100, como si el conductor fuera un retrasado mental que no supiera que esa curva, si quisiera, la podría pasar al doble pero no, ante todo apalear al conductor para hacerle un “ciudadano súbdito” manso, y así que le sea más fácil al estado el día de mañana abusar de él en forma de impuestos, de recortes sociales, acostumbrado a ser apaleado sin protestar.
Pero anda, pasamos el puerto de Somosierra ¿y que nos encontramos? Pues más obras fantasmas de estas, más amarillo rancio y más obreros fantasmas, con límites de 80… hasta casa.
Y claro, cuando un viaje que debería durar CON TODA SEGURIDAD A UNA VELOCIDAD CORRECTA unas cuatro horas se convierte en una tortura de seis horas donde uno es apaleado en su inteligencia con tanta tontería y tanta señal DE PROHIBIR que ni en época de Franco, entonces llegan las distracciones, llegan los cansancios y llegan LOS ACCIDENTES, y no por lo que dicen los aborregados, por exceso de velocidad sino por todo lo contrario, por falta de esta.
Pero nada, cualquiera que haya leído aunque sea un poquitín sobre las técnicas de lavado de cerebro y de manipulación social comprobará que la política de la DGT es una táctica de libro para luego, implantar otras de mayor calado, con una sociedad aleccionada que en cuanto le dicen “es por tu bien” o como en este caso “por tu seguridad” va a dejarse apalear lo que haga falta. ¿O acaso no lo estamos viendo con “los mercados” y los recortes sociales? Es por nuestra seguridad, o donde “De Cospedal” cuadra las cifras poniendo funcionarios en la calle, eso si, para hacer hueco a sus amigos y subirle los sueldos a sus asesores.
Oscuros tiempos nos esperan, y si no comenzamos a negarnos a seguir entrando sin protestar al matadero, en unos años suspiraremos porque un día donde vivíamos con un dictador, pero podíamos salir a la calle sin ser atracados, podíamos comprar una casa sin tener que vender nuestra alma al banco, podíamos trabajar y mantener a nuestra familia e incluso podíamos encontrar pluriempleo si íbamos justos a final de mes, y todo eso, con la mujer en casa sin trabajar… ¿y hoy? Empachados de “libertad” no podemos salir a las carreteras sin miedo a una multa inventada por un guardia civil que no quiere perder su plus, obligado a un cupo de multas al mes, con miedo a ser robado por un señor de “otra raza” y si le soltamos un guantazo nos metan en la cárcel por racistas, o si un monicaco de 15 años nos quiere robar el coche y le damos un sopapo, acabar en la cárcel por maltrato de menores, ni decirle buenos días a la vecina adolescente por miedo a acabar en la cárcel acusado de pederastia, o no echarse un cigarro en mitad de la nada por miedo a que aparezca un policía que piensa que somos retrasados y vamos a causar un incendio, o multados con cara de ajopuerro por correr para alcanzar el autobús que se escapa y el municipal nos multa por hacer footing en vía pública, o seguir permitiendo que hacienda pueda cobrarse las multas directamente embargando nuestras cuentas aunque el proceso sea totalmente ilegal, o con toda libertad no tengamos derecho a dormir porque prevalezca el derecho al botellón… en fin, que tanta “libertad” puede acabar con todos nosotros, sobre todo porque tenemos “libertad para elegir a nuestro monarca”, y libertar para elegir el capataz que nos azotará con el látigo de la miseria, llamado PP o PSOE pero que solo siguen los dictámenes de sus verdaderos amos: Los ahora llamados mercados, antes bancos y de toda la vida, las grandes fortunas.